Focos
rojos en Aeromar
Estimados
lectores, me resulta preocupante lo acontecido en las últimas horas dentro de la
empresa Transportes Aeromar; no es cosa menor ni nada que podamos dejar pasar, haciéndonos
de la vista gorda.
Ya
en ocasiones pasadas he tocado el tema de la falta de seriedad de la
administración de la empresa Aeromar. Una de ellas fue la columna “Transportes
Aeromar aquí y ahora”, publicada en el portal de Hans Digital, y fui puntual en
decir que buena parte de responsabilidad la han tenido los sindicatos, no en un
evento singular, sino a lo largo de mucho tiempo.
Así
es señoras y señores, tengo que decirles que hoy de manera dramática se prenden
los focos rojos. Un tripulante de cabina me hizo llegar vía correo el contenido
de la circular que la empresa Aeromar les mandó a sus sobrecargos. Y si a la
empresa ya se le olvidó que a sus trabajadores les debe dotaciones de uniformes,
y que ha prorrogado una y otra vez las revisiones contractuales y salariales, si
pretende olvidar que tiene adeudos en diferentes pagos, aquí dejamos constancia
de que a la planta de sobrecargos no se le han olvidado ninguno de esos rubros.
Por ello están sorprendidos e indignados de que ahora les pidan que acepten que
sus pagos salariales llegarán en “abonos chiquitos”, al igual que sus vales de
despensa.
Un
franco y total atropello a sus derechos laborales mínimos, y en ASSA
(Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación) se han quedado ciegos, sordos y
mudos, pues no han hecho absolutamente nada. Caso contrario de lo sucedido en ASPA
(Asociación Sindical de Pilotos de Aviación), pues el sindicato de pilotos no
ha dudado un instante en realizar un extrañamiento por escrito, solicitando que
la empresa cumpla con las obligaciones adquiridas y establecidas en su contrato
colectivo.
Lo
anterior, sostengo, es una actitud “normal” (esperada y deseada) de la
representación sindical de pilotos. Sin embargo la empresa Transportes Aeromar
lleva meses enteros sin entregar la cuota sindical correspondiente a ASSA. No
es chisme, esa información se desprende y así consta en las diferentes
circulares la asociación sindical de sobrecargos ha emitido para documentar los
“Ingresos y Egresos” del sindicato.
No
puedo dejar de pensar ¿quién se está jineteando el dinero, la empresa, el
sindicato, ambos?, son meses los que adeuda la empresa y parece que a la
representación simple y sencillamente no le importa en lo más mínimo.
Pongamos
en orden estas ideas. El sustento del sindicato de sobrecargos proviene de las cuotas sindicales pagadas por sus
agremiados; tan es así que por eso ASSA tuvo con colapso financiero cuando
Mexicana de Aviación y Click fueron bajadas de vuelo; más de la mitad de sus
ingresos se vieron mermados de un día para otro.
¿Cómo
es que la institución sindical puede sobrevivir con sólo dos cuotas sindicales,
las de Aeromar y las de Aeroméxico?, observemos que no hubo ningún
adelgazamiento al personal administrativo que trabaja en la sede sindical, tampoco
hubo algún recorte en el gasto corriente, tampoco existe un plan de ahorros con
la finalidad de seguir subsistiendo.
De manera inexplicable, el sindicato ha estado recibiendo una extraña “ayuda sindical por parte de la empresa Aeroméxico”, cuyos montos fluctúan desde los 90 mil pesos hasta más de 5 millones de pesos, mensuales. ¿Quién me lo dijo? Lo dice ASSA en sus circulares oficiales.
¿Es
posible vivir, como sindicato, sin la cuota de los trabajadores de Aeromar?,
¿es suficiente lo que se recibe de cuotas y sanciones sindicales de los
trabajadores al servicio de la empresa Aeroméxico?
Pareciera
que los sobrecargos de Aeromar, agremiados a ASSA no son para nada importantes
para la representación. Es cierto y evidente que el número de agremiados es mucho
menor que el de los de Aeroméxico pero, eso no es motivo suficiente para que
los consideren “menos importantes”.
La
delegada de Aeromar, recién electa, ha mandado escritos a los sobrecargos de su
empresa, avisando que nadie de la representación sindical le ha hecho entrega
de la cartera, y que cualquier duda o requerimiento por parte de los
sobrecargos la dirijan al Secretario de Conflictos, Emilio Caro, o en su
defecto a la Secretaria de Trabajo de ASSA, Sandra Carrillo, también electa en
el proceso electoral de noviembre pasado, terminando su gestión como delegada
de Aeroméxico.
Podemos
creer, mis estimados lectores, que lo anterior es algo extraño y fuera de
lugar, pero no lo es. La actual delegada de Aeromar no es parte del equipo del
Secretario General, por lo tanto está siendo relegada, tratando de hacerla “entrar
al aro”, se cuadre y rinda pleitesía al “dueño” de ASSA Ricardo Del Valle.
La
empresa Aeromar lleva mucho tiempo abusando de los trabajadores, pero no es sólo
culpa de la empresa; el sindicato ha dejado de ser ese lugar necesario donde se
defienden los derechos de sus agremiados, y se ha convertido en una ventanilla
más de la empresa para atender al trabajador. De poco o nada le sirve al
trabajador esa entelequia famélica y carísima.
¿Ven
por qué digo que los focos rojos están encendidos? Es insostenible la actitud
negligente y abúlica del sindicato de sobrecargos. No puede ser que los
trabajadores no tengan a dónde acudir para defender sus derechos, debido a la colusión
entre el sindicato y la empresa. Es la representación sindical la que está
facultada y moralmente obligada a dar un buen manazo en la mesa y decir: ¡ya
basta!
Para
nadie es un secreto que la actual Secretaria del Trabajo y Previsión Social,
Luisa Alcalde es hija del asesor jurídico del sindicato de sobrecargos. No digo
que sea ilegal, pero debo ser enfática en señalar que nadie en el Gobierno
Federal ha hecho eco de las denuncias que se suscita por conflicto de
intereses. Ya sé que no existe ninguna ley que lo prohíba, pero no parece un
movimiento coherente con quien trae un discurso de “regeneración nacional”. En
los hechos, los trabajadores están una vez más en la plena indefensión, como si
estuviéramos en el siglo XIX y bajo el porfiriato.
Compañero
trabajador, no aceptes el discurso que te pide “agradecer que tengas trabajo”.
Tienes todo el derecho de cuestionarte: “Sí, tengo trabajo, pero ¿a qué precio?”.
Aquellos que tienen en sus manos, y en sus decisiones, la vida de los
trabajadores, deben darse cuenta que no es pecata minuta ignorar sus demandas.
Cada vez son más los signos de hartazgo y cansancio por el abuso empresarial.
Cada vez son más los que están dispuestos a exigir el respeto a sus derechos.
Tan solo el mundo aeronáutico ya tiene muchos focos rojos encendidos; ¿vale la
pena dejar que se calienten todavía más los de Aeromar?
Ximena
Garmendia
28 de
febrero 2021