03 diciembre 2013

DEL CORREO DEL BLOG

El 20 de diciembre de 2010 el juez Felipe Consuelo, que conocía del concurso mercantil de Grupo Mexicana, ordenó separar del expediente los nueve aviones que había dado en garantía a Bancomext a través de un fideicomiso constituido ante Nacional Financiera.
Desde entonces Mexicana de Aviación dejó de ser la propietaria de los aviones, Bancomext logró evitar el quebranto resultante del concurso mercantil de la aerolínea con la cobranza a su favor de boletos pagados con tarjetas de crédito y buscó vender los Airbus 320.
Para tal fin, el entonces responsable de Nacional Financiera y del Bancomext,Héctor Rangel Domene, dejó los aviones en el taller de mantenimiento o MRO de Mexicana para su preservación, hasta en tanto lograra venderlos.
Ése era el entendido en que Anthony McCarthy, como director operador del Bancomext hasta el sexenio pasado, dejó los aviones. Se nombró a un inspector que semanalmente verificaba los trabajos para la conservación de los aparatos, de tal suerte que no perdieran su valor.
Pasado el tiempo y llegado el momento de sacar las cuentas de la preservación de los aviones, Bancomext, hoy a cargo de Enrique de la Madrid, se niega a liquidar los servicios del MRO y se deslinda de cualquier pago, endosando el problema a la aerolínea a la que se los quitó en diciembre de 2010.
McCarthy sabía de los problemas de las aerolíneas nacionales, a las que ayudó a sobrellevar la crisis de abril de 2008 a raíz del brote de influenza, y se cubrió como buen banquero con un seguro que descontó Nafin en el mercado.
Esa maniobra evitó que el quebranto que el Bancomext enfrentó por el tema de Mexicana, impactara al resto de los resultados del banco especializado en comercio exterior. La cobertura de McCarthy funcionó.
Sin embargo, ahora las cifras del Bancomext no son las mejores y el adeudo generado por la conservación de los aviones que alguna vez pertenecieron a Mexicana sí están empezando a repercutir fuertemente en los libros y balance del banco de segundo piso.
Vueltas que da la vida, porque ahora el Bancomext es acreedor del MRO, pero éste también es acreedor del banco del gobierno con alrededor de 10 millones de dólares de servicios de mantenimiento que le han dado a los nueve Airbus A320 en estos poco más de tres años.
En este tenor, el conciliador y administrador de Mexicana, Gerardo Badín, ya le solicitó a Bancomext desde el 25 de octubre le informe cuál es el saldo de la deuda real, a fin de contabilizarlo en el convenio de acreedores.
Y es precisamente esa información la que hoy detiene la formalización del acuerdo de acreedores de MRO.
AICM: renovación
En adición al requerimiento hecho por Gerardo Badín a los acreedores del MRO para que identifiquen el monto real de los adeudos que tienen con el taller de mantenimiento de Mexicana, el administrador único de Mexicana MRO, José Ordóñez de la Vega, pidió formalmente al mismo Badín y al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, que dirige Alfonso Sarabia, como condición para la celebración del convenio de acreedores, que la terminal aérea capitalina le formalice la renovación a largo plazo del contrato de arrendamiento, a fin de garantizarle a los trabajadores la conservación del taller de mantenimiento una vez que él, como administrador, le entregue la dirección de la compañía a Bancomext, Banorte y el AICM, y que éstos se conviertan en los accionistas del MRO. Y ya que el propio aeropuerto del DF será uno de los principales accionistas de la base de mantenimiento, le otorgue un periodo de gracia en el pago de las rentas. Al final de cuentas, todo será para pagarle a los trabajadores sus liquidaciones y no se tendrían que generar gastos en una bolsa para pagarlos a la otra.