18 diciembre 2012

DE LA COLUMNA DE ROSARIO AVILÉS

El cielo NO puede esperar
Rosario Avilés | Opinión
2012-12-18 | Hora de creación: 21:52:52 | Ultima modificación: 00:34:59
El pasado domingo 9 de diciembre se registró en nuestro país un nuevo accidente de aviación. En esta ocasión se trató de la vida de una del espectáculo, querida en México y en los Unidos, todo un emblema de la música de que los paisanos inmigrantes tenían como ejemplo de vida por haber comenzado desde abajo y triunfado gracias a su esfuerzo y dedicación.

Este nuevo suceso viene a adicionarse a la secuela que dejaron los muchos años de abandono en el aéreo nacional. Y es que, aunque aún es muy para determinar las probables causas del accidente y aún los factores que pudieron contribuir a ello, sí hay indicios que nos muestran que como país estamos pagando costos muy altos por no atender las prioridades del sector aéreo nacional.

Pero vayamos por partes. Antes siquiera de mencionar datos, conviene recordar que la investigación de accidentes en aviación es un proceso sumamente meticuloso que tarda meses —a veces años— debido al cuidado con el que se realizan las indagaciones, el cotejo de datos y simulaciones, del entorno, historial del aparato, revisión de los últimos momentos del , etcétera.

La idea no es culpar a nadie, sino determinar los factores que contribuyeron al accidente para evitar que algo similar se repita en el futuro y una de las formas de lograrlo es compartir públicamente todos los datos y las recomendaciones, que a veces involucran a la aviación global. Ésta es una de las razones por las cuales el aéreo es el medio de transporte más y justo, por ese rigor es que la investigación tarda tanto, por lo que es seguro que no tendremos noticias ciertas hasta pasados varios meses.

En ese sentido, las noticias o comentarios sobre el hecho deben ser muy cuidadosos y no adelantar vísperas. Sin embargo, hay algunos detalles que vale la pena ponderar para sentar algunos principios y para alertar, en lo posible, a las nuevas autoridades respecto al grave reto que enfrentan.

En primera instancia, nada ni nadie puede poner en duda la honorabilidad y profesionalismo del comandante de la aeronave, Lear Jet LR 25, matrícula N3445MC, el capitán Miguel Pérez Soto. Con 23 mil horas de vuelo, 10 mil de ellas en el equipo Lear Jet del cual era asesor instructor, y con un inmenso reconocimiento por parte de los fabricantes de dicho aparato, el capi Pérez Soto cumplía escrupulosamente con sus adiestramientos, exámenes médicos y apego a manuales, así como con las regulaciones FAR (Federal Aviation Regulation de EU).

Los pocos datos que se tienen en este momento indican que la aeronave sufrió una súbita caída (desde 28,800 pies hasta 8,000 en menos de 10 segundos), lo cual implicaría una pérdida de control por la probable merma de un cable o de un ala, si es que ésta se quemó al perder combustible.

Esto ya se verá en el curso de la investigación, pero en todo caso esto se relaciona con los antecedentes de la empresa dueña del aparato, Starwood Management, que, según informes de la Agencia Federal de Aviación de los Estados Unidos (FAA), había ya tenido problemas por falsificar bitácoras, certificados de mantenimiento, de aptitud y otros registros de otras aeronaves de su propiedad.

Esto se aúna a la práctica de las autoridades mexicanas que en años recientes permitían la internación de aeronaves de matrícula norteamericana, pero que utilizaban el permiso de internamiento (temporal) para cubrir rutas regulares o hacer servicios de taxi aéreo, como fue el caso en este accidente donde fallecieron Jenny Rivera, la llamada Diva de la Banda y sus cercanos colaboradores.

Según ha trascendido, en el proyecto de presupuesto para el 2013 que analizan los legisladores, el transporte aéreo vuelve a ser uno de los patitos feos, que alcanza apenas presupuesto para paliar las secuelas del abandono en que estuvo por dos sexenios la Dirección General de Aeronáutica Civil, y tal vez un poco mejor, para Servicios a la Navegación en el Espacio Aéreo Mexicano (Seneam).

Sabemos que hay muchas carencias en diversos órdenes de la administración pública federal y en los estados, pero es cierto que la falta de recursos y de atención que ha sufrido el sector transporte aéreo ha causado que la inseguridad sea una mala marca de la aviación mexicana actual, a pesar del prestigio que llegó a tener en décadas pasadas.

El cielo ya no puede esperar, ojalá que así lo comprendan quienes tienen en sus manos la grave responsabilidad de gestionarlo y quienes son responsables de asignar el presupuesto. Este deterioro amenaza a muchos y, lo peor, es que casi resulta una ruleta rusa. Ojalá que no haya más pérdidas humanas que lamentar
raviles_2@prodigy.net.mx