¿Qué
sigue después de las elecciones?
“A
los vivos se les debe respeto, a los muertos nada más que verdad”, dijo
Voltaire, el escritor, filósofo y abogado francés. Estimados lectores, esta columna
será de índole personal. Y es que la muerte, otra vez se atravesó en el camino.
Cuento la historia: hace algunos años el fallecimiento de mi madre me sumió en
una terrible depresión; entonces estaba volando en Mexicana en el 6x4, sistema
alterno de trabajo que tuvo la desgracia o la benevolencia, de permitirme
llegar de mi bloque de vuelo el día del cumpleaños de mi madre.
Ese
día llegué a coordinadora, y lo primero que hice fue llamarle a mi madre por
teléfono para felicitarla. Tenía fiesta, y mi hija estaba con ella departiendo
con sus invitados. Así que después de las felicitaciones por su cumpleaños y
hablar con mi hija, que se iba a quedar a dormir con su abuela, me fui a mi
casa.
Al
día siguiente, un primo me llamó por teléfono para avisarme que mi mamá estaba
ya muy mal. Apenas cuatro meses antes había recibido el diagnóstico: cáncer. Su
cumpleaños fue el 1º de marzo. Le avisé a mi hermano, que no se tardó nada en
llegar a mi casa, y nos fuimos a ver mi mamá. Cuando llegamos, sólo alcanzamos
a despedirnos de ella; mi mamá diciendo que ahí estaban sus tres hijos: mi
hermano, al que llamaba “su sol” por su caballera rubia, mi hija que era para
ella como su segunda hija, y yo. Murió tranquila, rodeada de sus seres queridos
y en su cama, ya bajo los efectos de la morfina que paliaba su dolor.
Tras
el lamentable suceso caigo en una depresión terrible. Como buena sobrecargo,
seguí volando, pero mis bloques de descanso de 4 días me la pasaba durmiendo
para evadirme de la realidad. Fue en Medicina de Aviación que encontré a una
compañera, y en la charla la felicito por haber ganado la Secretaría de Actas
sindical; jamás pensé que me iba a proponer la posibilidad de irme a trabajar con
ella, como adjunta.
No
lo dudé; tenía que salir del letargo en el que estaba sobreviviendo. En ese
momento el sindicalismo se volvió mi tabla de salvación; ASSA se convirtió en el
lugar ideal para aprender y estar cerca de la acción que nos envolvía como
gremio, pude ver todos los acontecimientos en primera fila, y eso fue más que emocionante.
Me hizo sentir que la sangre seguía corriendo por mis venas.
Tres
años estuve como adjunta a la Secretaría de Actas. Tres años en ese puesto
“honorario” y sin emolumentos, dedicándole íntegros mis días de descanso. Mi
plan siempre fue que, llegado el momento (2005), me lanzaría como candidata
para buscar la Secretaría de Prensa. De hecho, fue después de ese proceso
electoral que abrí este espacio digital, en un ya lejano 2006. La pobre comunicación
social que imperó esos tres años contrastó muchísimo con el trabajo que hizo
Alejandra Barrales en su última gestión; así como soy puntual en señalar sus
errores, no tengo empacho en reconocer que su trabajo en prensa, siempre
destacó. Tal vez no lo recuerden, pero Lizette Clavel estuvo en la Secretaría
de Prensa cuando Alejandra departía como Secretaria General.
Hace
15 años Intenté llegar a dicho cargo, y como propaganda electoral elaboré un
pequeño periódico; en aquel entonces las redes sociales estaban en pañales, y MySpace
y Hi5 era de lo “más nuevo” en internet. Los blogs de entonces poco tienen que
ver con lo que hoy podemos encontrar en la red.
Hace
tres lustros que subí a la palestra la necesidad de acercar la información al gremio
de sobrecargos. En verdad era horrible estar de pernocta y destinar tu cuarto
para juntar a varias tripulaciones y mediante teléfono, (en realidad radio,
tipo Nextel) escuchar el audio entrecortado de una asamblea, y haciendo berrinche
por no poder opinar y mucho menos votar. ¿Por indolencia o desinterés? ¡No!, por
estar trabajando.
Les
contaré que no quedé en la Secretaría de Prensa; de los cinco candidatos que
nos lazamos, ganó la candidata del Secretario General en turno, con el 33% de
la votación. Yo quedé en segundo lugar, con el 22%. El resultado me desanimó
horrores; sentí que mi trabajo propagandístico, a pesar de haber sido
innovador, y de la plata que implicó mandar a imprenta 5 mil ejemplares de mi
periódico, había sido en vano.
