Vergüenza y Respeto
Una vez terminado el proceso de destitución de la Co Clavel, como Secretaria General de la ASSA, era de esperar que presentara su inconformidad a travez de las instancias legales que para este caso correspondan. Está en su derecho, así como, quien coincida con ella.
En mi opinión el proceso, como ejercicio democrático, arrojó resultados contundentes e incontrovertibles. A casi 1 mes de distancia, hay una enorme mayoría de compañeras(os) que coinciden en el sentido positivo a la destitución, aun sin haber, en su momento, manifestado su voto para el proceso. Por otro lado y sin desdeñar a quien opine lo contrario, debo resaltar que al día de hoy no he encontrado a nadie, en la base, que manifieste su apoyo a la gestión de la Co. Clavel o que repruebe su destitución.
Titular la presente así, obedece a los últimos acontecimientos que se viven en nuestra ASSA. Me parece muy grave que para hacer valer su inconformidad, apuesten por la inestabilidad y la parálisis económica. Como justificar, que manifiesten con acciones como estas su desacuerdo desafiando la voluntad de la gran mayoría de la base. La Co. Se decía respetuosa de las decisiones del gremio, y es ahora que, en base a acciones faltas de escrúpulos, le ha perdido el respeto a la ASSA sin mostrar algo de vergüenza.
Se habrán planteado ya, que pasaría, en el hipotético caso que la Co. Clavel fuera restituida como Secretaria General. ¿Cómo explicar a todos el daño ya hecho a nuestra ASSA, a los agremiados, a los empleados? Se la imaginan en asamblea como Presidente de debates, después del desafío a la voluntad de la mayoría ¿con qué autoridad actuaria? ¿Qué respeto le otorgaría la base? Que confianza podríamos tenerle después de mostrarnos que durante nuestros conflictos, con ella al frente, no “pudo” acceder a los medios para hacer las denuncias y pronunciamientos políticos a favor de nuestras fuentes de trabajo. Pero que si lo “pudo” hacer en favor de su persona y en contra del gremio que por mayoría la rechaza.
En democracia hay límites elementales que deben escrupulosamente cuidar los representantes para tener legitimidad. Deben, además de conducirse con honestidad y respeto hacia sus representados, separar los intereses personales y nunca ponerlos por encima del grupo. Valido es proponer opiniones contrarias pero nunca imponer ni tomar decisiones contrarias al interés o voluntad de la mayoría.
Cuando un representante de cualquier grupo de individuos, pierde de vista los objetivos que sus representados, les miente, los engaña, desafía sus decisiones, actúa en contra de la unidad del grupo; en fin, les pierde el respeto, como podría ser parte de un grupo con el que no comparte el rumbo, al que no le importa hacer daño, con el que ha perdido la vergüenza.
En conclusión. Si un individuo en posición de representación, de dirección o de mando, pierde el respeto por sus dirigidos, por los que ahí lo llevaron, este pierde la vergüenza; y cuando un individuo en esta posición pierde la vergüenza, aquellos a quien representa, dirige o manda, le pierden el respeto.
Gracias por tu atención.