07 agosto 2011

DEL CORREO DEL BLOG

HAY QUE ACLARAR QUE ESTA NOTA QUE NOS MANDAN ES DEL AÑO PASADO, SIN EMBARGO SE SUBE A LA PÁGINA POR SU ALTO VALOR INFORMATIVO, Y DEMUESTRA UNA VEZ MÁS QUE LA COMPRA DE MEXICANA DE AVIACIÓN SE DEBIÓ  A UN PAGO DE FAVORES, POR ENDE LO QUE SUCEDIÓ CON LA EMPRESA MÁS ANTIGUA DE LATINOAMÉRICA FUE UN FRAUDE MONUMENTAL.


Mexicana Aportó Dinero a Campaña de Calderón

En el 2006 los accionistas de la aerolinea fueron grandes donantes del PAN
Por: La Crónica de Hoy
2010-08-18 - 08:38

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Ciudad de México.- Quienes hoy están entre los principales accionistas de Mexicana de Aviación y conforman su Consejo de Administración se convirtieron, tan sólo en el año 2006, en el marco de las elecciones presidenciales que derivaron en la gestión de Felipe Calderón, en principales donantes de dinero en beneficio del Partido Acción Nacional.

 La relación financiera entre empresarios —principalmente ligados al ámbito turístico, hotelero y aéreo— y el blanquiazul se acentuó justo en el contexto del proceso de compra-venta de la compañía, que entonces era administrada por la controladora Cintra.

 En el periodo del 27 de enero y el 12 de julio de 2006, 10 días después de la elección, el PAN recibió donativos con este perfil por alrededor de 9 millones de pesos. El propio Gastón Azcárraga, dueño de la empresa por cinco años, regaló al partido un millón de pesos ese día 12 de aquel mes.

 El inicio. Aun antes de consumarse el traspaso de Mexicana a los Azcárraga Andrade comenzó a tejerse una historia de complicidades: en abril de 2005 el Consejo de Administración de Cintra, cuyo presidente era —lo es aún de Aeroméxico— Andrés Conesa, aprobó por unanimidad la contratación del despacho de abogados Creel, García Cuellar y Muggemburg como asesor durante el proceso. La consejería legal fue encabezada por Alejandro Creel Cobián, primo del ex secretario de Gobernación panista Santiago Creel y de uno de sus amigos: Alejandro Palma Gómez.

 Archivos del Instituto para la Protección del Ahorro Bancario revelan que Creel Cobián había sido vocal de la Junta de Gobierno del IPAB.

 A la par, de acuerdo con registros de casas de bolsa como Monex, Vector y Santander, fue tal la expectativa entre inversionistas de la Bolsa Mexicana de Valores ante la inminente venta de Mexicana, que comenzaron a adquirir acciones con la idea de que sus títulos subirían de precio a corto plazo; llegaron a valer ocho pesos cada una.

 Sin embargo, el 29 de noviembre de 2005 Conesa anunció la venta de las acciones en cuatro pesos al Grupo Posadas de Gastón Azcárraga, para un total de la operación de 166 millones de dólares en efectivo.

 Justificó la “ganga” al decir que el nuevo propietario asumiría también los pasivos y extrañamente incluyó entre éstos los casi mil millones de dólares por arrendamiento de aviones.

 En la negociación, se acordó que el 15 por ciento del pago, es decir, alrededor de 24.9 millones de dólares, fuera depositado en un fideicomiso para cubrir posibles reclamaciones de ajuste al precio.

 Grupo Posadas reclamó un ajuste a su favor, lo que derivó en agosto de 2006 en una demanda del ya denominado Consorcio Aeroméxico —antes Cintra— por incumplimiento de contrato.

 En noviembre de ese mismo año, el consorcio cedió y firmó un convenio judicial de transacción para que sólo le fueran entregados 121 mil pesos de los 24.9 millones de dólares en depósito.

 Así, el precio definitivo de venta quedó en 141.2 millones de pesos en efectivo.

 Agradecidos. Según la relación de aportaciones en efectivo al PAN de 2006, algunos de los beneficiados con la cesión de Mexicana se sumaron a la lista de “generosos donantes” del partido: en cinco meses, antes y después de la jornada electoral, los hermanos Azcárraga Andrade donaron 3 millones 050 mil pesos.

 Otra familia, los Amtmann, cuyo apellido se repite hoy entre accionistas y administradores de la empresa, desembolsó 200 mil pesos.

 Álvaro Fernández Garza, también alto directivo, aportó 50 mil pesos.

 Juan Gallardo Thurlow, integrante del consejo de administración, colaboró con 970 mil pesos.

 Y una familia más: Sánchez Navarro Redo, ayudó con 4 millones 647 mil 500 pesos.

 Los Sánchez Navarro, junto con las familias Diez Barroso y Chico Pardo, han llegado a poseer en conjunto el 30 por ciento de las acciones de Mexicana y presencia de entre el 5 y el 24 por ciento en grupos controladores de aeropuertos como ASUR y GAP, lo cual, según un punto de acuerdo presentado el año pasado en el Senado de la República, “implicó una violación a las restricciones establecidas en la Ley de Aeropuertos”, porque “fomentaba los monopolios e impedía la libre competencia”.

 El artículo 29 de la citada ley señala que “permisionarios de servicios de transporte aéreo, sus controladoras, subsidiarias o filiales sólo podrán suscribir, individualmente o en su conjunto, directa o indirectamente, hasta el cinco por ciento de las acciones de una sociedad concesionaria” y que “la misma restricción se aplica cuando la concesionaria de un aeropuerto participe en el capital de permisionarios de servicios de transporte aéreo”.

 Se exhortó a la Auditoría Superior de la Federación a investigar las concesiones aeroportuarias otorgadas por la SCT, tanto a Mexicana como a los grupos ASUR y GAP.

 Privilegios. La historia del declive de Mexicana incluye casos en los que han resultado beneficiados funcionarios del gabinete calderonista como Rodolfo Elizondo, ex secretario de Turismo.

 En marzo del año pasado, para la boda de su hijo Rodolfo Elizondo del Palacio, en Bahías de Huatulco, los invitados gozaron de tarifas especiales en transportación aérea por Mexicana, lo mismo desde la ciudad de México que desde cualquier parte del país o incluso de Estados Unidos; los precios, en algunos casos, se ofertaron a menos de la mitad del precio normal.

 Apenas en mayo de este año se gestó uno de los últimos episodios sombríos: Gerardo Barrera, director de finanzas de la línea aérea, fue acusado de desviar 15 millones de pesos a una empresa fantasma diseñada por él. No obstante, a tres meses de la revelación, nada se sabe del quebranto o de la supuesta denuncia iniciada en su contra.

 Son factores del desastre de una industria y de una empresa que todavía hace algunos meses presumía ser la número uno en transportación de pasajeros —con casi 12 millones al año— y que, según la DGAC, llevaba también la delantera en la programación de vuelos internacionales...