02 junio 2009

DE LA COLUMNA DE ROSARIO ÁVILES

Opinión de
Despegues y aterrizajes(Rosario Avilés )

Aerolíneas: bancarrota moral del gobierno


Rosario Avilés Opinión Martes 2 de Junio, 2009 Hora de modificación: 01:54






La administración de Felipe Calderón Hinojosa pasará a la historia como la que desmanteló el sector del transporte aéreo, abarató la riqueza que tanto trabajo le costó al Estado mexicano desarrollar y le hizo el trabajo sucio a quienes buscan maximizar sus beneficios a costa del empleo especializado del país.

Apenas lleva una cuantas semanas en el puesto y Juan Molinar Horcasitas, como todo panista de las últimas horas, sin conocer el sector del transporte aéreo ya le compró a una consultora británica la idea de que en este país no caben dos aerolíneas como Mexicana y Aeroméxico, pero sí otras dos de bajo costo que —qué casualidad— pertenecen a dos ex funcionarios de la administración priista a la que tanto criticaron en su día los fundadores de Acción Nacional y que —también qué casualidad— cubrirán las mismas rutas pero sin "estorbos" sindicales, sino con puros líderes al estilo Ramón Gámez, el modelo sindical del panismo moderno.

Desde hace días, el flamante titular de la SCT se dedica a reunirse con los empresarios de la aviación para decirle a cada uno lo que quiere oír y con los líderes de los sindicatos para anunciarles que -como siempre- ellos serán quienes paguen los platos rotos de una administración ruinosa y timorata que primero descompuso el sector aéreo y ahora ya no sabe qué hacer con el tiradero que hicieron los funcionarios encabezados por Pedro Cerisola.

Así, el domingo por la noche Aeroméxico y la Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación llegaron a un acuerdo que —con alfileres— permite a la aerolínea tratar de obtener los apoyos de la crisis que el gobierno federal prometió a través de Bancomext, aunque se trate de aspirinas para curar el cáncer.

Esta medicina, recetada al vapor y como una más de las muy discrecionales decisiones que toman nuestros técnicos graduados en Harvard, Yale y Chicago, no hará más que empeorar las cosas porque dará aún más argumentos a quienes ven que las políticas gubernamentales respecto a la aviación sólo representan echarle dinero bueno al malo y por supuesto que lo es porque el desaseo y la torpeza con que se ha actuado no puede tener un buen final. Si parten de la idea que la culpa de todo la tienen los pilotos y los sobrecargos agrupados en sindicatos gremiales, porque "son caros" y "conflictivos", es evidente que su "solución mágica" es desaparecerlos.

El diagnóstico, sin embargo, aunque satisface a los miopes, es erróneo: el problema de la aviación mexicana no es el costo laboral por la existencia de sindicatos gremiales —su aportación al gasto de las empresas ni siquiera llega al 8 por ciento— y es demostrable que, ni aunque cada uno de ellos pagara 100 pesos diarios por trabajar se solucionaría el problema de sus empresas, cuyos hoyos financieros son de tal magnitud que no tienen remedio sin una verdadera política de Estado y de largo plazo, como se han cansando de solicitar los trabajadores sin que nadie les haga el menor caso.

La falta de visión es lo que tiene a la aviación mexicana a punto de la quiebra. Todas las empresas pierden porque el mercado es un caos y lo es porque la SCT declinó de su responsabilidad y la puso al "mejor" postor. Ahora dicen que el bajo costo es la opción aunque no hay ningún país serio que le apueste al bajo costo como su modelo de aviación.

Y como país es una desgracia que sigamos comprando consultores extranjeros para que vengan a decirnos —a cuenta de otros interesados— lo que las autoridades tienen que hacer y que sólo beneficia a unos cuantos. ¿Qué será tan difícil que los funcionarios piensen por sí mismos? Si los antiguos miembros de Acción Nacional —que decían favorecer al sindicalismo democrático, propositivo y especializado— vieran lo que hoy hace el gobierno panista se avergonzarían de ellos.

En cambio, pareciera que la consigna es acabar con lo poquito que nos queda. Ni siquiera se dan cuenta que las empresas de bajo costo que hoy existen caminan mucho gracias a lo que esos mismos sindicatos gremiales les dieron en personal especializado. No cabe duda que la estupidez y el subdesarrollo van de la mano. Esas sí que son acciones y no promesas



raviles_2@prodigy.net.mx
ROSARIO:
ME PONGO DE PIE Y TE APLAUDO, BRAVO, QUE GRAN COLUMNA LA DEL DÍA DE HOY