Trabajadores de Mexicana dispuestos a volar para apoyar tragedia humanitaria. El gobierno no lo autoriza aún
19 sep 2013
Publicado por Redacción
SobreCargo Informa
La ayuda interna como parte de las acciones solidarias del pueblo de México aparecen espontáneamente y se van organizando.
A pocos días de celebrarse un
aniversario más de los sismos del 85 en la capital mexicana, la ayuda a
los más de 200 mil damnificados por los Huracanes Manuel e Ingrid
alcanza a los desempleados de la aerolínea Mexicana de Aviación.
De acuerdo con fuentes fidedignas
quienes han padecido durante tres años la falta de empleo, los pilotos y
sobrecargos se han organizado hasta proponer al gobierno federal que
sean autorizados para hacer despegar 9 aviones con destino a Acapulco y
ayudar a la evacuación y rescate de las víctimas.
Ximena Garmendia, desempleada de la
aerolínea, informó de las negociaciones para que la Dirección General de
Aeronáutica Civil autorice dichas operaciones de emergencia.
Los empleados de Mexicana que se han
ofrecido para la operación de rescate conformarían dos pilotos y 4
sobrecargos por avión, lo que sumaría 54 personas ayudando a varios
miles de mexicanos en desgracia, teniendo operaciones de traslado de
víveres, medicamentos y turistas o personas que requieran atención
médica mayor, en un flujo constante entre la capital del país y el
estado de Guerrero.
A través de las redes sociales se ha
hecho saber sobre tal propuesta humanitaria y ampliamente generosa.
Entre los comentarios a la propuesta hay críticas al gobierno por la
lentitud para aceptar la solicitud de los empleados de Mexicana, y
apoyos pidiendo que “por humanidad dejen volar a Mexicana”.
Se ha pedido el apoyo de los ciudadanos
para la difusión y se ha informado que el combustible sería aportado por
el gobierno federal.
El presente vínculo ha informado a la
ciudadanía, además de los propios trabajadores quienes desde sus cuentas
de Facebook y Twitter comunican y piden la solidaridad del gobierno:
Hasta el momento hay más de 80 muertos
en el país y una ruptura de las vías de comunicación, además de
poblaciones sepultadas por los deslaves.