¿Qué
esperamos de una representación sindical?
Estimados
lectores, la pregunta está formulada en plural, porque no se trata solamente de
una pregunta personal. Quiero que ustedes también se la hagan, y sobre todo,
que pensemos en respuestas. Sabemos que los orígenes de ASSA y ASPA fueron en
el seno de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), pero que posteriormente
se independizaron para convertirse en sindicatos “independientes”. También
sabemos que para el sindicato de sobrecargos, hoy la independencia es sólo un
membrete.
Vayamos
a los hechos: estamos a pocos días de que se resuelvan diferentes y variados
temas, pero hoy sólo hablaremos de los tripulantes al servicio de la empresa
Transportes Aeromar. Es sumamente llamativo que al día de hoy estos sobrecargos
sean justamente los que más desamparo sienten y no ven en la actual representación
sindical la intención de defender sus conquistas laborales, logradas a lo largo
de los años.
En
mi más reciente columna “El cielo es nuestro”, que se publica los viernes en el
portal Hans Digital me referí a la empresa Aeromar y la relación con sus
trabajadores, que de unos años para acá se ha vuelto tortuosa. El contexto: tanto
pilotos como sobrecargos coinciden en la sensación de que su sindicato “no los
representa”, al mismo tiempo que la empresa abusa.
En
un mundo ideal, los sobrecargos de Aeromar no tendrían que haber prorrogado su
revisión, correspondiente al año 2018, para agosto de 2019 ya que un sindicato
a favor de los trabajadores hubiera puesto todo su empeño en conseguir su
revisión. Lamentablemente no fue así, y la representación sindical más
preocupada en ver por ellos mismos, dejaron en total desamparo a los
sobrecargos, permitiendo que prorrogasen su revisión 12 meses.
El
principal argumento de la empresa fue la incertidumbre sobre su viabilidad. Es decir, cargó sobre los hombros de sus
trabajadores una responsabilidad que no les compete. Hace dos años, en ese lejano
2018, era la supuesta inversión de Grupo de Avianca en la aerolínea nacional.
El manejo fatalista de la empresa llegó al absurdo de pedirles a sus pilotos
que recortaran su contrato para “hacerlo más atractivo para el inversionista”.
¿Hacerlo
más atractivo pauperizando las condiciones laborales de los pilotos?, No dudo
que las mentes financieras de la empresa encuentren lógica la petición.
Finalmente la planeación la hacen frente hojas de cálculo y solamente son
números. Pero ASPA, el sindicato que conoce y sabe que sus agremiados son de
carne y hueso, aceptó enarbolar dicha bandera. Y es que es una estrategia que ya
se ha usado en el pasado, pero con Mexicana de Aviación y con Aeroméxico, antes
de ponerlas en venta al mejor postor.
A
los sobrecargos de Aeromar les comentaron que la empresa no tenía fondos para afrontar
sus compromisos adquiridos, y por ello les piden prorrogar la revisión. Un año
completo para llenar ese hueco; doce meses completitos para establecer
estrategias que le permitieran “afrontar el compromiso adquirido” con sus
empleados, uno pensaría que es un tiempo suficiente como para que con la
llegada del plazo, todo estuviera planchado, pero no fue así. Llegamos a la
nueva fecha en 2019, y el discurso vuelve a ser exactamente el mismo, como si
no hubiera pasado el tiempo. ¿Qué hace el sindicato?, empuja a los sobrecargos
a aceptar que el aumento (que les correspondía desde el año 2018) se les
entregue en dos partes, una en septiembre y otra en marzo de 2020, esto es, su
aumento partido en dos.
