Se buscan empresarios
Rosario Avilés | Opinión 2011-06-14 | Hora de creación: 21:13:08| Ultima modificación: 21:13:08
Hace años, tantos que tal vez pocos recuerden, el ideal del empresario mexicano se centraba en el compromiso con el negocio que había creado él o su familia con los clientes de este negocio, con los proveedores y con los trabajadores. Se pensaba en la creación de riqueza y en la conservación del empleo, del prestigio y del valor de la experiencia de quienes estaban dando su mejor esfuerzo por hacerlo crecer.
Mexicana de Aviación se fortaleció en esa época. Creció y adquirió prestigio y su nombre fue conocido en México y el extranjero como sinónimo de lealtad, responsabilidad, seguridad, la famosa “camiseta” que, en el caso específico de esta aerolínea ha sido —porque lo sigue siendo en esta “espera/ resistencia” que ya va para un año— un distintivo de su fortaleza.
Se dice que en esta semana habrá definiciones en cuanto al grupo inversionistas que apostará por sacar adelante a la Primer Línea Aérea de Latinoamérica. Es difícil sugerirle a los funcionarios públicos que adopten criterios de selección que vayan más allá de la coyuntura y el salir del paso, mal endémico de nuestras administraciones públicas desde tiempos del priismo, sí, pero que en nada han mejorado en la era del panismo.
Sin embargo, para quien pueda oírlo, para quien tenga en sus manos la decisión (que sin duda se recordará) y para quien sea el beneficiado con esta encomienda conviene decirles que Mexicana de Aviación lo que necesita es un (o unos) empresarios de verdad.
Empresarios que quieran hacer empresa, aunque suene redundante; es decir, que piensen en el largo plazo, que no les asusten los retos, que tengan claridad respecto a que lo importante no es ganar 3 pesos hoy y perder la empresa para siempre sin que les importe destruir con ello la moral y la esperanza los trabajadores, los proveedores y los usuarios del transporte aéreo.
Que miren más allá de las coyunturas, del glamour del coctel y del numerito que oculta una gestión administrativa errática; que piensen más en el futuro y la sustentabilidad de la aviación mexicana que en hacer tropezar a sus pares con el objetivo de ganar visibilidad.
Que mirando a los trabajadores de Mexicana sepan ver en ellos a los profesionales de la aviación con 10, 20, 30, hasta 40 años de servicio; experimentados y entregados a su labor.
Empresarios que sepan que mientras más certidumbre y beneficios tengan sus empleados mejor le irá a su empresa porque una aerolínea es una compañía que ofrece servicios y el cliente sabe distinguir a empleados que se esfuerzan y que disfrutan su trabajo.
Empresarios que apuesten por el conocimiento y el respeto a los parámetros internacionales en materia de seguridad y de cuidado del rendimiento mental y físico de las tripulaciones.
Empresarios que respeten a aquellos profesionales que saben decir “no” cuando su ética les dicta que es más importante el usuario y su seguridad que el quedar bien con un jefe.
Empresarios que amen a este país y sepan que una aerolínea es más que aviones y sistemas; que sepan que la bandera que llevan en el fuselaje es como una embajada que le dice al mundo que en México hay hombres y mujeres que creen en este país y saben brindar el mejor servicio para atraer divisas que hagan crecer a nuestra economía.
Y, en fin, empresarios que le apuesten al largo plazo y luchen por tener políticas públicas explícitas, con visión de futuro y se nieguen a entrar en componendas y complicidades con quien sea que lo propicie.
Aunque la historia de estos 11 meses de espera pueda sugerir que este perfil no apostaría por una empresa que parece quebrada, aquellos empresarios de verdad sabrán encontrar en el grupo de trabajadores de Mexicana el espíritu que la hará despegar. Por favor, ya no sigan demorando ese momento.
