Salvador García Soto
El Universal
Miércoles 20 de octubre de 2010
¿Quiénes son los responsables de la crisis de la aviación en México? ¿Quiénes, por acción, omisión o corrupción dejaron que una empresa estratégica cono Mexicana, de una industria de seguridad nacional, se colapsara? ¿Quiénes dejaron a los mexicanos a merced de los abusos económicos y pésimos tratos de una sola empresa grande como es Aeroméxico?
El domingo pasado un vuelo de Aeroméxico, el 633 de San Antonio, Texas, a la ciudad de México, fue detenido por la Administración Federal de Aviación de los Estados Unidos (FAA) debido a una “falla grave” de la aeronave, un Jet Embraer ERJ145 para 50 pasajeros. Sin informar a los pasajeros qué pasaba, tras varias horas de espera, personal de la aerolínea avisó que “el vuelo fue cancelado”. A los pasajeros nunca les ofrecieron apoyo o la reasignación en otros vuelos u otras aerolineas; por el contrario, tras más de 10 horas en la terminal aérea, ya de noche, fueron enviados a un hotel de segunda, sólo para pedirles regresar a las 4 de la mañana cuando la falla del avión sería reparada; pero de madrugada nuevamente la FAA prohibió el vuelo por seguridad.
Apenas en julio pasado, cuando se asomaba la crisis que llevaría a la quiebra a Mexicana, la FAA bajó la calificación a las aerolíneas mexicanas, de categoría 1 a 2, “en razón a que las autoridades de aviación civil de México vienen realizando una deficiente supervisión de la seguridad operacional” de las líneas de aviación civil y comercial. Con la quiebra de Mexicana y su hundimiento sin que el gobierno de Felipe Calderón haya hecho nada para evitarlo, los abusos y malos tratos se volvieron práctica común en Aeroméxico.
Usuarios y agencias de viajes han documentado que en varias rutas que dejó de cubrir Mexicana y que ahora tiene en exclusiva Aeroméxico el incremento de tarifas ha sido de entre el 40% y el 60%; el problema es que aún pagando precios de auténtico abuso los clientes no obtienen un buen servicio; la Profeco recibió entre enero y septiembre de este año 179 denuncias por malos servicios y las quejas contra Aeroméxico se reproducen por todos lados.
Recientemente, la actriz Martha Higareda narró en la radio cómo en un vuelo de Aeroméxico de Guadalajara a Los Ángeles, cobrado a precios estratosféricos, de pronto el personal de la aerolínea pidió a los pasajeros bajarse en el aeropuerto de Tijuana. “Nos dijeron hasta aquí llega el vuelo, por disposiciones de los Estados Unidos no podemos cruzar la frontera, así que cada uno de ustedes tendrá que hacerlo por sus propios medios”. Y ahí los dejaron tirados sin darles mayores explicaciones para que cada quien llegara de Tijuana a Los ángeles como pudiera.
Los excesos y prácticas perversas de Gastón Azcárraga llevaron a Mexicana a la quiebra sin que el gobierno de Calderón y su desastroso secretario de Comunicaciones, Juan Molinar, hicieran nada para evitarlo; hoy Aeroméxico, cuyos dueños son Grupo Financiero Banamex (Cirigroup 49%), la familia Aramburuzabala, José Luis Barraza, Juan Francisco Beckman Vidal, Henry Bremond Pellat, la familia Canales Clariond y Valentín Diez Morodo, está abusando de su supremacía y, además de maltratar a sus clientes, opera con aviones que no pasan las medidas de seguridad de la FAA. ¿Se puede repetir la historia de Mexicana.
El Universal
Miércoles 20 de octubre de 2010
¿Quiénes son los responsables de la crisis de la aviación en México? ¿Quiénes, por acción, omisión o corrupción dejaron que una empresa estratégica cono Mexicana, de una industria de seguridad nacional, se colapsara? ¿Quiénes dejaron a los mexicanos a merced de los abusos económicos y pésimos tratos de una sola empresa grande como es Aeroméxico?
El domingo pasado un vuelo de Aeroméxico, el 633 de San Antonio, Texas, a la ciudad de México, fue detenido por la Administración Federal de Aviación de los Estados Unidos (FAA) debido a una “falla grave” de la aeronave, un Jet Embraer ERJ145 para 50 pasajeros. Sin informar a los pasajeros qué pasaba, tras varias horas de espera, personal de la aerolínea avisó que “el vuelo fue cancelado”. A los pasajeros nunca les ofrecieron apoyo o la reasignación en otros vuelos u otras aerolineas; por el contrario, tras más de 10 horas en la terminal aérea, ya de noche, fueron enviados a un hotel de segunda, sólo para pedirles regresar a las 4 de la mañana cuando la falla del avión sería reparada; pero de madrugada nuevamente la FAA prohibió el vuelo por seguridad.
Apenas en julio pasado, cuando se asomaba la crisis que llevaría a la quiebra a Mexicana, la FAA bajó la calificación a las aerolíneas mexicanas, de categoría 1 a 2, “en razón a que las autoridades de aviación civil de México vienen realizando una deficiente supervisión de la seguridad operacional” de las líneas de aviación civil y comercial. Con la quiebra de Mexicana y su hundimiento sin que el gobierno de Felipe Calderón haya hecho nada para evitarlo, los abusos y malos tratos se volvieron práctica común en Aeroméxico.
Usuarios y agencias de viajes han documentado que en varias rutas que dejó de cubrir Mexicana y que ahora tiene en exclusiva Aeroméxico el incremento de tarifas ha sido de entre el 40% y el 60%; el problema es que aún pagando precios de auténtico abuso los clientes no obtienen un buen servicio; la Profeco recibió entre enero y septiembre de este año 179 denuncias por malos servicios y las quejas contra Aeroméxico se reproducen por todos lados.
Recientemente, la actriz Martha Higareda narró en la radio cómo en un vuelo de Aeroméxico de Guadalajara a Los Ángeles, cobrado a precios estratosféricos, de pronto el personal de la aerolínea pidió a los pasajeros bajarse en el aeropuerto de Tijuana. “Nos dijeron hasta aquí llega el vuelo, por disposiciones de los Estados Unidos no podemos cruzar la frontera, así que cada uno de ustedes tendrá que hacerlo por sus propios medios”. Y ahí los dejaron tirados sin darles mayores explicaciones para que cada quien llegara de Tijuana a Los ángeles como pudiera.
Los excesos y prácticas perversas de Gastón Azcárraga llevaron a Mexicana a la quiebra sin que el gobierno de Calderón y su desastroso secretario de Comunicaciones, Juan Molinar, hicieran nada para evitarlo; hoy Aeroméxico, cuyos dueños son Grupo Financiero Banamex (Cirigroup 49%), la familia Aramburuzabala, José Luis Barraza, Juan Francisco Beckman Vidal, Henry Bremond Pellat, la familia Canales Clariond y Valentín Diez Morodo, está abusando de su supremacía y, además de maltratar a sus clientes, opera con aviones que no pasan las medidas de seguridad de la FAA. ¿Se puede repetir la historia de Mexicana.