Sábado 21 de Abril de 2007 / Logran telefonistas paquete salarial de 8.62% de aumento / AMPLIA COBERTURA / P.
El Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana aceptó la última propuesta presentada el jueves por Telmex, la cual consistió en un aumento de 4.5 por ciento directo al salario, más 2.22 por ciento en prestaciones, 1.46 en productividad y 0.44 en cláusulas que se indexan al beneficio salarial, por lo cual el paquete aceptado por la mayoría de los 60 mil trabajadores fue de 8.62 por ciento.
El acuerdo al que llegaron las partes se concretó a cinco días de que venciera el emplazamiento de huelga, fijado para el mediodía del 25 de abril. Cabe destacar que el sindicato, encabezado por Francisco Hernández Juárez, solicitaba en esta revisión salarial 15 por ciento de aumento a las percepciones, más 5 por ciento en prestaciones, pero el líder aseguró el miércoles pasado que ese porcentaje estaba sujeto a "negociación"; es decir, el gremio estaba dispuesto a aceptar una cantidad menor, lo cual ocurrió.
Los empleos, en un nuevo contexto EDITORIAL DE EL UNIVERSAL 21 de abril de 2007
El país no puede permitirse tasas de desempleo abierto superiores a 4% porque la economía pierde dinamismo y competitvidad. Además, se debilita el mercado interno, por la pérdida sistemática de poder adquisitivo de la población. Se necesitan más empleos y una cultura laboral distinta, que tienda hacia la flexibilización pero no hacia la precarización del trabajo.
Los números del INEGI al mes de marzo pasado reportan que 4.01 % de la Población Económicamente Activa (PEA) carece de trabajo, cifra que es superior a la de marzo de 2006, que fue de 3.42%. Esto en el primer trimestre de la "Presidencia del empleo".
El futuro no es halagüeño. Analistas de Banamex se sumaron ayer a la ola de quienes dicen que México se verá afectado este año por la desaceleración de la economía estadounidense.
Aun así, no se puede dejar de lado el esfuerzo por hacer que se logren los consensos necesarios entre el Congreso de la Unión y el Poder Ejecutivo federal para sacar adelante una reforma laboral, cuyo eje principal sea la creación de empleos y la elevación de la productividad para un mundo moderno.
Partidos, sindicatos y patrones son corresponsables de aclarar los alcances y limitaciones de la flexibilización del trabajo que implica dicha reforma. El país ya no está, como en las décadas 20 y 30 del siglo pasado, urgido de la gran alianza Estado-trabajadores, que generó organizaciones sindicales corporativas, con grandes contratos colectivos de trabajo, que respondían a aquella coyuntura, pero que no necesariante podemos ni debemos replicar en el México del siglo XXI.
De hecho el concepto de trabajo en el mundo ha cambiado. Se pasó de la manufacturera, a la mentefactura, del trabajo físico al intelectual.
Hay quienes incluso perciben una nueva mutación del concepto laboral hacia el requerimiento de habilidades más intuitivas, artísticas y creativas que en el pasado. El uso intensivo del lado derecho del cerebro.
Sin embargo, flexibilizar el empleo no puede reducirse, como los sindicalistas temen y algunos empresarios desean, a sustituir el viejo esquema de bienestar social garantizado en el artículo 123 constitucional, por uno de bajos salarios y nula responsabilidad contractual de los patrones.
El mundo laboral actual implica levantar otro que tome en cuenta el tipo de empleos que la economía mexicana exige, las nuevas profesiones que se necesitan para competir con los demás países, así como aumentar su grado de especialización, a veces demandante de mayor salario, no de menor, en tanto generadores de productos con valor agregado.
También hay que resaltar que la rotación de los puestos de trabajo es una realidad y juega un papel importante en la nueva economía global.
Lo deseable es que no sea un camino hacia la precarización sino hacia la realización personal. Esto exige que cada trabajador maneje sus finanzas personales de manera distinta, hay que hacer previsiones de seguridad social personal, de las que antes se hacia cargo el Estado