06 julio 2011

DEL CORREO DEL BLOG

Empresa | Alberto Barranco
Puntilla de SCT a Mexicana

En lo que pareciera la puntilla de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes a Mexicana de Aviación, a contrapelo de la catarata de promesas sobre su “inminente” regreso a las pistas, la Dirección General de Aeronáutica Civil le acaba de pedir a su homólogo de Estados Unidos asignarle a Volaris algunas de las rutas de la empresa aérea
Miércoles 06 de julio de 2011
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Fechada el 10 de junio pasado y firmada por su titular, Héctor González Weeks, la petición se dirige al director de la Oficina Internacional de Aviación del Departamento de Transportes del vecino país, Paul L. Gretch.

 A la letra se señala que, tomando en consideración la situación por la que atraviesa Mexicana de Aviación, se solicita evaluar el otorgar a la línea aérea mexicana Concesionaria Vuela Compañía de Aviación, Volaris, una autorización extrabilateral para las rutas México-Las Vegas, México-Los Ángeles y Monterrey-Chicago, para operar los servicios regulares mixtos.

 La solicitud se plantea “en el marco de las buenas relaciones de cooperación bilateral y especialmente en materia de transporte aéreo que siempre han distinguido a nuestros países”.

 Y aunque se señala que el escenario sería temporal, “mientras Mexicana de Aviación reinicia operaciones”, para no rebasar el límite de operación de dos líneas aéreas por cada par de ciudades al triple, según sea el caso, la gran pregunta es qué tanto le convendría a Volaris operar nuevas rutas por dos, tres o cuatro meses.

 Ahora que, suponiendo que se estuviera sólo calentando el regreso de Mexicana, ¿usted cree que la línea aérea podría resistir un ayuno más, después del casi un año transcurrido?

 Al margen de la experiencia de su personal y el escaso prestigio de marca que mantiene, el principal activo de Mexicana de Aviación son sus rutas.

 Se diría, pues, que la SCT, es decir el subsecretario de Transportes, Felipe Duarte, está manejando un doble discurso, presumiendo por un lado el supuesto regreso de la línea aérea comercial más antigua del país, y por otro apostándole a su quiebra.

 Por lo pronto, habría que recordar que el firmante de la petición fue hasta antes de ocupar el cargo oficial, ejecutivo de Aeroméxico Connect, la filial para vuelos nacionales de Aeroméxico.

 Y por lo pronto, además, habría que recordar el triste episodio jugado por la dependencia en el fallido intento de que la firma PC Capital rescatara a Mexicana de Aviación, lo que para algunos se trató simple y llanamente de hacer una finta para darle tiempo al reacomodo de las rutas, en un escenario en que sin Mexicana en las pistas las tarifas internas se han incrementado 40% en vuelos nacionales y 70% en internacionales.

 Y si le seguimos, ahí está la patética carta del empresario minero Iván Barona al presidente Felipe Calderón, denunciando la intensión de sacarlo de la jugada entre los postores para el rescate de la línea aérea, pese a haber documentado su solvencia con cartas de crédito firmadas por bancos internacionales.

 Lo patético del asunto es que el escenario se ha colocado en un círculo vicioso en que la autoridad, temerosa de un nuevo ridículo, exige la exhibición peso por peso, o mejor dicho dólar por dólar, de los recursos, cuando éstos no pueden fluir mientras no se le levante la mano al elegido para el rescate. Barona se había planteado como el puntero en la pelea.

 Por lo pronto, la feria de absurdos de la SCT frente al caso Mexicana se inició cuando se le permitió a los nuevos dueños de la firma aérea, es decir, el Fondo Advent, salirse de las pistas cuando se había admitido ya la posibilidad de un concurso mercantil.

 De acuerdo a la ley, la posibilidad se abre justo para impedir la cancelación de las actividades como negocio en marcha de una empresa. Ahí está, para no ir lejos, el ejemplo de Vitro.

 Y si le seguimos, Comercial Mexicana completó la ruta sin dejar de operar, como lo hicieron Satélites Mexicanos y Iusacell…

 En adición, el gobierno tenía la posibilidad, ante la supuesta insolvencia de Advent y el hecho de que los dueños originales de la firma aérea, es decir, el Grupo Posadas, lanzaran la toalla, de recurrir a la requisa, dado el carácter estratégico de la aviación.

 Se diría, pues, que la dependencia dejó correr cuesta abajo la bola de nieve hasta convertirla en alud, en afán de evitar por un lado el que se espulgaran los malos manejos de Posadas, y el de favorecer a la competencia ante la desesperación de ocho mil trabajadores de la línea aérea.

 Por lo pronto, Volaris es la favorita del rey. Puntilla a Mexicana de Aviación.