Y si no
Para el gobierno ha sido imposible convencer a telefónicas extranjeras que ingresen al mercado, de ahí que haya licitaciones sin postores
David Páramo
Muerta
Parece que la saliva ya se le acabó a todos aquellos que prometían que aparecerían inversionistas con cientos de millones de dólares para rescatar a Mexicana de Aviación y a pesar del intencionado capricho de Felipe Consuelo y Gerardo Badín finalmente se llegará a la quiebra. Los sindicatos de pilotos, trabajadores de tierra y sobrecargos se han aferrado a decir que hay un interés del gobierno por impedir que regrese CMA a volar. Tienen razón parcialmente, evidentemente el gobierno de Felipe Calderón se opone a que alguien reciba esta concesión sin poner dinero real o a violar la ley para que la banca de desarrollo le entregue un crédito a quien no tiene dinero. Independientemente de que hay un hecho concreto. No se requiere esta línea aérea porque las otras han podido tomar su participación de mercado sin generar distorsiones de precios en contra de los consumidores. De hecho, el riesgo parecería ser una nueva guerra de precios para ganar mercado. Llegar a la fase de quiebra no implica el fin de la historia, puesto que se buscaría venderlo como un negocio en marcha y, obviamente, el llegar a este punto liberaría a la compañía de pesadísimas cargas. Permitiría que activos verdaderamente valiosos como es la base de mantenimiento de Guadalajara fueran vendidos en buenas condiciones lo que permitiría atenuar las pérdidas.
Paradoja
No deja de ser paradójico que mientras Grupo Posadas está en una franca agonía, sus competidores tradicionales se encuentren en una fase plena de expansión. La razón es muy sencilla: Gastón Azcárraga no sólo derribó a Mexicana de Aviación sino que puso en muy graves problemas al grupo hotelero de su familia. Con historias como éstas se ve con gran claridad quienes son los buenos empresarios y quienes sólo están al frente de una compañía.
2012-01-25 00:00:00
Para el gobierno ha sido imposible convencer a telefónicas extranjeras que ingresen al mercado, de ahí que haya licitaciones sin postores
David Páramo
Muerta
Parece que la saliva ya se le acabó a todos aquellos que prometían que aparecerían inversionistas con cientos de millones de dólares para rescatar a Mexicana de Aviación y a pesar del intencionado capricho de Felipe Consuelo y Gerardo Badín finalmente se llegará a la quiebra. Los sindicatos de pilotos, trabajadores de tierra y sobrecargos se han aferrado a decir que hay un interés del gobierno por impedir que regrese CMA a volar. Tienen razón parcialmente, evidentemente el gobierno de Felipe Calderón se opone a que alguien reciba esta concesión sin poner dinero real o a violar la ley para que la banca de desarrollo le entregue un crédito a quien no tiene dinero. Independientemente de que hay un hecho concreto. No se requiere esta línea aérea porque las otras han podido tomar su participación de mercado sin generar distorsiones de precios en contra de los consumidores. De hecho, el riesgo parecería ser una nueva guerra de precios para ganar mercado. Llegar a la fase de quiebra no implica el fin de la historia, puesto que se buscaría venderlo como un negocio en marcha y, obviamente, el llegar a este punto liberaría a la compañía de pesadísimas cargas. Permitiría que activos verdaderamente valiosos como es la base de mantenimiento de Guadalajara fueran vendidos en buenas condiciones lo que permitiría atenuar las pérdidas.
Paradoja
No deja de ser paradójico que mientras Grupo Posadas está en una franca agonía, sus competidores tradicionales se encuentren en una fase plena de expansión. La razón es muy sencilla: Gastón Azcárraga no sólo derribó a Mexicana de Aviación sino que puso en muy graves problemas al grupo hotelero de su familia. Con historias como éstas se ve con gran claridad quienes son los buenos empresarios y quienes sólo están al frente de una compañía.
2012-01-25 00:00:00