 | Opinión de (Rosario Avilés) |
¿Iremos todos al bajo costo?
No cabe duda: las aerolíneas de bajo costo rompieron el paradigma de la aviación y sin duda lo seguirán rompiendo. Aunque la aerolínea Southwest empezó con el modelo hace casi 50 años, ha sido en los últimos 20 que este esquema comenzó a cambiar por completo la forma de volar y de concebir el negocio de la transportación aérea.
En Europa hace 10 años este tipo de aerolíneas habían logrado acaparar el 17 por ciento del pasaje; hoy tienen ya el 36.5 por ciento y a fines de esta década alcanzarán el 45 por ciento, según especialistas del sector. Del 2009 para acá, las principales empresas lowcost han alcanzado crecimientos del 80 por ciento en promedio.
En Estados Unidos la situación es similar y aunque en el mundo asiático las cosas no se ven tan extremas, éste es un sector que crece constantemente.
Lo interesante es que poco a poco las empresas tradicionales han ido bajando sus estándares y sus tarifas para competir en segmentos cada día más amplios, al grado que de pronto ya no se ven diferencias sustanciales, excepto por las “cortinitas” que aún separan el mundo de los menús de comida caliente y asientos un poco más cómodos.
Lo que no es una realidad es la fidelidad al modelo original. Muchas empresas de este corte ya no sólo vuelan a aeropuertos secundarios y hacen trayectos de máximo hora y media con una flota homogénea; los esquemas han cambiado, pero los propios analistas del mercado ven que, a pesar de lo que falta por crecer, el mercado ya no es tan atractivo, sobre todo porque el bajo costo es muy estacional y las modificaciones al modelo implican incrementos que distorsionan las expectativas.
Southwest no sólo creó el knowhow, sino que siempre se ha distinguido por dar los mayores beneficios a sus trabajadores y es la empresa que mejor le paga a sus pilotos dentro de Estados Unidos, lo que contrasta con la práctica generalizada de recortar salarios, pero no utilidades para los accionistas, lo que ha motivado la migración de los mejores talentos hacia empresas de países orientales.
Sin embargo, lo que parece estar por venir y que revolucionará el negocio, es la aparición de los trayectos largos en empresas bajo costo. Air Berlin y Norwegan conectarán destinos europeos con Estados Unidos y ahora nos encontramos con la noticia de que Southwest empieza a volar a Cancún desde Atlanta y otras ciudades estadunidenses (y cuidado con que el quintacolumna de la administración les otorgue el más allá).
En una reciente encuesta realizada por la consultora PwC con el apoyo de la Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA) entre los CEO de 39 grandes aerolíneas, se muestra cómo los factores demográficos, económicos y tecnológicos están impactando fuertemente al negocio de la transportación aérea. El 92 por ciento de los directores visualiza la necesidad de enfocar sus estrategias en estos órdenes, pero sobre todo en el desarrollo y retención de talento.
Parece que la cosa no sólo se trata de cortar costos ––a lo cual ayuda mucho la tecnología––, sino también de apostarle al talento, a lo cual por cierto no le ayuda en nada enfocarse en recortar salarios a profesionales de alta especialización que sin duda serán requeridos y bien pagados en otras latitudes. ¿Le apostaremos a lo que verdaderamente importa?
Lo oí en 123.45: Además, se debe investigar y hacer justicia en el caso de Mexicana de Aviación: anular las irregularidades, castigar a los responsables y resarcirle a los trabajadores su patrimonio.
raviles_2@prodigy.net.mx
En Europa hace 10 años este tipo de aerolíneas habían logrado acaparar el 17 por ciento del pasaje; hoy tienen ya el 36.5 por ciento y a fines de esta década alcanzarán el 45 por ciento, según especialistas del sector. Del 2009 para acá, las principales empresas lowcost han alcanzado crecimientos del 80 por ciento en promedio.
En Estados Unidos la situación es similar y aunque en el mundo asiático las cosas no se ven tan extremas, éste es un sector que crece constantemente.
Lo interesante es que poco a poco las empresas tradicionales han ido bajando sus estándares y sus tarifas para competir en segmentos cada día más amplios, al grado que de pronto ya no se ven diferencias sustanciales, excepto por las “cortinitas” que aún separan el mundo de los menús de comida caliente y asientos un poco más cómodos.
Lo que no es una realidad es la fidelidad al modelo original. Muchas empresas de este corte ya no sólo vuelan a aeropuertos secundarios y hacen trayectos de máximo hora y media con una flota homogénea; los esquemas han cambiado, pero los propios analistas del mercado ven que, a pesar de lo que falta por crecer, el mercado ya no es tan atractivo, sobre todo porque el bajo costo es muy estacional y las modificaciones al modelo implican incrementos que distorsionan las expectativas.
Southwest no sólo creó el knowhow, sino que siempre se ha distinguido por dar los mayores beneficios a sus trabajadores y es la empresa que mejor le paga a sus pilotos dentro de Estados Unidos, lo que contrasta con la práctica generalizada de recortar salarios, pero no utilidades para los accionistas, lo que ha motivado la migración de los mejores talentos hacia empresas de países orientales.
Sin embargo, lo que parece estar por venir y que revolucionará el negocio, es la aparición de los trayectos largos en empresas bajo costo. Air Berlin y Norwegan conectarán destinos europeos con Estados Unidos y ahora nos encontramos con la noticia de que Southwest empieza a volar a Cancún desde Atlanta y otras ciudades estadunidenses (y cuidado con que el quintacolumna de la administración les otorgue el más allá).
En una reciente encuesta realizada por la consultora PwC con el apoyo de la Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA) entre los CEO de 39 grandes aerolíneas, se muestra cómo los factores demográficos, económicos y tecnológicos están impactando fuertemente al negocio de la transportación aérea. El 92 por ciento de los directores visualiza la necesidad de enfocar sus estrategias en estos órdenes, pero sobre todo en el desarrollo y retención de talento.
Parece que la cosa no sólo se trata de cortar costos ––a lo cual ayuda mucho la tecnología––, sino también de apostarle al talento, a lo cual por cierto no le ayuda en nada enfocarse en recortar salarios a profesionales de alta especialización que sin duda serán requeridos y bien pagados en otras latitudes. ¿Le apostaremos a lo que verdaderamente importa?
Lo oí en 123.45: Además, se debe investigar y hacer justicia en el caso de Mexicana de Aviación: anular las irregularidades, castigar a los responsables y resarcirle a los trabajadores su patrimonio.
raviles_2@prodigy.net.mx
