Por: Rosario Avilés
Miercoles 10 de Enero de 2007 Hora de publicación: 01:02
Aprovechando los tiempos de apertura que ya están circulando en nuestro país hacia los cielos abiertos, todavía no confesados por nuestro inefable director de Aeronáutica Civil pero ya perfilados en el acuerdo bilateral con Estados Unidos, que permite la triple designación en ciertas plazas turísticas y que en un plazo más o menos breve se ampliarán a otras ciudades, Delta Airlines está estructurando una red de rutas que le permitirán posicionarse en los principales destinos mexicanos, adelantándose a lo que pueda hacer cualquiera de nuestras empresas nacionales.
Durante las últimas semanas del año pasado y en los primeros meses de este 2007 la aerolínea estadounidense, que también está reestructurando sus finanzas, ha decidido ingresar a todos aquellos destinos que han quedado descubiertos por la falta de vuelos de Aerocalifornia y por aquellos nuevos nichos que ellos han identificado como buenas opciones de crecimiento.
De este modo, hacia junio de este año Delta habrá pasado de tener 6 destinos con 11 vuelos directos, a manejar 20 destinos con 35 vuelos, un crecimiento de más de tres veces que logrará posicionar a la aerolínea en un corredor de lo más interesante, aquel que en algún momento fue el principal bastión de Mexicana de Aviación en las épocas de Don Manuel Sosa de la Vega y que hizo de esta aerolínea nacional un importante referente.
Así, tendrán destinos a casi todas las playas del Pacífico, como La Paz, Mazatlán, Loreto, Puerto Vallarta y Acapulco, donde conectarán hacia Los Angeles y en otras plazas, como León, Zacatecas, Hermosillo y Torreón, más la ciudad de México, con Atlanta, para aprovechar el mercado étnico (otro antiguo bastión de Mexicana) y algunos nichos de lo más interesantes, como el vuelo que conecta, vía Atlanta, a Tel Aviv para servir a un creciente mercado hacia Israel.
Lo más interesante del caso es que Delta ha visto en estas nuevas rutas un nuevo mercado al cual servir y en el que es preciso adelantarse si lo que quiere es pegar primero y por lo tanto pegar dos veces, tratando de darle salida a sus excedentes de aeronaves y tripulaciones que en este momento recortan vuelos improductivos dentro de los Estados Unidos para ajustarse con motivo de su plan para salir del Capítulo 11 de la Ley de Quiebras.
En este rubro Delta anunció desde diciembre que había rechazado la oferta de USAirways para adquirir sus acciones en 4,800 millones de dólares porque su Consejo de Directores estimó que el plan de reestructura a cinco años le reportará mayores beneficios a la larga a la compañía que podría llegar a valer entre 9,000 y 12,000 millones de dólares, dependiendo del plazo, merced a un agresivo plan que incluye recorte de 22,000 plazas en todas las categorías de empleados, la mayoría por retiro voluntario; reorganización de rutas y reducción de costos.
No obstante, a decir de la gerente regional de ventas para México y Centroamérica de Delta, Ana María Favela, estos recortes han involucrado un alto grado de participación de los trabajadores en su diseño, ya que poseen acciones de la empresa, y una búsqueda conjunta de soluciones para evitar que el grupo se desmoralice.
Digamos que ahora las aerolíneas sólidas buscan la manera de continuar en su nicho de aerolínea tradicional sin pretender competir en condiciones deplorables con las de bajo costo que, definitivamente, tienen otras estructuras que no se ajustan a los mismos parámetros.
En todo caso, la pregunta es por qué las aerolíneas estadounidenses sí están viendo oportunidades de mercado en ese segmento que es el tráfico internacional desde y hacia México, al cual cada día le ganan más participación, mientras nuestras propias aerolíneas siguen enfrascadas en pelearse por un mismo pedacito de mercado donde cada día hay más competidores.
Suponemos que con el cambio de gobierno habrá alguna reestructuración de la política del sector aéreo, o cuando menos la instauración de una política, ya que el sexenio anterior se caracterizó por la ambivalencia y el autismo.
Lo oí en 123.45: Ojalá que, por lo menos, en este año se tomen dos decisiones importantes en materia de transporte aéreo: Uno, que se le dé al sector la importancia que merece (tal vez necesitemos separar las telecomunicaciones del transporte, porque mientras el secretario del ramo esté totalmente enfrascado en el negocio de la década, o sea en telecomunicaciones, al transporte nadie lo va a atender).
Dos: que alguien dentro de la administración empiece a trabajar por el crecimiento y la consolidación de la aviación mexicana. Ya se fueron los Reyes Magos, pero todavía queda el Plan Nacional de Desarrollo.
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