Mexicana de Aviación: el intento de
Autrey se topó con la inversión de Tricio y Díez Morodo El
Mié, 08 de Mayo de 2013, 03:17 am, por Darío
Celis
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A días de que la juez del Concurso Mercantil del Nuevo Grupo
Aeronáutico tome acciones, que pueden ir desde la quiebra de Click, su
reactivación vía el fondeo de un inversionista potencial o la reinstalación del
cómputo de Mexicana para iniciar su liquidación, vale la pena
contar esta historia.
contar esta historia.
Le aclaro que cuando la empezamos a esbozar en
este espacio el 25 de abril, recibimos una reacción de la SCT, de Gerardo
Ruiz Esparza, negando la información, postura que se prometió recibir por
escrito. La precisión nunca llegó. Pero sí un día después una de Carlos
Autrey.
Autrey, actor relevante de esta trama, estableció en su misiva lo siguiente,
en relación a una reunión que sostuvo con el secretario y que consignamos aquí:
“El titular de la SCT nos escuchó y luego nos brindó la información suficiente
sobre las condiciones para operar la aerolínea”.
“Con toda la información que se nos proporcionó,
reconocimos que no tenemos la posibilidad real de operar el relanzamiento de
Mexicana de Aviación”.
Este fue el colofón de un intento fallido de
rescate de la aerolínea, proceso que como le informé ese 25 de abril inició en
diciembre durante una reunión que su hermano Xavier Autrey sostuvo con Luis
Miranda, flamante subsecretario de Gobierno de la Secretaría de
Gobernación.
Los motivos del encuentro fueron otros, pero
casi al final de la charla el hombre de mayores confianzas del presidente Enrique
Peña Nieto preguntó a su interlocutor por qué no estudiaba la posibilidad
de rescatar Mexicana. Miranda se ofreció interceder al más alto nivel.
Autrey se entusiasmó y tan formal quedó el asunto que
en la primera reunión de gabinete, el 4 de enero, el tema se abordó y le
pidieron a los potenciales inversionistas un plan de negocios. Se instruyó a Ruiz
Esparza darle seguimiento y se reunieron con él hacia el 14 de enero.
El secretario los recibió y ofreció todo el
apoyo, no sin antes preguntar si había dinero de por medio. Los Autrey no
dudaron y aseguraron que tenían las fuentes para obtener inicialmente 120
millones de dólares. Entonces se dio luz verde al proyecto de reflotamiento.
El plan de negocios que en teoría fue avalado
contemplaba la solicitud a Nacional Financiera, que dirige Jacques
Rogozinski, de un par de créditos blandos por un total de dos mil 170
millones de pesos a un plazo de cinco años con dos de gracia y a una tasa de
siete por ciento.
El primero, de 970 millones de pesos, serviría
para hacer el primer pago en efectivo de adeudos a los ocho mil trabajadores,
bajo el esquema acordado con los sindicatos en el gobierno de Felipe
Calderón y que suscribió el entonces secretario del Trabajo, Javier
Lozano.
El otro crédito de mil 200 millones de pesos se
llevaba al pago de los acreedores conforme al Convenio Concursal del
conciliador Gerardo Badín. Se insiste en que no se pidió un rescate
financiero, sino créditos que se pagarían en siete años y tan así se entendió
que se apoyó.
En paralelo, los Autrey amarraron sus 120
millones de dólares líquidos para aplicarlos inmediatamente como capital de trabajo.
Unos 50 millones de dólares venían del fondo Magnetar de Chicago, 30 millones
de los Autrey y otros 40 millones de inversionistas nacionales.
También había un acuerdo en principio con AAR,
proveedor líder de partes y componentes para la industria aeronáutica. Esta
firma, también del estado de Illinois, que además posee varias bases de
mantenimiento, estaba dispuesta a tomar participación en la nueva empresa.
Las deudas con ASA y el aeropuerto del DF, que
dirigen en cada caso Gilberto López Meyer y Alfonso Sarabia, los
pagarían directamente los inversionistas también a un plazo de cinco años. El
pasivo estimado en esta parte asciende a 350 millones
de pesos.
de pesos.
Con Banorte, que dirige Alejandro Valenzuela,
también se platicó y la institución estaba dispuesta a apoyar a cambio de 4% de
las acciones de NGA. A Bancomext, de Enrique de la Madrid, se le pagaba
con la renta de sus nueve aviones.
Todo iba viento en popa. La palabra empeñada de Peña
Nieto de apoyar el regreso de Mexicana tomaba forma. Pero en la tercera
semana de febrero todo cambió súbitamente. Ruiz Esparza mandó llamar a
los Autrey y les dijo que era imposible el relanzamiento de la
aerolínea.
La reunión se dio unos días después de otra en
la que el funcionario dio audiencia a Eduardo Tricio y Valentín Díez
Morodo. Los socios de Aeroméxico estaban informando que adquirían un 20.3%
que Banamex-Citi tenía en esa empresa dirigida por Andrés Conesa.
Los malos dicen que sólo dos cosas pidieron estos
hombres de negocio al gobierno entrante para llevar a buen puerto sus planes
con Aeroméxico: no a los cielos abiertos y no a que Mexicana
pudiera regresar.
pudiera regresar.