Tal
vez, y solo tal vez, si arrastramos el lápiz lo suficiente podamos entender
esta ficción financiera. Pero en el mundo de los hechos, solo encuentro dos
formas coloquiales de llamarle a este movimiento: “tomada de pelo”, o “atole
con el dedo”. Y es que con este esquema el aumento al salario que les
correspondía en 2018 simple y sencillamente desapareció, pues es hasta 2019 que
se acuerda el aumento, pero ASSA nunca exigió que fuera retroactivo un año
atrás; y por si fuera poco, dicho aumento sería pagado en dos momentos
diferentes del calendario, partiendo los porcentajes del aumento, una parte en
2019, y otra parte en 2020.
¿Quiere
usted saber que pasó con el aumento al salario de los sobrecargos acordado para
marzo de 2020?, pues que no hubo tal; ya saben, la empresa argumenta que la pandemia
por Covid19 los ha dejado sin un clavo. Y como el tiempo no se detiene, llegamos
a un nuevo emplazamiento a huelga por la revisión salarial de los sobrecargos en
agosto del 2020, todo, bajo la inacción del sindicato.
Lo
natural es que la representación sindical fuera firme, y con determinación exigiera
a la empresa el cumplimiento de todas sus obligaciones adquiridas con su grupo
de trabajadores, pero ¿qué pasó en realidad?, pues de nueva cuenta, el
sindicato, demostrando una inaceptable flojera de defender a sus agremiados, los
volvió a orillar para que aceptaran de una nueva “prórroga”, esta vez para el
último día de noviembre.
Suena
increíble el argumento que el sindicato y sus representantes dieron para no
estallar la huelga y aceptar la prórroga de tres meses: “no tiene caso
estallar una huelga, porque se sabe cuándo empieza, pero no cuando termina”.
Pero lo hicieron, arguyendo que los sobrecargos de Aeromar deberían sentirse
“privilegiados” de que su empresa “no estaba pidiendo recortes”. Poco les
importó el enojo y la molestia de los sobrecargos, a quienes además les adeudan
otros pagos como bonos y dotación de uniformes.
Todo
tiene un límite, y aquí la gota que derrama el vaso viene con el caso de una
sobrecargo, que hace unos días me hace una llamada para compartirme su rabia
porque no hay papel higiénico en el baño de la sala de reservas de Aeromar, y que
tuvo que salir a la plataforma para subir a un avión y “pedir un pedazo de
papel higiénico”. Cualquier tripulante sabe que esto, aunque parezca un
absurdo, no lo es. Los sobrecargos que están “de reserva” se encuentran
perfectamente uniformados y listos para realizar cualquier vuelo que se
requiera, en caso de que falte el sobrecargo asignado. No pueden separarse de
esa sala durante un promedio seis horas.
Hoy
ASSA de México no puede seguirles mintiendo con el falso argumento de que
Aeromar no está pidiendo recortes. De los 108 sobrecargos, la empresa quiere la
cabeza de 32. La pregunta es seria, ¿el pago de estas liquidaciones también se
prorrogaría, como lo han hecho con sus revisiones?, si la empresa no tiene para
un rollo de papel higiénico, ¿tiene para pagar las liquidaciones de 32
sobrecargos?
Todos
guardan silencio. Las autoridades laborales argumentando un “respeto a la vida
interna de los sindicatos”. La empresa ya comprobó que el silencio y los
aplazamientos son una fórmula que funciona para no cumplir. Y en el peor de los
desempeños, el Sindicato, abúlico hasta niveles insultantes, actúa con la
premisa de “calladito me veo más bonito”. Yo no puedo, ni quiero quedarme
callada. No puedo quedarme cruzada de brazos ante los ojos ciegos de la
representación sindical, que permiten que la empresa abuse de sus trabajadores.
Justamente
en la tarde de hoy, que se publica esta columna, los sobrecargos al servicio de
la empresa Transportes Aeromar tendrán su asamblea. ¿El sindicato seguirá
haciéndose de la vista gorda? Ya lo veremos. Mientras tanto quiero hacer
público y patente mi apoyo total con los colegas sobrecargos de Aeromar,
ustedes y yo no podemos darnos el lujo de quedarnos callados.
Ximena
Garmendia
29 de noviembre
2020