30 mayo 2011

DEL CORREO DEL BLOG

Mauricio Flores

Aunque intensiva, resulta infructuosa la campaña de Javier Lozano a favor de Mexicana de Aviación, sus pilotos y sobrecargos, pues Gerardo Badin sólo gana un poco de tiempo para el concurso mercantil que caduca en septiembre próximo. Diferente es el trato para los “molestos” trabajadores del Sindicato de Aerolíneas Azteca a los que, pese a ganar una dura huelga, el gobierno le escamotea su triunfo sobre un trío de tramposos.

Pero así sea ASPA, que lleva Fernando Perfecto, o ASSA, de la glamorosamente reelecta Lizette Clavel, apapachados por la STPS, o el Sindicato de Aerolíneas Azteca, que dirige Pablo Ezquivel, que maltrata la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje, todos entran en la incómoda definición que Jorge Ibargüengoitia hizo de la Ley de Herodes: o te chingas o te jodes.

Hasta ahora Ivan Barona y TG Group, que representa Juan Carlos Torres Delgado, no han mostrado dinero para rescatar Mexicana, como tampoco pudo hacer PC Capital, de Pablo Coballasi y Pablo Cervantes. Pero la STyPS soflama la esperanza de 10 mil trabajadores en un rescate que no llega.

Los seguidores de Ezquivel son castigados. Pese a ganarle la huelga de Azteca al Trío Maravilla, Julio Berthely, Marcelo Manfredi y Pablo Gómez, enfrentarán este jueves otra vez la negativa oficial para restituirles la concesión, equipos, rutas y 299 slots del AICM conforme ordena el expediente III-2338/2007. Parece que el presidente de la Junta Conciliación, Eduardo Andrade Salavarria, quiere evitar que bajen el precio de los boletos.

Empresa | Alberto Barranco

Balance general


En más de lo mismo de un esquema que ya aburre al respetable, el administrador y conciliador del concurso mercantil de Mexicana de Aviación se sacó de la manga otro plazo de gracia, el enésimo, para decidir quién rescataría a la firma aérea, o si ésta de plano camina a la quiebra.

El nuevo plazo fatal vence el cinco de agosto.

La paradoja del caso es que en el largo intermedio, según ello, se pudieron evaluar las ofertas de tres grupos que pasarán ahora a una segunda fase de análisis, ya ve usted que revisar papeles lleva años.

Los grupos en la recta final son Avanza Capital, Iván Barona y un tercero que salió del sombrero: Altus Port.

Ahora que se le dará un nuevo plazo a TG Group para que replantee su propuesta.

En síntesis, hay que ganar tiempo para seguir cobrando los sueldos de la burocracia del Instituto de Concursos Mercantiles.

Como película de Viruta y Capulina.

Desde el piso de remates | Maricarmen Cortés

MEXICANA, SOLUCIóN EN “STAND BY”


Gerardo Badín, el conciliador de Mexicana de Aviación, no tiene prisa en definir si Mexicana se va o no la quiebra. Aunque había fijado como fecha límite para cerrar el proceso el pasado viernes, decidió prolongarlo sin comprometer un nuevo plazo aunque el 4 de agosto vence la primera prórroga del concurso mercantil y para otorgar otros 90 días adicionales necesitaría 75% del voto de los acreedores.

Hubo sin embargo dos sorpresas. La primera es que TG Group sigue como posible postor porque Badín amplió el plazo para que entregue la documentación que acredite su solvencia financiera. La postura de Badín ha sido más que contradictoria frente a TG Group porque primero dijo que uno de los accionistas había solicitado el retiro de la garantía de 1 millón de dólares, después que no había podido comprobar ni siquiera los 45 millones de dólares de un depósito en

HSBC de Indonesia y ahora resulta que le otorga una prórroga.

La segunda sorpresa es que además de Iván Barona y Avanza hay otro grupo que ya concluyó con la entrega de documentación: Altus Prot.

Lo que también ratificó Pérez-Jácome, es que no habrá un rescate de la aerolínea con recursos públicos, y en cuanto a la propuesta del

Sindicato de Pilotos (ASPA), que preside Fernando Perfecto de capitalizar a Mexicana con un crédito de 3 mil 500 millones de pesos, tendría que estar garantizado para que pudiera intervenir la banca de desarrollo.



Darío Celis
Lanz Duret con Altus

 El viernes le adelantábamos el surgimiento de un tercer grupo interesado en Mexicana, mismo que fue dado a conocer por el conciliador Gerardo Badín en la reunión celebrada la víspera con los titulares de SCT, Dionisio Pérez-Jácome Friscione, y del Trabajo, Javier Lozano. Se trata de Altus Prot, cuya cabeza visible hasta ahora es Francisco Lanz Duret, ligado a las familias fundadoras del periódico El Universal. El grupo se creó ex profeso para este proceso y ha venido trabajando en las últimas seis semanas. Está conformado por unos ocho empresarios diversificados en los negocios y que ya documentaron solvencia financiera. A diferencia de Iván Barona y Avanza Capital, de Jorge Fernando Mercado Ovando y Felipe Ochoa, los de Altus Prot aportarían recursos propios. Ya concluyeron el due-dilligence y se ven serios. Hacia finales de esta semana Badín tendría que estarse pronunciando por cualquiera de los tres y en máximo dos semanas más el ungido tendrá que estar bajando los 250 millones de dólares. A ver si es verdad.
El HSBC contra TGG
 Por cierto que el juez Felipe Consuelo Soto publicó el viernes un acuerdo mediante el cual emplaza a HSBC a que dé testimonio de la veracidad de la carta con la que TG Group había supuestamente documentando la posesión de 45 millones de dólares para emplearlos en el rescate de Mexicana. Por lo que sabemos, el banco que dirige aquí Luis Peña ya respondió al mismo titular del Juzgado 11 en Materia Civil del DF que no tiene manera de corroborar la información porque la carta simplemente no fue emitida por ellos. Se adelanta que el banco prepara ya una acusación por libelo. Se desconoce si será contra el grupo que encabeza Juan Carlos Torres, que acaba de ser reincorporado a la justa por Mexicana.

David Páramo
Prácticas monopólicas

Gerardo Badín logró extender la agonía de Mexicana de Aviación, puesto que, según él, hay tres grupos que tienen, en principio, características como para rescatar a esa línea aérea y que, incluso, podría sumarse un cuarto grupo.
 La realidad es que resulta verdaderamente difícil creer que se podrá llegar a un buen fin para esta línea aérea; sin embargo, cuando se ven los abusos que comienza a cometer Aeroméxico con sus clientes, queda claro que en un mercado donde no hay competencia se genera incompetencia.
 La línea aérea que encabeza Andrés Conesa cambió su sistema de reservaciones causando gravísimos trastornos a sus clientes, sin que mediara una disculpa o, mucho menos, una compensación. La operación en la Terminal Dos sigue siendo caótica, pero los usuarios tienen que aguantar a una empresa cuyos trabajadores parecen escoria del SME.
 Independientemente de que los clientes deben optar por usar otras líneas aéreas como Interjet, Volaris o Vivaerobús, donde la calidad del servicio es una divisa, Conesa debería hacerles comprender que el monopolio que ya comienza a incrementar los precios no le va a durar mucho.
 La política aeronáutica debe incluir evitar los abusos que se están volviendo una práctica común en Aeroméxico.