17 septiembre 2007

DIRECTO DEL FINANCIERO


Azcárraga busca usar a la CFC.


El jueves pasado no fue Grupo Posada, sino Grupo Mexicana de Aviación, que también preside Gastón Azcárraga Tamayo y dirige Manuel Borja Chico, el que solicitó a la Comisión Federal de Competencia (CFC), cuyo pleno encabeza Eduardo Pérez Motta, le autorice presentar una postura de compra por Corporación Aeroméxico, que lidera Andrés Conesa.

Le cuento que el argumento que interpone Azcárraga Tamayo es que el mercado de la aviación comercial ha cambiado con la introducción de las nuevas aerolíneas, que ya no sé si son de alta eficiencia, pero intentan ser de bajo costo, ya que el mercado de ambas empresas se modificó.

Cierto es que del mercado nacional, Aeroméxico, por ejemplo, llegó a controlar 40 por ciento del nicho en 1998, y Mexicana tenía como 30 por ciento; pero hoy en día se estima que la primera tiene entre 22 y 25 por ciento y la segunda menos de 20 por ciento.

Entre ambas, sigue el argumento, no tendrían más de 50 por ciento, incluyendo la revisión de las rutas relevantes que eran como 40 por cada compañía. La CFC tiene 35 días hábiles, contados desde el jueves pasado, para responder a la petición de Mexicana de Aviación y también a la postura presentada por el grupo de José Luis Barraza el miércoles.

Sin embargo, el mercado relevante puede haber cambiado, pero no la intención de fomentar la competencia en favor del consumidor, decisión que tomada en 1998 fue ratificada en 2000 y de nuevo en 2004, pese a que era una propuesta del gobierno para maximizar la venta de Cintra. La decisión de la CFC, que entonces encabezaba el hoy subsecretario de Ingresos, Fernando Sánchez Ugarte, era preferenciar al consumidor, no al fisco.

Hace unas semanas le indiqué que si no se hubiese obligado a la separación de las aerolíneas para su venta, se estimaba que el valor en 2000 era de poco más de cuatro mil millones de dólares, y tras lo ocurrido el 11 de septiembre de 2001 y el aumento del combustible registrado desde 2003 a la fecha, que generaron un entorno muy negativo para la industria de la aviación comercial, ese valor bajó a tres mil millones por ahí de 2004.

El resultado de la decisión es de todos conocido. Mexicana se vendió en 140 millones de dólares y Aeroméxico, año y medio después, considerando su mejor postor hasta ahora, se vendería en 151 millones de dólares. En total, menos de 10 por ciento del último valor comercial que el mercado asignaba a Cintra combinada.

Por eso, sin lugar a duda, si la CFC diera el sí a Mexicana no sólo provocaría un escándalo nacional, sino una burla total al consumidor, al que todavía la política de aeronáutica le debe mucho, porque los costos aeroportuarios siguen siendo un verdadero escándalo en México para líneas tradicionales o de bajo costo.