Lo oí en 123.45: ¿Y la política de Estado, de largo plazo, en el transporte aéreo? Eso ya está más cantado que el mentado cambio que nunca llegó…
raviles_2@prodigy.net.mx
Rosario Avilés | Opinión 2011-06-14 | Hora de creación: 21:13:08| Ultima modificación: 21:13:08
Hace años, tantos que tal vez pocos recuerden, el ideal del empresario mexicano se centraba en el compromiso con el negocio que había creado él o su familia con los clientes de este negocio, con los proveedores y con los trabajadores. Se pensaba en la creación de riqueza y en la conservación del empleo, del prestigio y del valor de la experiencia de quienes estaban dando su mejor esfuerzo por hacerlo crecer.
Mexicana de Aviación se fortaleció en esa época. Creció y adquirió prestigio y su nombre fue conocido en México y el extranjero como sinónimo de lealtad, responsabilidad, seguridad, la famosa “camiseta” que, en el caso específico de esta aerolínea ha sido —porque lo sigue siendo en esta “espera/ resistencia” que ya va para un año— un distintivo de su fortaleza.
Se dice que en esta semana habrá definiciones en cuanto al grupo inversionistas que apostará por sacar adelante a la Primer Línea Aérea de Latinoamérica. Es difícil sugerirle a los funcionarios públicos que adopten criterios de selección que vayan más allá de la coyuntura y el salir del paso, mal endémico de nuestras administraciones públicas desde tiempos del priismo, sí, pero que en nada han mejorado en la era del panismo.
Sin embargo, para quien pueda oírlo, para quien tenga en sus manos la decisión (que sin duda se recordará) y para quien sea el beneficiado con esta encomienda conviene decirles que Mexicana de Aviación lo que necesita es un (o unos) empresarios de verdad.
Empresarios que quieran hacer empresa, aunque suene redundante; es decir, que piensen en el largo plazo, que no les asusten los retos, que tengan claridad respecto a que lo importante no es ganar 3 pesos hoy y perder la empresa para siempre sin que les importe destruir con ello la moral y la esperanza los trabajadores, los proveedores y los usuarios del transporte aéreo.
Que miren más allá de las coyunturas, del glamour del coctel y del numerito que oculta una gestión administrativa errática; que piensen más en el futuro y la sustentabilidad de la aviación mexicana que en hacer tropezar a sus pares con el objetivo de ganar visibilidad.
Que mirando a los trabajadores de Mexicana sepan ver en ellos a los profesionales de la aviación con 10, 20, 30, hasta 40 años de servicio; experimentados y entregados a su labor.
Empresarios que sepan que mientras más certidumbre y beneficios tengan sus empleados mejor le irá a su empresa porque una aerolínea es una compañía que ofrece servicios y el cliente sabe distinguir a empleados que se esfuerzan y que disfrutan su trabajo.
Empresarios que apuesten por el conocimiento y el respeto a los parámetros internacionales en materia de seguridad y de cuidado del rendimiento mental y físico de las tripulaciones.
Empresarios que respeten a aquellos profesionales que saben decir “no” cuando su ética les dicta que es más importante el usuario y su seguridad que el quedar bien con un jefe.
Empresarios que amen a este país y sepan que una aerolínea es más que aviones y sistemas; que sepan que la bandera que llevan en el fuselaje es como una embajada que le dice al mundo que en México hay hombres y mujeres que creen en este país y saben brindar el mejor servicio para atraer divisas que hagan crecer a nuestra economía.
Y, en fin, empresarios que le apuesten al largo plazo y luchen por tener políticas públicas explícitas, con visión de futuro y se nieguen a entrar en componendas y complicidades con quien sea que lo propicie.
Aunque la historia de estos 11 meses de espera pueda sugerir que este perfil no apostaría por una empresa que parece quebrada, aquellos empresarios de verdad sabrán encontrar en el grupo de trabajadores de Mexicana el espíritu que la hará despegar. Por favor, ya no sigan demorando ese momento.
Lo oí en 123.45: ¿Y la política de Estado, de largo plazo, en el transporte aéreo? Eso ya está más cantado que el mentado cambio que nunca llegó…
raviles_2@prodigy.net.mx