Cabizbaja
me dije: “pues a esperar tres años más”. Entonces la titular de la Secretaria
de Actas, de la que era adjunta me preguntó: ¿y si te lanzas a Actas?. Jamás me
había pasado por la cabeza, pero lo vi como una gran oportunidad para dejar de
ver la acción desde la primera fila, y “entrarle al ruedo”. Contendí, y gané,
gracias al voto de algunos de los que están leyendo esto.
El
tiempo pasó, y así como da vueltas la vida, este año volví a intentar llegar a
la Secretaría de Prensa de ASSA. Lo hice sabiendo de antemano que era sumamente
difícil, pues me he granjeado, a pulso, el odio de muchos de los agremiados, ya
sea por la forma que tengo de comunicarme, o por los temas que decido tocar,
Pero ambos casos, están íntimamente ligados a mi forma de ser y de pensar.
Acepté
la candidatura porque pienso que es increíble que a lo largo de nueve años, la
cartera de “prensa” parezca náufraga; desde la llegada de Claudia Quijas,
pasando por Paola Ponce y ahora Laura Tello. Las dos últimas solo famélicas
entelequias, pues quien se erige como “vocera” ante los medios de comunicación es
Claudia Quijas. Por alguna extraña razón, Ricardo Del Valle la ve como su brazo
derecho, a pesar de que se ha empeñado en demostrar que su carisma,
inteligencia, y educación no son precisamente sus mejores cartas de
presentación. El mérito de Claudia es arrastrarse ante quien esté en el poder.
Yo
todavía conservo las capturas de pantalla donde Claudia me alababa por mi
trabajo, al igual que lo hizo con Lizette Clavel, mientras fue Secretaria
General de ASSA.
Ya
sabemos cuál fue el desenlace de las pasadas elecciones. En efecto, no gané y lo
sabía previamente; es muy difícil luchar contra toda una maquinaria diseñada
para aplastar al contrincante, por todas las vías posibles, aunque sean
ilegales y anti estatutarias. Sin embargo, esto no es el fin de la historia;
todo lo contrario.
Por
eso pregunto, ¿qué sigue después de las elecciones?, Es falsa la idea de que todo
acaba con la victoria de los candidatos del Secretario General. No es cierto
que no haya nada que hacer. Sí, mis estimados lectores, esto apenas comienza.
Gracias
a que hubo sobrecargos que se animaron a postularse, a realizar una campaña, y a
levantar la voz, y a comunicarse por zoom y otras plataformas con los
sobrecargos de pie, se abrió la gran posibilidad de generar en ellos el interés
por su sindicato, por conocer su ley interna, por ver la problemática desde
otros ángulos; con ojos diferentes al
discurso oficial del sindicato. Se pueden efectuar sesiones de discusión,
talleres y pláticas que abran un mundo a sus pies y es momento para seguir
trabajando por una verdadera democracia, donde gente con ideas diferentes
puedan trabajar juntos por el bien común.
Yo
estoy muy orgullosa de los valientes, que contra todo, decidieron ser una
opción más en las boletas de votación; es importante que los sobrecargos tengan
opciones para elegir a sus representantes, y no sólo candidatos únicos como sucedió
en los años más recientes en ASSA.
Ustedes
lo saben, en este proceso electoral que acaba de terminar la muerte volvió a
hacer acto de presencia. Mi hermano, el mismo que hace 16 años fue a mi casa
para llevarme con mi madre en sus últimos momentos, falleció la semana pasada.
Hoy mi mamá y “su sol” están contemplando el mismo horizonte desde el mismo
páramo al que trascendieron. Así como la muerte de mi madre marcó mi incursión
en el mundo sindical, la de mi hermano se vuelve un revulsivo que me impulsa a
seguir haciendo esto que tanto me gusta. No importa cuánto tiempo me quede de
vida, quiero seguir informándoles de los acontecimientos de la vida sindical y
aeronáutica de este país.
No
me despido, aquí seguiremos un buen rato ocupando este espacio, porque es su
razón de ser. Sé que soy incómoda para la actual representación sindical, pero
en 14 años ya se debió de haber dado cuenta que entre más nulo y opaco sea su
trabajo, entre más lagunas tenga en su administración, entre más pendientes
tenga con sus agremiados, este espacio tendrá más tela de dónde cortar. Ya
veremos si eso se corrige con la “nueva” (es un decir) representación sindical.
Prometió mucho, espero que cumpla.
P.D.
Esta columna estaba planeada para el domingo pasado. Gracias a todos por sus
abrazos y palabras de aliento. Vivamos, porque no sabemos cuánto tiempo
estaremos por estos lares. ¡Salud, por la vida!
Ximena
Garmendia
22 de noviembre 2020