Con cielo despejado Andrés Conesa. Además de llevarlas riendas
de Aeroméxico, es presidente del consejo de la IATA, y antes de su éxito en la
aviación, ocupó varios cargos en la administración pública del ITAM
A sus 45 años, Andrés Conesa Labastida puede decir con tranquilidad que la
turbulencia pasó. En tan sólo una década, Conesa estuvo al frente de la venta
de las aerolíneas en poder del gobierno mexicano Grupo Aeroméxico y Grupo
Mexicana de Aviación, atravesó por una de las mayores crisis en la historia de
la aviación y un nuevo matrimonio. Sin el temple que le da venir de una familia
de políticos y una sólida educación académica, Conesa no hubiera sorteado la
turbulencia con la seguridad que lo hizo y al mismo tiempo demostrar su lado
humano.
Como el mismo lo de definió en 2010, las bases que obtuvo al
estudiar la licenciatura en Economía en el Instituto Tecnológico Autónomo de
México (ITAM), le permitieron hacer un doctorado en la mejor escuela de
economía: el Instituto Tecnológico de Massachusetts y, además, hacer grandes
amigos. Andrés Conesa forma parte de la famosa generación de finales de los 80
en el ITAM que vio egresar de sus aulas a funcionarios como el secretario de
Hacienda, Luis Videgaray; el secretario de Desarrollo Social, José Antonio
Meade; el ex subsecretario de Hacienda y Crédito Público y actual Director del
Departamento del Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional,
Alejandro Werner, y al ex presidente de la Comisión Nacional Bancaria y de
Valores y actual miembro de la Junta Directiva de Scotiabank, Guillermo Babatz.
Conesa fue
vicepresidente del Consejo de Alumnos del ITAM junto con Ernesto Cordero, ex
secretario de Hacienda, cuando el presidente de dicho Consejo era Luis Miguel
Montaño, ex oficial Mayor de la Secretaría de Hacienda. “Hoy gran parte de mis
amigos, sino es que la mayor parte, son compañeros del ITAM y profesores con
quienes también tuve la oportunidad de convivir en el ámbito profesional”.
“Esas amistades, esa solidez que te da la educación en el
ámbito profesional, es clave para el desarrollo individual de cada persona”,
dijo Conesa al recibir el Premio al Mérito Profesional del ITAM en 2010, el
cual se otorga a los ex alumnos con 15 años de buen desempeño profesional en
los sectores público, privado, social o académico, después de su titulación.
Al recibir el reconocimiento de su alma máter, Conesa
agradeció a su esposa, sus hijos, padres y hermanos por su apoyo y compañía en
todo momento. Esa red de amistades le permite a Conesa tener un fuerte respaldo
en varios sectores económicos, pero también en el ámbito político, pues su
madre, Blanca Labastida Ochoa, es hermana del ex candidato a la Presidencia por
el PRI, Francisco Labastida Ochoa.
Administración pública. Antes de apasionarse por la
aviación, Andrés Conesa demostró sus conocimientos económicos desempeñando
varios cargos en el gobierno. Fue asesor del Gabinete Económico de la
Presidencia de la República de 1991 a 1993; Coordinador de Asesores del
subsecretario de Hacienda de 1997 a 1998; estuvo en el área de Asuntos
Hacendarios Internacionales de 1998 a 2000, para después incorporarse a
Planeación Hacendaria de 2000 a 2003 y en 2004 asumió la Presidencia del
Consejo de Administración de CINTRA, la compañía gubernamental controladora de
Aeroméxico y Mexicana de Aviación.
Entre un cargo y otro, el actual director general de Aeroméxico
ganó dos Premios Nacionales de Economía en 1993 y 1997. Al frente de CINTRA,
Andrés Conesa encabezó la licitación para vender las aerolíneas controladas en
aquel entonces por el gobierno: Aeroméxico y Mexicana.
Nuevos aires.
En 2005, Andrés
Conesa fue recomendado por el Consejo de Administración de CINTRA para asumir
el cargo de presidente del Consejo de Administración y director General de
Grupo Aeroméxico. Al frente de Aeroméxico, Conesa le dio un nuevo impulso a la
aerolínea, pues la orden del Consejo de Administración fue que la compañía
tenía que ser autosuficiente y lograr su rentabilidad sin necesidad de una
fusión o asociación con otra empresa.
Cuando Aeroméxico estuvo a punto de ser vendida, la
aerolínea resultó menos atractiva para los inversionistas, pues en aquella
época sus utilidades eran menores a las de Mexicana, no tenía una aerolínea de
bajo costo y su porcentaje de viajeros entre México y Estados Unidos no era muy
robusto. Todo eso enmendó Conesa. Uno de sus principales logros para darle
viabilidad económica a Aeroméxico fue en 2007, cuando logró que los pilotos
redujeran entre 20% y 25% sus costos al momento de que se hizo el cambio de
control de la compañía con la entrada de nuevos accionistas.
“Todos tenemos que poner de nuestra parte porque sino, no va
a haber futuro”, dijo Conesa en ese entonces. Conesa modernizó la flota,
abrió nuevas rutas internacionales como Shanghái, Roma y Barcelona, en una
época bastante complicada, pues para ese entonces operaban 12 aerolíneas en el
país y habían entrado al mercado las aerolíneas de bajo costo.
