Rosario Avilés
Algunos puntos de la agenda
Mañana iniciará en Dublín la 72 Reunión Anual de la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) con una sesión a la que asistirá el ministro de Transporte de Irlanda, Shane Ross, y el presidente del Consejo de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI). Tal vez el tema más delicado que se tratará en Dublín es la seguridad, y el otro importante será la sustentabilidad.
Después de lo ocurrido hace unos días con el vuelo 804 de EgyptAir, habrá mucho que abordar acerca de las medidas de seguridad tanto en vuelo como en tierra para que este tipo de eventos no sigan cobrando vidas.
A pesar de las medidas drásticas que el mundo adoptó después del 11-S, aún hay interferencias ilícitas –ya sea por terrorismo, por guerras declaradas o incluso por lo que se supone fue un problema emocional de un tripulante- que son inaceptables. La seguridad es a la aviación, lo que el agua a la vida.
La industria de transportación aérea ha trabajado mucho para evitar que esto suceda, pero deberá redoblar los esfuerzos junto con los gobiernos y los propios pasajeros si no queremos que estos siniestros sigan ocurriendo.
En el tema de la sustentabilidad esperamos tener avances del programa para reducir emisiones contaminantes y el desarrollo de biocombustibles.
Pero como también es parte de lo sustentable, otro de los asuntos que están en el ambiente (aunque no en la agenda) es el crecimiento del bajo costo en aviación. Aunque los precios del crudo han bajado considerablemente y todos los cambios tecnológicos y laborales de la industria permiten a las aerolíneas tradicionales ser competitivas, el bajo costo es una realidad que llegó para quedarse.
Si bien la IATA, con sus 264 aerolíneas miembro, representa el 83 por ciento del tráfico global, ese otro 17 por ciento está vigente y sin duda se esforzará por ampliarse, con los retos que plantea su crecimiento. Problemas como la fatiga de vuelo, el relajamiento de normas y protocolos, alta rotación de empleados y los empleos subsidiarios que muchos trabajadores buscan para completar el salario, son algunos de los temas que deben tomarse en serio.
En los Estados Unidos ya se tomaron medidas al respecto, después de los accidentes que se registraron en algunas aerolíneas regionales, como Colgan Air, derivados de ciertas prácticas que suelen estirar la liga en la que se mueve la seguridad aérea.
La industria requiere de mucha eficiencia, costos competitivos que le permitan crecer y sostenerse en el tiempo. Esto es verdad, pero también se necesita un piso de contratación que le dé seguridad a todos, empezando por los propios tripulantes. Encontrar el equilibrio es un ejercicio delicado pero posible.
Al respecto, llamó la atención la publicación de algunos comentarios acerca de la supuesta preocupación de la Secretaría del Trabajo por la falta de negociación del contrato de ASPA con Aeromar, el cual, sin embargo, está fluyendo aceptablemente. Al parecer, tal preocupación era una no tan discreta forma de presión de agentes ajenos, con otros fines.
Y aunque no es tema de la agenda en IATA –aunque deberíamos ceñirnos a las normas IATA en ese y muchos aspectos- estaremos pendientes del rumbo que tome el asunto de los slots en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM).
Con mucho presupuesto para aparecer en todas partes, la Cofece sigue ofreciendo su visión más política que técnica para denostar a las aerolíneas establecidas y que llevan años calentando rutas. Sería interesante saber de dónde y por qué sacan sus argumentos y con qué propósitos.
Después de lo ocurrido hace unos días con el vuelo 804 de EgyptAir, habrá mucho que abordar acerca de las medidas de seguridad tanto en vuelo como en tierra para que este tipo de eventos no sigan cobrando vidas.
A pesar de las medidas drásticas que el mundo adoptó después del 11-S, aún hay interferencias ilícitas –ya sea por terrorismo, por guerras declaradas o incluso por lo que se supone fue un problema emocional de un tripulante- que son inaceptables. La seguridad es a la aviación, lo que el agua a la vida.
La industria de transportación aérea ha trabajado mucho para evitar que esto suceda, pero deberá redoblar los esfuerzos junto con los gobiernos y los propios pasajeros si no queremos que estos siniestros sigan ocurriendo.
En el tema de la sustentabilidad esperamos tener avances del programa para reducir emisiones contaminantes y el desarrollo de biocombustibles.
Pero como también es parte de lo sustentable, otro de los asuntos que están en el ambiente (aunque no en la agenda) es el crecimiento del bajo costo en aviación. Aunque los precios del crudo han bajado considerablemente y todos los cambios tecnológicos y laborales de la industria permiten a las aerolíneas tradicionales ser competitivas, el bajo costo es una realidad que llegó para quedarse.
Si bien la IATA, con sus 264 aerolíneas miembro, representa el 83 por ciento del tráfico global, ese otro 17 por ciento está vigente y sin duda se esforzará por ampliarse, con los retos que plantea su crecimiento. Problemas como la fatiga de vuelo, el relajamiento de normas y protocolos, alta rotación de empleados y los empleos subsidiarios que muchos trabajadores buscan para completar el salario, son algunos de los temas que deben tomarse en serio.
En los Estados Unidos ya se tomaron medidas al respecto, después de los accidentes que se registraron en algunas aerolíneas regionales, como Colgan Air, derivados de ciertas prácticas que suelen estirar la liga en la que se mueve la seguridad aérea.
La industria requiere de mucha eficiencia, costos competitivos que le permitan crecer y sostenerse en el tiempo. Esto es verdad, pero también se necesita un piso de contratación que le dé seguridad a todos, empezando por los propios tripulantes. Encontrar el equilibrio es un ejercicio delicado pero posible.
Al respecto, llamó la atención la publicación de algunos comentarios acerca de la supuesta preocupación de la Secretaría del Trabajo por la falta de negociación del contrato de ASPA con Aeromar, el cual, sin embargo, está fluyendo aceptablemente. Al parecer, tal preocupación era una no tan discreta forma de presión de agentes ajenos, con otros fines.
Y aunque no es tema de la agenda en IATA –aunque deberíamos ceñirnos a las normas IATA en ese y muchos aspectos- estaremos pendientes del rumbo que tome el asunto de los slots en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM).
Con mucho presupuesto para aparecer en todas partes, la Cofece sigue ofreciendo su visión más política que técnica para denostar a las aerolíneas establecidas y que llevan años calentando rutas. Sería interesante saber de dónde y por qué sacan sus argumentos y con qué propósitos.
Lo oí en 123.45:Además, se debe investigar y hacer justicia en el caso de Mexicana de Aviación: anular las irregularidades, castigar a los responsables y resarcirle a los trabajadores su patrimonio.
raviles_2@prodigy.net.mx
Twitter:@charoaviles
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