Historias:
De comandante de Airbus a taquero
José Andrés Romero fue piloto de Mexicana y desde hace dos años no tiene un empleo formal; incluso ha sido albañil en Estados Unidos.
2011-08-13•DF y estados
Esta televisión no la quiero empeñar porque es donde mi hijo ve sus caricaturas, donde se distrae de la realidad que vivimos, él no se merece esto (…) prefiero robar antes que empeñarla”, expresa José Andrés Romero, quien fuera comandante de un Airbus 320 de Mexicana.
Desde hace dos años, el piloto forma parte de la estadística de desempleados y en su intento por obtener ingresos, llegó a Pachuca, Hidalgo, donde ha vendido en un tianguis y se ha desempeñado como albañil y hasta taquero.
Después de ser despedido, Romero invirtió sus pocos ahorros en un establecimiento de comida en Guadalajara, Jalisco, de donde es oriunda su esposa.
Al poco tiempo de abrir, el local presentó problemas en su cimentación, razón por la cual el dueño pidió el desalojo para repararlo. Entonces, el piloto viajó al Distrito Federal para buscar otras opciones.
Sin éxito, intentó colocarse en las aerolíneas nacionales, la única alternativa era viajar al extranjero, como muchos de sus compañeros lo hicieron. Para no desintegrar a su familia desechó la opción, recibió un préstamo que su padre tramitó por 50 mil pesos y decidió viajar a Pachuca, tierra que para él tiene un futuro prometedor en materia de aeronáutica.
A su llegada dio cursos en una escuela de aviación, pero en enero pasado el dueño sufrió un accidente en el que falleció, por lo que la institución desapareció y una vez más José Andrés se quedó sin trabajo.
Él, egresado de escuela militar, volvió a arriesgar en la comida y puso un local de tacos, pero debido a que sus ventas no llegaban ni a 100 pesos diarios, cerró.
Romero tiene acumuladas 7 mil 500 horas de vuelo y explica que tuvo acercamientos con el Museo El Rehilete para presentar una exposición de aviones a escala, que coleccionó y armó por más de diez años. Por falta de recursos, el proyecto fue desechado.
La reserva económica se terminó y a partir de ahí, el empeño se volvió una alternativa recurrente para subsistir en lo que logra colocarse.
El ex comandante aéreo acepta que ha enviado cartas al gobernador de Hidalgo, Francisco Olvera, para solicitarle un trabajo, incluso señala que en uno de sus actos se le acercó para externarle su problema personalmente.
Detalló que en esa ocasión, por la tarde, los asistentes del gobernador se comunicaron con él, a su vez él envió su currícula con una serie de proyectos aéreos relacionados con el turismo, como utilizar la gran cantidad de aviones que están abandonados en los aeropuertos mexicanos para crear un museo infantil.
Gracias a un primo consiguió trabajo en Austin, Texas, desempeñándose como albañil, su trabajo era cortar la varilla y resanar paredes. Aun con los reclamos de su esposa, dice que sólo duro 15 días en la construcción de casas y regresó con su hijo a Pachuca.
El último intento fue hace menos de un mes. Con esposa e hijo vendieron tacos en un estacionamiento; otra vez tronaron, un día sólo les pidieron un refresco.
Hasta hoy, Andrés Romero, quien sólo pide un trabajo, lleva más de 30 empeños, desde bicicletas, coches, joyas, alhajas y cámaras fotográficas. Antes ganaba 80 mil pesos mensuales, la semana pasada sólo completaba para un kilo de tortillas.
De comandante de Airbus a taquero
José Andrés Romero fue piloto de Mexicana y desde hace dos años no tiene un empleo formal; incluso ha sido albañil en Estados Unidos.
2011-08-13•DF y estados
Esta televisión no la quiero empeñar porque es donde mi hijo ve sus caricaturas, donde se distrae de la realidad que vivimos, él no se merece esto (…) prefiero robar antes que empeñarla”, expresa José Andrés Romero, quien fuera comandante de un Airbus 320 de Mexicana.
Desde hace dos años, el piloto forma parte de la estadística de desempleados y en su intento por obtener ingresos, llegó a Pachuca, Hidalgo, donde ha vendido en un tianguis y se ha desempeñado como albañil y hasta taquero.
Después de ser despedido, Romero invirtió sus pocos ahorros en un establecimiento de comida en Guadalajara, Jalisco, de donde es oriunda su esposa.
Al poco tiempo de abrir, el local presentó problemas en su cimentación, razón por la cual el dueño pidió el desalojo para repararlo. Entonces, el piloto viajó al Distrito Federal para buscar otras opciones.
Sin éxito, intentó colocarse en las aerolíneas nacionales, la única alternativa era viajar al extranjero, como muchos de sus compañeros lo hicieron. Para no desintegrar a su familia desechó la opción, recibió un préstamo que su padre tramitó por 50 mil pesos y decidió viajar a Pachuca, tierra que para él tiene un futuro prometedor en materia de aeronáutica.
A su llegada dio cursos en una escuela de aviación, pero en enero pasado el dueño sufrió un accidente en el que falleció, por lo que la institución desapareció y una vez más José Andrés se quedó sin trabajo.
Él, egresado de escuela militar, volvió a arriesgar en la comida y puso un local de tacos, pero debido a que sus ventas no llegaban ni a 100 pesos diarios, cerró.
Romero tiene acumuladas 7 mil 500 horas de vuelo y explica que tuvo acercamientos con el Museo El Rehilete para presentar una exposición de aviones a escala, que coleccionó y armó por más de diez años. Por falta de recursos, el proyecto fue desechado.
La reserva económica se terminó y a partir de ahí, el empeño se volvió una alternativa recurrente para subsistir en lo que logra colocarse.
El ex comandante aéreo acepta que ha enviado cartas al gobernador de Hidalgo, Francisco Olvera, para solicitarle un trabajo, incluso señala que en uno de sus actos se le acercó para externarle su problema personalmente.
Detalló que en esa ocasión, por la tarde, los asistentes del gobernador se comunicaron con él, a su vez él envió su currícula con una serie de proyectos aéreos relacionados con el turismo, como utilizar la gran cantidad de aviones que están abandonados en los aeropuertos mexicanos para crear un museo infantil.
Gracias a un primo consiguió trabajo en Austin, Texas, desempeñándose como albañil, su trabajo era cortar la varilla y resanar paredes. Aun con los reclamos de su esposa, dice que sólo duro 15 días en la construcción de casas y regresó con su hijo a Pachuca.
El último intento fue hace menos de un mes. Con esposa e hijo vendieron tacos en un estacionamiento; otra vez tronaron, un día sólo les pidieron un refresco.
Hasta hoy, Andrés Romero, quien sólo pide un trabajo, lleva más de 30 empeños, desde bicicletas, coches, joyas, alhajas y cámaras fotográficas. Antes ganaba 80 mil pesos mensuales, la semana pasada sólo completaba para un kilo de tortillas.