13 julio 2011

DEL CORREO DEL BLOG

Despega o se entierra para siempre
- El nuevo plan para Mexicana se está revisando, entre hoy y mañana se toma la decisión definitiva respecto a si vuela o no la aerolínea...
Alicia Salgado

 
 

Supuestamente, el grupo Altus Prot, que encabeza Francisco Lanz Duret Carreño, habría logrado un acuerdo con el administrador y conciliador del Concurso Mercantil de Mexicana de Aviación, Gerardo Badín, para que el monto de capitalización inicial de la aerolínea sea de 200 millones de dólares y no de 250 millones dólares como exige el proyecto de despegue que integró Arturo Barahona y al que le han hecho una cirugía importante.

Comentan que el ajuste fue por todos lados y que incluso los heroicos sindicatos y sus trabajadores aceptarían reducir su liquidación para bajarla de 90 millones de dólares a 80 millones, en tanto que la liquidación de pasivos fiscales y cuasi fiscales comenzaran al término del concurso, y se redocumentarán algunos de los pasivos con bancos y aeropuertos.

El equipo del subsecretario de Transporte, Felipe Duarte, si está intentando todo lo posible para que el llamado de capital inicial no se coma el capital de trabajo y se inhiba el despegue, que iniciará con diez aviones, y tal como le informé el lunes, ya se realizaron.

No son ficción. Tampoco se han dado las rutas de los bilaterales de Mexicana a nadie, porque son negociaciones que por ley y por convenio, permiten dos o tres aerolíneas de cada lado, y es la SCT la que dice y acuerda quiénes van. No se ha perdido nada.

Le detallo que la corrida financiera, el nuevo convenio de acreedores y sobre todo, el nuevo plan para la empresa se está revisando y entre hoy y mañana se toma la decisión definitiva respecto a si vuela o no la aerolínea, en la inteligencia que se deben contar con recursos para pagar a acreedores, garantías, derechos aéreos.

Se trata de reparar la difícil situación financiera de una empresa privada, cuyo proceso de Concurso Mercantil y el arreglo con acreedores está sujeto a las reglas, tiempos y requisitos que establece la Ley de Concursos Mercantiles, y será el juez Felipe Consuelo, nadie más, quien resuelva si existe capacidad para reestructurar a la empresa o se va a la quiebra.

El problema, es que hasta ayer, sólo había el compromiso de Altus Prot de palabra de constituir un fideicomiso, pero ni la SCT de Dionisio Pérez-Jácome y la STPS de Javier Lozano, tiene prueba física o documental en un banco o entidad financiera nacional o internacional, que pruebe que el capital lo tienen, existe y es ejercible para saldar los compromisos de capital que asume el grupo. Están explorando todas las alternativas, pero si son labia, los van a exhibir, ¡téngalo por seguro!

Tendrán que firmar un calendario de pagos de las fechas precisas en que deberán tener el efectivo disponible, pero con el comprobante de que tienen capacidad económica suficiente para hacer sostenible el regreso de la aerolínea, acotada, más chica, pero sólida.

En la mañana de ayer, Lanz Duret y otros tres que le acompañan, se comprometieron a tener los recursos disponibles en el fideicomiso a más tardar mañana, o los documentos que prueban que disponen de los fondos. Pero insisto, como no les creen de pura labia —¡y hacen bien!— van a tener que firmar ante el juez y bajo protesta de decir verdad (fallar simplemente será cárcel para el falseante) que estarán disponibles el día y la hora en que se tengan que liquidar cada compromiso y el primero, estaría tan cerca como en una semana.

Evidentemente, la desconfianza de la SCT y la STPS se produce porque no hay un depósito formal, claro, constatable y efectivo, suscrito por ningún banquero mexicano de que los recursos están disponibles y, las autoridades mencionadas ya no comen lumbre pues saben que —como PC y su fiasco— han desfilado hasta ahora siete grupos de seudo inversionistas que no demuestran que tienen la cartera abierta.

Y ahora resultan con un bono, con garantías que no son capital, en fin… sin dinero no baila ni la aerolínea ni los sindicatos, aunque hay tantas pérdidas involucradas, que se hace todo lo posible por contenerlas, incluso las de carácter fiscal.

Debo reconocer que la presión sindical está provocando que antes de tomar una decisión, sea cual sea, se cuenten con las pruebas documentales y reales de que el inversionista tenga capacidad o simplemente mostrarles que fueron otros habladores, pues todos los actores de este drama corporativo, saben que de no tener una propuesta de capitalización clara, comprobable y sostenible, podría derivar en la siguiente fase del concurso y eso, amable lector, puede ocurrir tan pronto como en tres semanas. O despega o se entierra para siempre, pero… Siempre puede haber un plan B que rescate el empleo y la marca, ¿o no?
2011-07-13 00:00:00