12 septiembre 2012

DEL CORREO DEL BLOG

Sistema Metropolitano de Aeropuertos, rip


Por:
Osiel Cruz
El Sistema Metropolitano de Aeropuertos (SMA), creado por la anterior administración del expresidente Vicente Fox, una vez que se canceló la posibilidad de contar con un nuevo aeropuerto capitalino en Texcoco, no funciona.
En 2008, el aeropuerto Adolfo López Mateos de Toluca, fue el que mejor operación registró al sumar 4.1 millones de pasajeros y ubicarse entre los primeros cinco con mayor volumen de carga manejada.
A partir de ahí, este aeropuerto ha venido a la baja, y varias de las inversiones realizadas en su modernización, no se ve clara la posibilidad de su retorno para los inversionistas privados que ahí inyectaron sus capitales.
El principio de la crisis para el aeropuerto de Toluca -los otros (Puebla y Cuernavaca) no tuvieron una operación relevante como alternos al de la Ciudad de México-, fue en 2009 con la gripe aviar (AH1N1).
Después la quiebra de Aerocalifornia, y la adquisición que hizo Interjet de sus slots en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), llevó a esta aerolínea a mudar el 80% de sus operaciones, dejando sólo el 20% en Toluca. A ello  se sumó la quiebra de las aerolíneas Alma y  Avolar. Todo ello le representó la pérdida de operaciones importantes.
Luego llegó la suspensión de operaciones de Mexicana de Aviación y con ello Volaris y VivaAerobus siguieron los pasos de Interjet, migrando  sus operaciones  a la Ciudad de  México.
El  año anterior el número  de pasajeros se redujo en la terminal aérea de Toluca a 1.1 millones, y este año se estima que podría bajar incluso al millón de pasajeros o menos.
El grave problema de esta crisis de líneas aéreas y del SMA, es la falta de una política pública que regule y planifique el mercado del aerotransporte. Sin mucha certeza jurídica, un día se nos ocurre autorizar varias aerolíneas como si fueran líneas de autobuses, o como si nuestra economía creciera al ritmo de China.
Otro día creamos un Sistema de Aeropuertos sin candados que hacen que a la vuelta de unos meses, todo regrese al punto de donde partimos, un aeropuerto que centraliza operaciones porque ahí concentramos la oferta y ahí está la demanda.
Otras perlas no pueden faltar. El combustible que es el rubro dentro de la estructura de costos que más cuidan las aerolíneas desde hace cuatro o cinco años, es más barato en el AICM que en Toluca y en Cuernavaca, porque en éstos últimos no existe ducto de alimentación directa y hay que transportarlo en pipas. La política de precio único que sí aplica para las gasolinas en cualquier parte del país (otro costo es el de las ciudades fronterizas), en el gasavión y la turbosina no la aplicamos.
Mientras no definamos una política aeronáutica de largo plazo, el futuro de los aeropuertos alternos con la sombra del AICM tan cerca de ellos, será difícil que en México aprovechemos esa infraestructura. La solución debe de venir desde las autoridades y la aplicación de un plan estratégico bien soportado y no hecho sobre las rodillas.