25 mayo 2016

Turbulencia en el ambiente laboral del aerotransporte mexicano

Turbulencia en el ambiente laboral del aerotransporte mexicano

Por:
Juan A. José
Archivado en:  | Al vuelo | Aeromexico
La turbulencia es una condición natural en la aeronáutica; la dinámica en el desplazamiento aéreo supone la exposición de las aeronaves a condiciones que eventualmente generan algún grado de turbulencia, la cual existe virtualmente en todo vuelo. En pocas palabras: no hay cielo siempre en calma.
Las complicaciones con la turbulencia ocurren cuando esta excede los límites de lo seguro o lo confortable. Lo mismo sucede en una relación laboral y más en una relación tan compleja como la que puede tener una empresa con un gremio tan sui-géneris como es el de los pilotos; siempre habrá algún grado de agitación y por ende de tensión en el ambiente, pero está no debe impedir la adecuada marcha de las operaciones y del servicio. El problema es cuando lo hace.
La relación laboral entre una aerolínea y su personal de vuelo nunca ha sido, ni será sencilla. Este es un fenómeno a nivel global con el cual el aerotransporte ha tenido que lidiar virtualmente desde que se crearon las aerolíneas, hace básicamente un siglo.
No cuesta trabajo entender por qué, en el universo de las especialidades que conforman la plantilla laboral de una empresa de aerotransporte, los pilotos tienen tanta importancia: Para comenzar, son los encargados de volar los aviones y eso no lo puede hacer cualquiera.
Nadie es imprescindible, pero hay quienes son más difíciles de reemplazar que otros, y me temo que ese es el caso de los hombres y mujeres que se sientan en las cabinas de pilotos, en particular en tiempos en los que, tal y como se ha comentado en estos mismos espacios, hay una escasez de ese tipo de profesionales calificados y experimentados.
Y es que como sucede en otras especialidades profesionales técnicas en las cuales hay vidas de por medio, la labor de un piloto supone una compleja combinación de entrenamiento, experiencia y habilidades personales, no siempre fáciles de encontrar entre los candidatos; un buen y experimentado piloto no se forma de un día para otro, ni tampoco se puede importar del extranjero a México como lo hacen otras naciones, dada la reglamentación aeronáutica vigente.
En este contexto, resulta particularmente importante para las compañías aéreas atraer y mantener una adecuada plantilla de pilotos para atender sus necesidades operacionales, garantizar la seguridad y aspirar a la rentabilidad. Tan difícil es atraerla como mantenerla, y es sobre este último punto que trata mi comentario en esta oportunidad.
Disponer de una sana plantilla de pilotos no es solamente tener los pilotos que necesita la aerolínea, sino que estos cumplan con los estándares de desempeño establecidos en la normatividad aeronáutica internacional y en los compromisos contractuales adquiridos voluntariamente por las partes.
Los conflictos laborales con los pilotos, manifiéstense como se manifiesten, no hacen otra cosa que afectar la capacidad de operar adecuadamente una aerolínea al no poder obtener esa productividad a la que podría aspirar en función de lo que dice la ley y de lo que acordó con sus trabajadores, de ahí que deben ser considerados como focos rojos.
Una aerolínea con una mala relación con sus pilotos es sin duda una aerolínea en problemas, por esa razón de alguna manera aplaudí hacia octubre del año 2014 la noticia que Aeroméxico había alcanzado con la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores de México un acuerdo multianual para las revisiones contractuales y salariales comprendiendo el plazo 2014-2018.
Por la misma razón me preocupa enterarme de la reciente tensión entre esta que no deja de ser la más importante aerolínea de México y sus pilotos, una condición que además ha afectado la calidad del servicio que presta la compañía a sus favorecedores.
Tensión que también se percibe virtualmente en el resto de las aerolíneas mexicanas en las que el tema pilotos está cobrando matices poco sanos que pueden degenerar en conflictos más serios como serían, en el menor de los casos, demoras y cancelaciones y en el peor de ellos paros de labores, huelgas y quiebra de empresas.
Quien dude que esto es posible, solo debe visitar la historia del aerotransporte mundial, incluyendo el mexicano.
No pretendo, ni puedo emitir juicios, lo único que deseo es llamar la atención a una realidad: Hay demasiada turbulencia en el ambiente laboral en el aerotransporte de México y eso puede complicar seriamente el panorama en nuestros cielos.
Twitter: @RevistaT21