Se
busca tripulación a Tel Aviv
Desde su
creación, en este espacio hemos denunciado la corrupción que se da en las
entrañas, poco conocidas, del mundo aeronáutico. No han sido pocas las columnas
que he dedicado a ello. Largo sería el listado tan solo para nombrar las que
han sido publicadas este año. Aunque esta ocasión hablaremos de un nuevo
“escándalo”, curiosamente es protagonizado por los mismos actores. Y es que no
es la primera vez que esto ocurre en ASSA, ¡no señores!, así que preparen su
bebida favorita y acompáñenme en este viaje.
Corría
el mes de marzo de 2014; un grupo de valientes sobrecargos de Mexicana de
Aviación, sin cumplir con los requisitos, ni el perfil que en esos momentos
manejaba la competencia, la empresa del Caballero Águila, lograron colarse en
sus filas. Evidentemente rebasaban la edad establecida por el CCT (antes del
CCT B la edad límite para entrar eran los 37 años). De alguna extraña manera
habían sorteado ese, y un sinfín de obstáculos más.
¿Cómo
lograron semejante proeza?, ustedes no están para saberlo, ni yo para contarlo,
pero en el quinto piso de Patricio Sanz 751, en la colonia del Valle, habita un
ser mágico y poderoso, capaz de realizar los actos más impactantes de nigromancia
y hechicería; su nombre, ya es toda una leyenda.
Recordemos
que es 2014, año en que se impone en Aeroméxico el contrato B para los sobrecargos,
con la ayuda de los “ex mexicanas”. El Contrato “anexo” como eufemísticamente
le llaman en ASSA, entró en vigor el 18 de septiembre, y debemos resaltar que el
propio Ricardo Del Valle declaró para la Revista Expansión lo siguiente: “El
líder sindical destacó que el viernes 12 de septiembre, en asamblea general, se
aprobó el contenido del convenio y aclaró que los 292 sobrecargos que habían
firmado un documento B no tendrán que volver a suscribir un nuevo contrato,
pues pasarán a ser integrantes del original.”
En
efecto, en ese momento Ricardo Del Valle trató de hacerles creer a los
sobrecargos que el “Contrato B” era temporal y que al cabo de 10 años pasarían
al contrato A. Pero… señor Secretario General… esto se contradice con lo
afirmado por el director de Aeroméxico, Andrés Conesa, quien desde el principio
declaró que el contrato B llegó para quedarse, tanto con pilotos como con
sobrecargos, y que lo que espera es la desaparición del contrato A, en un lapso
de 10 años.
El Blue en adiestramiento, punta de lanza |
Al
grupo de sobrecargos que me referí, que no cumplía con los requisitos, pero
lograron colarse, lo denominaremos “Los sobrecargos punta de lanza”, ¿por qué?,
fue el nombre que utilicé en la ficha hemerográfica que elaboré en ese momento para
mi blog. Les dejo el enlace https://www.scribd.com/doc/237136057/Punta-de-Lanza
El
favoritismo descarado del sindicato quedó denunciado en la nota periodística de
fecha 23 de marzo de 2014, del periódico La Jornada, en una entrevista
realizada por César Arellano a la de la voz, misma que pueden revisar aquí,
pidiéndoles que pongan especial atención a los nombres que ahí aparecen, pues
son importantes: https://www.jornada.com.mx/2014/03/23/sociedad/034n3soc?fbclid=IwAR37ERBrka10_yCQM-JETm1MmPmspn6Lsj00kuuwl3786sbR7SFssMT-ZaQ
¿Qué
relevancia tiene traer a cuento estos hechos de hace seis años? No es cosa
menor. Todo el gremio de sobrecargos de nuestro país sabe perfectamente la
terrible situación por la que está pasando la industria. La reducción de la
demanda de pasaje es del 80%, y la reducción de vuelos hace que “volar” sea un
verdadero lujo. Algunos sobrecargos de Aeroméxico han acumulado 5 meses sin
volar, y sin cobrar su salario, derivado del acuerdo de “rotación” negociado
por ASSA de México con la empresa. Vamos pues a imaginar la siguiente escena:
Por la
pandemia estamos en el departamento de Ricardo Del Valle, todo el día ha estado
ocupado. La empresa ya le solicitó la lista de los sobrecargos que realizarán
el vuelo charter a Tel Aviv y él todavía no está cierto; tiene tantos
compromisos por cumplir con su gente y tantas las peticiones que recibe día con
día, que se siente exhausto de tan sólo tener que escoger un puñado de
sobrecargos para dicho vuelo.
