Nos quedamos en aquella ocasión con la sonrisa de triunfador. Si bien tenía el mundo a sus pies, ¿cómo no podría la suerte seguirle sonriendo?. Nuestro líder fue a su casa y preparó todas sus cosas para su viaje, París en navidad, claro que se lo merecía.
Después de recoger a sus hijos partió con rumbo al aeropuerto, en la T2, se documentó pero ¡oh sopresa! tendría que viajar en perrada class...las cosas ya no iban tan bien como él se lo imaginaba. Trató de conseguir un upgrade pero el personal de tráfico se lo negó.
Ya abordo de la aeronave pensó que tal vez podrían sus súbditos conseguirle tres asientos en primera clase. Él se merece eso y más, por algo es su Dios y le deben pleitesía. Sin embargo, para su mala suerte, nadie hizo el esfuerzo de cambiarle a primera clase.
Nuestro taciturno líder tuvo que viajar en turista junto con sus hijos. Rencoroso como es, durante todo el vuelo estuvo pensando en cómo vengarse de la tripulación que no se puso de tapete ante él.
"¿Pues que se creen estos ingratos?"- pensaba, "les he regresado sus alas y así me pagan"...hasta que el cansancio propio de las largas horas del viaje lo venció, rindiéndose a los brazos de Morfeo.
Ya a su llegada a París pareció haberse olvidado de su venganza, bajó con la tripulación y se encaminaron rumbo a migración...ya con mejor ánimo y muy contento de celebrar las fiestas navideñas a la orilla del río Sena.
Ximena Garmendia