20 diciembre 2011

DE LA COLUMNA DE ROSARIO AVILÉS

Dos varas y dos medidas
Rosario Avilés |  Opinión     2011-12-20  | Hora de creación: 21:45:25| Ultima modificación: 00:39:17


 La semana pasada, los ahorradores e inversionistas mexicanos fueron testigos de cómo las autoridades del mercado de valores pueden ser rígidas en lo general pero laxas en lo particular. Algo así como adoptar un código de conducta pero que no aplique a los amigos para no molestarlos (o sea: que no vaya en serio).

 La Comisión Nacional Bancaria y de Valores, a cargo de Guillermo Babatz impuso una multa a la Bolsa Mexicana de Valores porque en agosto de 2009 no divulgó que la Chicago Mercantil Exchange (CME) estaba negociando una asociación con la BMV, un hecho relevante que repercutió en la cotización de las acciones.

 Esto, que la CNBV consideró de gravedad al grado de imponer una multa a la Bolsa y otra a su director, aunque no se podría establecer muy claramente qué accionistas y en qué grado se beneficiaron de esta omisión, parece ser un asunto que a Babatz y algunos de sus allegados le merece repudio y con razón.

 Lo curioso es que unos días antes esta misma dependencia mandó su opinión a la Unidad Especializada de Delitos Fiscales y Financieros de la PGR, que investigaba la denuncia presentada por la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores (ASPA) en contra de los gestores de Grupo Posadas por ocultar a los inversionistas de la BMV información relevante en torno a Mexicana de Aviación, lo cual –sin ninguna duda- es una clara omisión que califica en lo particular lo que en el caso de la bolsa de Chicago se está considerando una afectación general.

 Es decir, el mensaje es: se pueden hacer chicanadas, pero concretas y en casa. Las grandes chicanadas, las que se saben en el extranjero, no. Si de la local nadie se dio cuenta en el momento, pues mala tarde y a otra cosa.

 En ambos casos, sin embargo, uno de los protagonistas es precisamente el presidente de la BMV, Luis Téllez, quien también tuvo papel principal en el asunto de Mexicana al encabezar a la SCT, la autoridad que debería haber vigilado que Posadas gestionara con probidad y eficiencia la concesión que ostentaba. ¡Ah, que Don Luis tan distraído! Y a qué Don Guillermo tan dialéctico, con razón se contradice tanto.

 Y mientras esto pasa en México, en Sudamérica las aerolíneas TAM de Brasil y LAN de Chile, han recibido la luz verde para fusionarse y formar una de las grandes megatransportadoras que aprovecharán el crecimiento del tráfico en la región y la oportunidad de generar turismo para beneficiar a sus respectivos países. ¿Por qué México no hace lo propio? Habría que preguntarle a nuestros brillantes funcionarios y ex funcionarios que decidieron que lo retro es lo de hoy, al elegir el modelo de aerolínea de bandera de los años 60 en lugar de la expansión vía alianzas para crecer en el exterior.

 Si la realidad no se ajusta a sus previsiones y a sus criterios, tanto peor para la realidad, al fin que ya anunciaron que en enero del ¡2012! (sí, el año en el que se acaba el presente sexenio) lanzarán, por fin, un esbozo de la política de aviación. ¡Qué oportunos! ¡Qué visión! Deberían darles el premio a la administración pública de vanguardia. Es una nueva concepción del tiempo a lo Benjamín Button, que inicia con el final y termina por el principio. Es brillante, tal vez ganen un Oscar.

 Y ahora que los viajeros mexicanos están viviendo el “paraíso” de las aerolíneas autonombradas de bajo costo, cuyo precio es más bien alto, está quedando claro que —muchas veces— el espejismo de lo nuevo no se ajusta a lo prometido. Ni lo bajo era tan bajo ni lo bueno era tan bueno.

 Lo mismo ocurre con los partidos políticos, sólo que en este caso se está logrando lo imposible: empezar a creer que lo malo conocido era mejor, o —parafraseando a los españoles— “contra el PRI vivíamos mejor”.

 Antes, al menos, había cierta sensibilidad para hacer renunciar e irse a su casa (o a un consulado en Suecia) a aquellos funcionarios que claramente mostraban su ineptitud o su falta de transparencia. Hoy en día se les premia, se les nombra al frente de otra responsabilidad, se les convierte en asesores especiales o en jefes de campaña en el partido oficial. Vaya manera de concebir la honestidad.

 Lo oí en 123.45: Deseamos Feliz Navidad a todos los lectores, en especial a los trabajadores de Mexicana, quienes no quieren regalos de Santa Claus sino que esperan que se les haga la justicia a la que tienen derecho. Si algo le quedara a este gobierno de congruencia, esos funcionarios podrían aprovechar la temporada para hacer lo único que tienen que hacer para ser creíbles: que Mexicana regrese a operar

 raviles_2@prodigy.net.mx