Toma
asiento y mientras mira por la ventana, piensa en lo productivo que le han
resultado los “ex mexicanas”, los “punta de lanza” y es así como da por
resuelto el embrollo que tanto le angustiaba.
La
escena anterior se me antoja digna de los primeros segundos de una serie de
Televisión. Con música incidental y vertiginosa veríamos en pantalla los
siguientes nombres: Juan Manuel Galaviz Montoya, César Roberto Guizar López,
Marco Antonio Escobar Insunza, Gustavo Barrientos Sosa y Christian Saúl
Rodríguez Fernández. Con letras chiquitas, debajo de cada nombre aparece su
nombre artístico, bueno, más bien los sobrenombres con los que son más
conocidos en el ámbito aeronáutico. Respectivamente: ”Galaviz”, “el Señor Smith”,
“el Blue”, “el Barrientos” y por último “el boxeador” Christian Saúl, hermano
de Brenda Rodríguez, sobrecargo de Mexicana de Aviación y que también ahora
vuela en Aeroméxico.
Todos
ellos conocidos por pertenecer al círculo rojo del Secretario General. Antes de
entrar como sobrecargos en Aeroméxico, estuvieron trabajando como choferes,
guardaespaldas y golpeadores al servicio de Ricardo Del Valle, quien ahora los
premia con dicho vuelo. Ustedes queridos lectores, deben estar pensando lo
mismo que yo: ¡vaya que sí reditúa arrastrarse, humillarse y ser mozo del
Secretario General!, el pago salta a la vista. Sin embargo, esto ha generado un
descontento apabullante en la planta, sobre todo en estos momentos en que la
mayoría de sobrecargos está rotando, de una manera sin precedentes.
Sin
precedentes es también el cisma generado por esta decisión de Ricardo, pues los
sobrecargos, antes temerosos de las orejas del Secretario General, ahora sin miedo
de ser escuchados, opinan por todo lo alto que consideran injusta la forma en que
fueron seleccionados algunos miembros de la tripulación a Tel Aviv, sobre todo
en el caso de los “ex mexicanas” que forman parte del círculo más íntimo, y su
escalafón de ninguna manera alcanza para tener ese vuelo.
Nunca
he querido estar en los zapatos de Ricardo del Valle; mucho menos en estos
momentos en los que le están explotando en las manos las consecuencias de estar
jugando con fuego. Durante muchos meses les ha pedido a sus agremiados que se
pongan la camiseta, que hagan sacrificios, que sean pacientes, y que confíen
ciegamente en él. Las promesas han sido tantas, que hoy es imposible
sostenerlas. Con base en privilegios y prebendas, logró mantener una especie de
equilibrio perverso que se traducía así: entre más me adules, más regalías y
concesiones tendrás. Pero el margen de acción se le reduce día con día.
Él prometió en asamblea general que la rotación sería conforme al escalafón, que sería por un tiempo breve, que pronto la empresa estaría “levantando el vuelo” y que Aeroméxico estaba más fuerte que nunca. Los hechos hablan por sí mismos. Flaco favor les hizo a los “sobrecargos punta de lanza” al asignarles el vuelo charter al Tel Aviv. Ahora ellos tendrán que soportar con temple de acero y cabeza muy fría todo el justo reclamo del resto de la planta que tenía mayores méritos para ese vuelo, porque si reaccionan de manera visceral y sin inteligencia, serán nuevos dolores de cabeza para el Secretario General. La pregunta se impone ¿habrá escogido bien a su personal?
Ximena Garmendia
16 de agosto 2020