Atrapados en la telaraña
Rosario Avilés | Opinión | La Crónica de hoy
Dicen que es mucho más fácil iniciar una guerra que terminarla. Lo mismo aplica para procesos de disolución como el que Grupo Posadas inició con Mexicana de Aviación al solicitar el Concurso Mercantil en agosto de 2010. Para todos ha quedado claro que lo que se ve fútilmente como “la solución fácil y rápida” de la pretendida quiebra, dista muchísimo de ser fácil y rápido, como bien lo están experimentando los abogados de unos y otros que pretenden llegar a ello por el fast track.
El capítulo más reciente de esta gran telenovela es el que se refiere al MRO, el único de los negocios relacionados con la Primera Línea Aérea de Latinoamérica que sigue operando —por cierto, lo hace con la excelencia y calidad con que siempre operó Mexicana— y el cual al parecer, se está convirtiendo no en la manzana de la discordia, sino en la feria de las equivocaciones.
En este tenor, el gobierno federal ha manifestado su interés y disposición a donar sus adeudos en este negocio para que se constituya un fideicomiso, el cual tendría como mandato vender el MRO y con el producto de la venta establecer un fondo que ayude a paliar el despojo del que han sido víctimas los trabajadores de la aerolínea. Pero parece que otros actores del caso no piensan igual.
Conviene recordar que el despojo no sólo se ha dado al desaparecer la fuente de trabajo, una empresa que ellos —los trabajadores— más que quienes fungieron como dueños en sus años recientes, contribuyeron a construir y engrandecer. También existen quebrantos en los fideicomisos de jubilación de sobrecargos y pilotos, los cuales eran manejados por los administradores de la empresa y no olvidemos el llamado “pasivo laboral” que le fue descontado al grupo Posadas cuando adquirió la aerolínea y que, en justicia, debiera pagar el gobierno como responsable del IPAB.
No olvidemos tampoco que, en caso de que se dieran un proceso de liquidación de lo que hoy se llama Nuevo Grupo Aeronáutico (NGA), los primeros acreedores, en derecho y justicia, son los trabajadores. Así que quienes hoy hacen planes sobre el futuro del MRO están olvidando (o desconocen) que esta base de mantenimiento es parte de la masa concursal y, además, es solidaria con los adeudos de Mexicana de Aviación a la cual, por cierto, le debe más de 160 millones de pesos.
Se supone que en el principio de acuerdo para que el MRO saliera del Concurso, algunos de los representantes de los acreedores habrían hecho una oferta al resto para capitalizar a la empresa, en el entendido que todos quedarían como accionistas. Se sabe, sin embargo, que en las reuniones recientes con la juez Edith Alarcón, la representante de Tenedora K, la señora Llantada, les dejó muy claro a sus homólogos que ella es la única accionista de todo el NGA, por más que sus acciones estén pignoradas en Banorte.
Total: que para desenredar la tela de araña en que está inmerso el Nuevo Grupo Aeronáutico, sería necesario empezar a jalar el hilo, pero está claro que ello podría arrastrar irremediablemente al resto de las empresas y ningún juez en este país podría ignorar que los primeros beneficiarios en caso de una decisión de quiebra son los trabajadores.
Pretender capitalizar al MRO para que los acreedores se queden con él sin mayor costo y desvinculándolo del resto del grupo, sería una forma abierta de despojo que, es evidente, el gobierno de Enrique Peña Nieto no podría de ninguna manera avalar.
Así las cosas, parece que el nudo gordiano pasa por Mexicana de Aviación, la aerolínea que, de ser rehabilitada, lograría destrabar los procesos del resto de NGA, que es realmente la única manera como los acreedores podrían resarcir sus quebrantos si esto es lo que de verdad quieren. Ya sabemos que esa opción es la más atacada pero no por ello, la menos inteligente y viable. Y conste que el tiempo está mostrando la pertinencia de esta alternativa.
Mientras tanto, viene el cambio en la secretaría general de la Asociación de Sobrecargos de Aviación (ASSA). Este sindicato tiene procesos democráticos y es claro que elegirán a quien mejor los represente. Conviene, sin embargo, tener conciencia del momento que vive la aviación y en particular las empresas con las que ASSA tiene contrato colectivo, una de ellas (Mexicana) herida de muerte.
En ese contexto, se requiere un liderazgo que concilie, que comprenda la situación por la que pasa el sindicalismo aéreo-tan lleno de contratos de protección que no están en la lógica del profesionalismo que requiere este negocio-. Aún más, ASSA deberá enfrentarse ahora al tema de la constitucionalidad de la resolución de la Junta de Conciliación respecto al contrato B de Aeroméxico y esto pondrá a prueba su capacidad de velar por los intereses de los trabajadores. Además, está el tema de Mexicana, donde se necesita también una visión integral. Ojalá que su elección sea la mejor.
Lo oí en 123.45: Además, se debe investigar y hacer justicia en el caso de Mexicana de Aviación: anular las irregularidades, castigar a los responsables y resarcirle a los trabajadores su patrimonio.