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Créditos intercompañías, ¡la ganga concursal!
El Jue, 28 de Noviembre de 2013, 00:10 am, por Alicia Salgado
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OPINIóN
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Se espera que el presidente Enrique Peña Nieto publique —a principios de la semana próxima— el decreto que dará vigencia a la reforma financiera que tardó ocho meses en ser negociada, revisada y aceptada, particularmente con los intermediarios que regula.
La miscelánea financiera salió limpiecita del Senado —tal cual la envió la Cámara de Diputados— gracias al oficio político mostrado por el presidente de la Comisión de Hacienda, el priista veracruzano José Francisco Yunes y, una vez que se publique, las empresas que pretendan entrar a concurso mercantil no podrán usar los créditos intercompañías.
El viernes pasado, todavía en reunión en la Secretaría de Hacienda con el equipo del subsecretario del ramo Fernando Aportela, los representantes de las vivienderas (abogados y financieros) y los de los acreedores, no tenían clara la forma en que podría realizarse la reestructuración de la deuda de cada una.
La más avanzada es Homex de Eustaquio de Nicolás, empresa que a pesar de las desinversiones de activos aún registra pasivos totales por 36 mil 599 millones de pesos al tercer trimestre, cuatro mil millones más que cuando inició el incumplimiento de deuda. La deuda bancaria de Homex suma nueve mil 162.8 millones de pesos al tercer trimestre.
También GEO de la familia Orvañanos, que está aceptando una dilusión importante de su participación accionaria hasta caer a menos de 5% a cambio de una capitalización cercana a cuatro mil millones de pesos que realizan tres fondos y que los bancos aceptarían capitalizar una parte importante de la deuda bancaria, que es cercana a los diez mil millones de pesos. Su deuda bancaria ronda los seis mil millones de pesos.
El que de plano le dio por no conversar más con los bancos es a URBI. Cuauhtémoc Pérez Román ha decidido negociar con los bonistas externos y se sabe que está ya preparando el concurso mercantil. Su deuda bancaria era de casi ocho mil millones de pesos.
Ahora, en estas condiciones, se comenta que las tres compañías se irán a concurso mercantil sin convenio preacordado “lo antes posible”, para que éste se rija con la ley vigente y no con la que será publicada por el presidente Peña, porque ésta última limita los derechos de voto de los acreedores intercompañías para la suscripción del convenio de acreedores dentro de la etapa de conciliación, que forzosamente tendrá que durar un año.
Para esos concursos, donde la mayor problemática sigue estando en las pérdidas relacionadas con la valuación de las reservas inmobiliarias (otorgadas en garantía de créditos) y, el valor de los desarrollos no individualizados, la posibilidad de aprovechar el antecedente que ha sentado el caso de Mexicana de Aviación, que dura ya más de dos años y medio, es una forma de ir sacando activos a venta a otras desarrolladoras y redimensionarse.
Ahora, la única que hasta ahora podría decirse que tiene condiciones para entrar y salir con un acuerdo concursal claro, donde el voto de las intercompañías será clave para el acuerdo con bancos y fondos, es GEO.
Pero en los tres casos, vaya que los inversionistas individuales que están atrapados en los papeles de las desarrolladoras, verán muy mermado su poder de representación en el concurso, una vez que entren las intercompañías al concurso ¡Déjà vu!