Todo iba Con cielo conforme
a lo planeado hasta mediados de 2008, cuando el alza del precio del petróleo y
la crisis financiera mundial puso en jaque a todas las aerolíneas. En julio de
2008, el precio del barril de petróleo alcanzó los 140 dólares, lo que
incrementó el precio de la turbosina, justo en la temporada vacacional de
verano cuando hay el mayor consumo de turbosina en el sector de la aviación.
Andrés Conesa nuevamente tuvo que negociar con sus 6 mil trabajadores un nuevo
contrato colectivo que asegurara la viabilidad de la compañía en un escenario
donde literalmente salía más caro volar que quedarse en tierra.
El nuevo contrato de
trabajo no implicó un aumento de sueldo real, pero le permitió a los pilotos y
sobrecargos volar hasta 90 horas al mes para ganar más dinero y al mismo tiempo
hacer más productiva a la empresa al volar más aviones con la misma cantidad de
sobrecargos. Un año después, además del alza de los precios del petróleo, la
turbosina y la recesión económica, el brote de influenza A H1N1 provocó una de
las mayores caídas en pasajeros.
Ese fue el golpe final para Mexicana y sus aerolíneas filiales
MexicanaClick y MexicanaLink, pues en mayo de 2010, la aerolínea sumó dos años
seguidos de pérdidas, intentó emitir un bono en el mercado global, pero el
gobierno mexicano no lo respaldó y la aerolínea pidió la protección judicial
contra acreedores en México y Nueva York, en agosto de ese año. Esta crisis en
la industria de la aviación le permitió a Conesa mostrar su lado más humano,
pues sin perder de vista la operación de Aeroméxico hizo todo lo posible por
recontratar a la mayor parte de pilotos y sobrecargos de Mexicana que tardó
todavía varios años más en declararse completamente en quiebra. Enamorado del
golf.
Andrés Conesa es aficionado al golf y al futbol —su equipo
favorito es Pumas— y define a estos dos deportes como los mejores momentos para
convivir con sus amigos y familiares. Se dice que antes aprovechaba su hora de
comida para jugar un poco de golf y cada fin de semana solía irse a Avándaro en
Valle de Bravo para descansar y seguir jugando. Fue su afición al golf, la que
lo llevó a conocer a su segunda esposa: Lorena Ochoa, la mejor golfista de
México.
En un torneo
patrocinado por Aeroméxico en Los Cabos en el invierno de 2007, Andrés se
enamoró de Lorena. En aquel entonces Lorena tenía 26 años y Andrés acababa de
cumplir 39, pero la diferencia de edad no representó ningún problema, pues la
madurez de ambos les permitió consolidar una buena relación entre sus apretadas
agendas. Conesa estuvo previamente casado con Karla Ruilova, con quien tuvo
tres hijos: Andrés, Isabel y Marinés. El director de Aeroméxico tomaba
cualquier vuelo para ver a Lorena, le mandaba ¡ores y la conquistó con su
caballerosidad y respeto. Andrés Conesa y Lorena Ochoa se casaron en diciembre
de 2008, en una de las bodas más esperadas por la fama de Lorena como la golfista
que ganó 27 veces el LPGA Tour de la Asociación Femenil de Golfistas Profesionales,
el máximo circuito de golf femenino profesional. A la boda asistieron el
entonces secretario de Hacienda, Agustín Carstens; el ex secretario del
Trabajo, Javier Lozano, y el entonces senador Francisco Labastida Ochoa.
Quienes lo conocen de cerca aseguran que Conesa es serio,
amable, tranquilo e incluso tímido, pero cuando se trata de negocios es
implacable, cualidad que lo ha llevado a formar parte de los consejos de
administración de la bolsa de valores, Genomma Lab e IEnova. IATA. En 2016, Andrés
Conesa fue nombrado presidente del Consejo de la Asociación Internacional de
Transporte Aéreo (IATA, por sus siglas en inglés), siendo el primer mexicano en
ocupar dicho cargo. La IATA es el órgano internacional donde se discuten y
deciden los aspectos más importantes de la industria aérea como la seguridad,
los mecanismos de reserva y el pago de boletos de avión en todo el mundo, así
como las propuestas de mejora regulatoria. La IATA emite el código con el que
se identifican casi todos los aeropuertos del mundo y las aerolíneas que
integran este organismo más de 80% del tráfico aéreo a nivel mundial.
Conesa describe la función de la IATA como el banco central
de las aerolíneas, pues es el que distribuye los fondos que obtienen las
aerolíneas por la venta de boletos. Entre los principales retos que el director
general de Aeroméxico tiene al frente de la IATA está el definir medidas de
seguridad adicionales para facilitar el rastreo de los aviones cuando cruzan
los océanos y distribuir los pagos por emisión de CO2 en los vuelos actuales.
Andrés Conesa lleva 11 años como director general de Aeroméxico y ha
posicionado a la empresa como la aerolínea más grande del país. “Trabajar en
esta industria y estar al frente de Aeroméxico me ha permitido viajar alrededor
del mundo, tanto el plano personal como profesional, situación que incluso me
ha hecho perder la cuenta de cuántos vuelos he abordado, pero que, cada día que
tengo la oportunidad de estar abordo de un avión, la sensación de volar es la
misma que cuando realicé mis primeros viajes”, cuenta Conesa. Sus destinos
favoritos en México son San Miguel de Allende y la Península de Baja California
y a nivel internacional Nueva York.