Como una señal más de la recomposición que está sufriendo la aviación tradicional, ahora le toca el turno a Aeroméxico, la empresa que, aún sin venderse después de la desintegración de Cintra, espera que en los siguientes meses pueda ser colocada con algún empresario que considere que la aviación mexicana todavía puede ser un negocio.
El asunto, sin embargo, no se ve simple: frente a la explosión de empresas aéreas de bajo costo y frente a lo que actualmente está viviendo Mexicana de Aviación, el panorama para la venta de la empresa del Caballero Águila no sólo no es una cuestión difícil como ya lo parecía desde que Mexicana fue desincorporada, sino que ha optado por negociar anticipadamente el cambio de condiciones laborales en la eventualidad de que no existan postores para adquirirla.
De entrada, la estrategia de negociación por la que ha optado la administración de Andrés Conesa es diferente no sólo porque se hace antes de que la empresa se venda, sino por los planteamientos y la forma como se ha decidido entrarle. Esto, en principio, se convirtió en un problema, ya que, por ejemplo, los pilotos se negaron siquiera a discutirla, argumentando que sería mucho mejor iniciar cualquier negociación con quien fuera a ser el nuevo dueño de la empresa, pues lo negociado antes podría modificarse con una nueva administración.
No obstante, ahora el tema ya se discute tanto en el seno de la Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación como en la sede de los pilotos, merced a que la actual administración decidió acudir directamente a plantearles a los agremiados no sólo la situación, sino opciones que pueden ser discutidas y que admiten propuesta, cosa que no ocurrió en el caso de Mexicana.
El planteamiento, por lo pronto, es otro, aun cuando el problema de fondo es similar.Al menos por el momento, la disyuntiva que plantea Aeroméxico es: o comprar varias cláusulas del contrato (tema que se discute con los sobrecargos) por un total de 13 millones de dólares que serían distribuidos en cuentas individuales por antigüedad y que, desde luego, ya no formarían parte del contrato colectivo; o bien, como fue el caso de los pilotos, un convenio a tres años con facilidades pero sin pago, ya que las cláusulas a modificar seguirían siendo parte del contrato.
En ambos casos las cláusulas a negociar no tocan ni el salario tabular, ni las horas extra, ni los viáticos ni el monto de las pensiones, sino las prestaciones que se fueron agregando a los contratos a lo largo de las negociaciones bienales desde 1988 que, como se sabe, eran esa vieja fórmula de dar aumentos vía prestaciones para eludir impuestos y no, como siempre se ha querido vender a la opinión pública, fruto de una supuesta voracidad sindical.
En todo caso, se afirma que la propuesta está sujeta a negociación y a la recepción de nuevas propuestas, lo que —cuando menos— tiende a crear un clima menos adverso del “lo toman o lo dejan” elegido por Mexicana, que parece ser más una fórmula de quienes parecen querer descarrilar las negociaciones que llevarlas a buen término.
Sea cual sea la decisión final, por lo pronto el planteamiento tiene que darse a conocer de forma integral a todos los agremiados de cada uno de los sindicatos, ya que, al parecer, en el caso de sobrecargos, en las informaciones que circulan entre la base y la dirigencia hay divergencias respecto a cuáles son los términos de lo que pide Aeroméxico y a cambio de qué se estarían intercambiando.
Todo ello debería establecerse con claridad para evitar malos entendidos.En estos días, sin embargo, lo que va a discutirse no son estos planteamientos, sino el asunto salarial, ya que mañana se vence el plazo para esta negociación, lo cual da un espacio bastante bueno para que la dirigencia informe ampliamente qué es exactamente lo que propone Aeroméxico, qué cláusulas se modificarían y qué se estaría recibiendo a cambio.
Mientras tanto, se espera también que la Junta de Conciliación (¿hará honor a su nombre?) y Arbitraje decida en los próximos días acerca de la demanda interpuesta por Mexicana de Aviación en contra de sus sobrecargos. Con ello sabremos cuál es la postura real de la actual administración gubernamental frente a la contratación colectiva y su capacidad de interlocución, así como la fidelidad a los principios de justicia y equidad gomezmorinianos.
Lo oí en 123.45: ¿Otra vez Texcoco-Tizayuca? Todavía no acabamos de estrenar nueva terminal y ya nos queremos gastar los derechos de uso de aeropuerto de los próximos cien años… si es que hay aviación mexicana para entonces.E-mail: raviles_2@prodigy.net.mx