Cerritos, una herida abierta; avionazo dejó 82 muertos hace 30 años
Una avioneta privada que invadió la ruta que seguía un DC-9 de Aeroméxico provocó la tragedia en esa zona residencial de Los Ángeles, California
31/08/2016 03:53 ARTURO SALINAS/ CORRESPONSAL
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TIJUANA.
Hoy se cumplen 30 años de una tragedia aérea que dejó por saldo 82 personas muertas en un área densamente poblada de Los Ángeles, cuando un avión DC-9 de Aeroméxico se estrelló contra una avioneta de dos motores Piper Archer II.
De acuerdo con testigos y los documentos oficiales, el choque entre las dos naves tuvo lugar a las 11:52 de la mañana del domingo 31 de agosto, cuando se impactaron el vuelo 498 con 64 pasajeros, todos los cuales murieron junto con los tres tripulantes de la avioneta N4891F, y 15 personas en tierra.
Aunque poco material de video se dispone de ese entonces, residentes del área remiten a la escena del choque entre aviones de la serie Breaking Bad, la cual recrea la tragedia de 1986 e incluso otras películas y especiales se han producido desde entonces.
A tres décadas del accidente, las heridas siguen abiertas para muchas familias que perdieron seres queridos en este choque aéreo que arrasó con al menos una veintena de casas de Cerritos, un vecindario residencial ubicado al sureste de Los Ángeles.
En las ceremonias en honor de las víctimas se recuerda cómo el avión comercial se convirtió en una bola de fuego que cayó sobre las casas, abriendo un surco de casi una milla cuadrada, en tanto que la avioneta cayó en espiral en el patio de la escuela elemental de Cerritos.
Sus tripulantes, de acuerdo con los testigos, murieron decapitados y sus cuerpos aún seguían sujetos al fuselaje de la aeronave con sus cinturones de seguridad.
El impacto fue desigual: el DC-9 es una aeronave de 119 pies de longitud y una capacidad de tres mil 679 galones contra los 24 pies de longitud y los 48 galones de capacidad de la avioneta Piper Archer II.
El choque trazó un siniestro camino de destrucción en la manzana ubicada entre las avenidas Artesia, Marquardt y Bloomfield y la calle Sur de esta ciudad de unos 55 mil habitantes.
Entre las víctimas destacaban 25 pasajeros y tripulantes mexicanos, 37 estadunidenses principalmente de origen latino, un colombiano y un salvadoreño. Nadie pudo salvarse de un choque de esta magnitud, de acuerdo con los reportes, que atribuyeron la causa del inusual choque a la incursión de la avioneta privada en un área reservada para aviones que se aproximaban o se alejaban de Los Ángeles.
Incluso hay versiones de que William Kramer, piloto del Piper Archer II, sufrió un infarto, lo que le hizo perder el control de la aeronave la cual además no contaba con tecnología requerida para evitar un choque contra el pesado DC-9 capitaneado por Arturo Valdés y José Héctor Valencia.
La aeronave comercial apenas descendía en el aeropuerto de Los Ángeles cuando en el tramo de entre seis mil y siete mil pies se encontró con la avioneta que se impactó contra uno de sus alerones, lo que causó la muerte inmediata por decapitación de sus tripulantes.
Otro testigo de primera mano de ese accidente, Dave Clark, hoy en día un despachador retirado de la California Highway Patrol o patrulla de caminos de California, quien estuvo a cargo de enviar las unidades patrulla al área, asevera que “por la magnitud de la muerte y destrucción éste fue probablemente el más grande incidente en que he estado involucrado”.
A su vez, Russel Parks, portavoz de la Administración Federal de Aviación, declaró en ese entonces que el DC-9 se perdió del radar del aeropuerto de Los Ángeles y fue hasta que se pidió apoyo a otras aeronaves que el piloto de otro avión declaró haber visto una estela de fuego y humo en tierra.
Entre las víctimas se recuerda a Andrés y Andrea Ávila, así como Rosa Ojeda de Ávila, Laura Ballesteros, Carmen Barrero, Thomas Basye, Byron Booker, Aurea Caro, Frank Corella, Howard y Robert Crosno, Juan Echeverría, Clemente Espinosa, Iris e Israel Ferrurino, Linda y Paul García así como Dinorah González.
La lista sigue: Elva y Raúl Leanos, Guadaupe y Patricia López así como Carlos López y Carlos López Jr., Gloria y Raymond Navis, Cristina y Elizabeth Peña, Jesús Reyes y Fredric y Donald Rush, Alma Sánchez y Sandra y Stanley Stein.
Otra placa es la que recuerda a aquellas víctimas en tierra: Cuauhtémoc, Tonantzin y Xóchitl Cronkhite, Anjelica, Frank y Javier Estrada, Freeman Jackson, Juanita Logan, Linda Mc Illwain, Kelsey y Laura Rickard, Jennifer y Sandra Starr, así como Howard y Sharon Yackytooahnipah.
En su memoria se instaló una escultura en el Cerritos Sculpture Garden en donde cada año se lleva a cabo una ceremonia luctuosa en el área denominada Cerritos Air Disaster Memorial.