Maricarmen Cortés
La actuación de la titular del Ifecom, Griselda Nieblas,
deja mucho que desear, ya que ha permitido que el Concurso Mercantil de Mexicana
de Aviación se alargue más de dos años, cuando la ley establece que el plazo
máximo para llegar a un convenio es de un año.
Pese a que desde el inicio del proceso Iván Barona no pudo
demostrar que tenía recursos para capitalizar a la aerolínea, la juez
Edith Alarcón le otorgó otro plazo —sin que se opusiera el
Ifecom— y Barona tampoco demostró su solvencia, que fue la
razón por la que desde un principio había sido rechazado como un postor serio
por la SCT.
El colmo es que ahora Nieblas afirma que si en diez días
hábiles no se presenta un postor que demuestre que sí tiene 300 millones de
dólares para capitalizar a la aerolínea se analizaría la posibilidad de volver a
ampliar el plazo del Concurso Mercantil o reducir la cantidad mínima que se
exigiría a los postores.
Lo que debería hacer Nieblas, y evidentemente no hace, es
vigilar que el concurso se realice conforme a la ley y la inversión que se
requiere para que Mexicana pueda reanudar operaciones; no es cuestión de
adivinar el precio, sino de un plan de negocios y el problema es que después de
28 meses los pocos activos que tiene la aerolínea, comenzando por los nueve
aviones propiedad de Bancomext, están deteriorados y mientras más tiempo pase
sin declararse la quiebra, más se afectará a los trabajadores en su
liquidación.
Las anomalías en el caso de Mexicana han puesto en evidencia las graves
fallas que tienen los procesos de Concurso Mercantil en México, que dependen del
capricho del juez en turno y desde luego del conciliador.
Se perdió ya el objetivo de que el Concurso Mercantil fuera un vehículo de
conciliación entre empresas y sus acreedores, porque se ha demostrado que los
juicios se pueden alargar indefinidamente sin que al Ifecom le importe que no se
cumpla la ley lo que genera una gran incertidumbre para las inversiones.