AEROMÉXICO, RICARDO DEL VALLE Y LOS ESQUIROLES DE LA NUEVA ERA
Antes que nada veamos la definición tradicional de “Esquirol” : Persona dispuesta a recibir una remuneración económica reemplazando a trabajadores en huelga. Ahora bien, considerando ese concepto, se pensaría que para que aparezcan los esquiroles tiene que existir una huelga, sin embargo la historia moderna en materia obrero-patronal nos muestra una nueva y alarmante tendencia, para la cual entraremos en tema con el caso concreto de Aeroméxico.
Como ya es sabido, el Sindicato de Sobrecargos lleva algún tiempo filtrando ex sobrecargos de Mexicana a las filas de Aeroméxico, con un contrato alternativo conocido como “Contrato B”, el cual se conforma de un salario inferior y de condiciones laborales también inferiores al las del contrato antiguo de los tripulantes de la Aerolínea que comanda Andrés Conesa. La definición de “Esquirol” en su forma más condensada describe al trabajador como un empleado de “reemplazo”, pero lo que estamos viviendo en la actualidad, es que los esquiroles han pasado a ser trabajadores de “desplazo” ya que al no existir huelga, la empresa pacta con el sindicato la contratación de personal con condiciones mínimas de salario, prestaciones, y condiciones laborales, a cambio de que realicen las mismas tareas de aquellos que todavía tienen el contrato tradicional e incluso con jornadas laborales más prolongadas y con menos descanso.
Estos esquiroles de la era moderna, paulatinamente y sin necesidad de “romper huelgas”, ingresan a la empresa y van desplazando a los trabajadores antiguos y peor aún, van desplazando el Contrato Colectivo de Trabajo que costo sacrificios, esfuerzo y perseverancia, a miles de trabajadores a través de muchas décadas de arduo trabajo y lucha. Antiguamente, los primeros en combatir a los esquiroles, eran los sindicatos, e inclusive recurrían a la violencia de ser necesario para defender sus fuentes de empleo bajo condiciones dignas y remunerantes, sin embargo, la parte más triste, es que hoy en día, son precisamente los sindicatos los que diseñan los contratos leoninos y proveen a las empresas con esquiroles.
Este es el caso de Ricardo Del Valle, Secretario General de la Asociación Sindical de Sobrecargos, quién se está perpetuando en el cargo a base de prácticas fraudulentas, y violentando abiertamente los estatutos internos. Ricardo Del Valle ha convertido a ASSA en una fábrica de esquiroles, aprovechando la precaria situación económica de lo ex sobrecargo de Mexicana que hasta la fecha no han recibido el pago de sus liquidaciones.
Durante este proceso, Del Valle aprovecha para descontarles doble cuota sindical a los sobrecargos que entran a Aeroméxico con su “Contrato B”, algo que por cierto es injusto y además ilegal. Aquí claramente hay un circulo de corrupción que comprende también al Secretario del Trabajo (Alfonso Navarrete Prida) quién se hace de la vista gorda, a la DGAC que a través de CENMA (Centro Nacional de Medicina de Aviación) otorga certificados de “Aptitud” a ex sobrecargos de Mexicana que ya no cumplen obviamente con los requisitos de edad y condiciones de salud tanto física como emocional para desempeñar un cargo de alta responsabilidad a bordo de una aeronave comercial, y también por supuesto a los directivos de Aeroméxico que ya encontraron el camino para muy discretamente ir sepultando el CCT para que en un futuro no lejano, el único contrato que quede vigente sea el “Contrato B”
Es un negocio redondo donde los únicos perdedores, son los trabajadores y todos aquellos que lucharon tanto por lograr que la industria aeronáutica de nuestro país tuviese condiciones laborales dignas y por conseguir el reconocimiento profesional de los sobrecargos, una profesión que al igual que el resto de la industria, hoy por hoy, se sigue abaratando. Y a quien se le puede reclamar cuando este nuevo modelo de esclavitud laboral es promovido por la “autoridad”? Es por ello que no debe sorprendernos que la aerolíneas extranjeras estén entrando a México para quedarse con todo el pastel.