12 octubre 2010

DE LA COLUMNA DE ROSARIO ÁVILES

Opinión de
Despegues y Aterrizajes(Rosario Avilés | )


Mexicana: el rescate más caro
Rosario Avilés | Opinión    Martes 12 de Octubre, 2010 | Hora de modificación: 01:54



Si el gobierno mexicano decide no hacer nada por apoyar que Mexicana de Aviación siga volando, habrá que rescatar a la aerolínea. Lo hará el pueblo de México, como siempre lo ha hecho cuando el gobierno y las empresas fallan. Y lo hará de la manera como suelen saldarse estas deudas:

Los desempleados pagarán con su incertidumbre, su angustia por no saber de qué vivirán sus familias; en semanas, meses o años, los niveles de vida de esas familias pagarán lo que nadie les quiso cobrar a quienes hicieron una mala administración; las oportunidades perdidas, la experiencia como técnicos y auxiliares de vuelo a bordo que se cambiarán por oficios para los cuales no están calificados, pagarán la ceguera de quienes creen que todos somos prescindibles.

El prestigio de la economía mexicana, tan mermada por las noticias sobre inseguridad, impunidad y otros males de reconocida presencia en los medios globales, pagará con más descrédito aún, cuando se compruebe que hay quienes pueden firmar compromisos y después desconocerlos y no les pasa nada.

La mano de obra calificada, el empleo de alta especialización, pagará su parte teniendo que irse al extranjero, con lo que esto implica para las familias y para nuestra capacidad de acumular conocimiento, o pagará aceptando salarios menores, pérdida en poder adquisitivo y en dignidad, esa que nos hace tanta falta a la hora de querer alcanzar a las naciones que ya nos rebasaron irremediablemente en todos los ranking.

Y los centros de desarrollo, de mantenimiento, adiestramiento, la capacidad de gestión, la credibilidad de nuestros negociadores pagará, con la disminución de su valor, el salario de unos funcionarios a quienes no les costó nada construir para llegar a destruir.

Y el gasto social, los recursos formales de más de 30 mil trabajadores que hoy pagan impuestos, terminarán disminuidos: unos porque emigren, otros porque ganarán menos y otros más porque terminarán engrosando las filas del desempleo y la informalidad. Esto también lo pagará el pueblo de México

Las divisas provenientes del turismo, que tanta falta hacen, también emigrarán para que las aerolíneas de otros países aumenten sus pasajeros que transportan a México y las ganancias se queden en sus naciones. Esto pagará la ineficacia de una administración que cree que gobernar es platicar y que basta con hablar para conjurar los efectos de lo que no se ha hecho o se ha hecho mal.

Los sindicatos decimonónicos, con sus prácticas gastadas, de contratos simulados, con sus líderes reelectos hasta el infinito, escuelas de la resignación y de todo aquello que –dicen los que fueron a estudiar a Harvard y a Chicago– deberíamos desterrar, pagarán las ganancias de estos chicos estudiosos y su intermediación con la voracidad de los mercados que engordan sus utilidades con empleos de mala calidad.

Todos y cada uno de los costos que genere la ausencia de Mexicana de Aviación serán cubiertos con recursos del pueblo: de sus trabajadores, de sus familias, de la capacidad técnica del país, de su competitividad, de su viabilidad democrática, de su fe en la justicia, de su confianza en las instituciones de gobierno, de su paso a la modernidad, de su futuro como nación emprendedora.


Este es el saldo que pagaremos los mexicanos, mientras los tecnócratas siguen pontificando desde el aula y el escritorio que todos los recursos se reintegran a la economía: lo que no dicen es que las economías se gastan y se empobrecen, el reintegro para la nuestra es mínima.

Lo que no dicen es que esos que ellos llaman recursos son personas de carne y hueso que tienen hijos que estudian, que pagan hipotecas, que ahorraron durante años para su jubilación o trabajaron para crear una empresa de la que México estuviera orgulloso. Y nadie les regresará esos años y nadie les reconoce la justeza de que, al menos, esos derechos sindicales les sean reconocidos y pagados.

Y aún peor: se achacan a esos derechos irrenunciables, la responsabilidad de una pésima gestión administrativa que no sólo ya gozó y ganó dinero gracias a ese grupo de experimentados trabajadores, sino que descontó desde el principio 265 millones de dólares del precio ridículo que pagó por la aerolínea y ahora simplemente nadie quiere retribuir. Nadie, salvo el país que perderá riqueza.

Lo oí en 123.45: Dicen los de la SCT que no hay que escandalizarse de las quiebras de aerolíneas, que en Estados Unidos son pan de cada día. Lo que no dice es que ese pan es viejo: justo por ello se hizo la Comisión Clinton para la política de largo plazo y en esta década que termina se han destinado más de 60,000 millones de dólares a apuntalar aerolíneas para que no quiebren. ¿Cuándo aprenderemos las lecciones completas?

raviles_2@prodigy.net.mx