Empresa
POR: ALBERTO BARRANCO
AZCÁRRAGA EN EL CALLEJÓN
Ajeno a las prioridades de la Procuraduría General de la República, por más que se hable de una ficha roja en la Interpol, las bolas, en el caso del expresidente de Mexicana de Aviación, Gastón Azcárraga Andrade, han caído en la buchaca más por casualidad que por empeño.
Su consignación, el 19 de febrero pasado, que derivó en una orden de aprehensión por presunto manejo de recursos de procedencia ilícita, se derivó de la necesidad del Gobierno de colocar en escena un desahogo de cara a los trabajadores ante la inminente declaración de quiebra de la línea aérea.
En abundancia, la posibilidad de una orden de detención con fines de extradición del alguna vez presidente del poderoso Consejo Mexicano de Hombres de Negocios, derivó de una acción unilateral de Estados Unidos por violación de las reglas migratorias. Ninguna policía, pues, le estaba persiguiendo, pese a que era pública su estancia en Nueva York.
La ubicación la habíamos dado a conocer en este espacio el 8 de abril pasado.
"Hace unas semanas, interrogado por el paradero de su hermano, Gastón, Juan Pablo Azcárraga Andrade, quien le sustituyó en la presidencia del Grupo Hotelero Posadas, señaló que tenía dos años que no sabía de él.
"Sin embargo, el columnista tiene informes de que el empresario está en Nueva York, desde donde mantiene comunicación con su familia, vía su secretaria, Gabriela Gómez". El caso es que de las 15 demandas colocadas en la mesa por los tres sindicatos de ésta contra el expresidente de la línea aérea que en las semanas previas a que tirara el arpa había colocado las acciones de ésta en una holding denominada Nuevo Grupo Aeronáutico, con espacio para las líneas aéreas Lick y Link y la empresa de mantenimiento MRO, sólo una había prosperado.
Estamos hablando de la que lo ubicaba como responsable de un delito menor, el soslayar la notificación a la Bolsa Mexicana de Valores como evento relevante la salida de las pistas de la línea aérea. La culpa recaía en el grupo Posadas, en su calidad de socio mayoritario de la línea aérea y emisora en el piso de remates.
El imperio hotelero, pues, dejó ayunos de una información clave a sus accionistas.
Para entonces Azcárraga Andrade, quien se ostentaba como uno de los "pirruris" de que hablaba Andrés Manuel López Obrador, había vendido las acciones de la controladora a la tenedora K, en una operación que no le fue notificada a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes como fedataria de la concesión.
Para entonces, el empresario, nieto de un hermano del fundador de Telesistema Mexicano, Emilio Azcárraga Vidaurreta, había triangulado fondos de Mexicana de Aviación para adquirir acciones del Grupo Posadas.
Los recursos se extrajeron del fondo laboral de la empresa, a resguardo de un fideicomiso en el banco IXE.
Para entonces había contratado préstamos por mil 500 millones de pesos con Banorte, dejando en prenda los pagarés bancarios firmados por los clientes, y por 967 millones con el Banco Nacional de Comercio Exterior, colocándose, en este caso, como aval nueve aviones y algunos terrenos propiedad de la línea aérea.
Ninguna de las operaciones fue sancionada por el Consejo de Administración.
Para entonces Azcárraga había colocado una oferta de viajes todo pagado, posicionando en medio a sus hoteles con ventajas que no se le concedían a los del grupo Presidente, propiedad de su socio en la línea aérea, Ángel Lozada. Le venta de los paquetes se le concedió a una empresa denominada Sol Terra… subsidiaria de Posadas.
Para entonces, el sistema de reservaciones de vuelos se le había otorgado a la empresa Amadeus Mexicana, quien contrató al call center Conexe, subsidiaria del grupo hotelero.
La inversión para contratar sistemas tecnológicos favorecería a tres empresas con un contrato de 856 millones 281 mil pesos, aun cuando ya se encontraba operando esquemas similares.
Y conste que no hay espacio para narrar las travesuras más grandes.
Por lo pronto, en consonancia con los tiempos que corren en que primero se defrauda o se roba y luego se declara el responsable perseguido político, Azcárraga Andrade está pidiendo asilo en Estados Unidos.
La pregunta es si realmente hay intención de juzgarlo en el país.