07 enero 2015

DEL CORREO DEL BLOG

Carta aérea

El Mié, 07 de Enero de 2015, por Marielena Vega
Marielena Vega
Marielena Vega
Columnista en Excélsior.
Aprovechando el Día de Reyes que acaba de pasar, muchos sectores hacen sus cartas de peticiones.
Entre éstos, el sector financiero con el objetivo de que no se repitan los temas de desfalco como es el caso de Ficrea.
Otro asunto, el cual abordaré en este espacio, es el aeroportuario, el cual pasa ya por estragos que van más allá de la propia atmosfera y ambiente.
Se trata de la saturación y la falta de respuesta de la terminal aérea capitalina en temporada alta, pues está por demás rebasada.
Y aunque la estrategia en materia aeroportuaria no es un asunto fácil, la cuestión es si estos inconvenientes dificultarán que las condiciones no sean las óptimas en todas las terminales, o se salten los esquemas de seguridad; o más aún, sean servicios de transportes que están lejos de ser masivos.
La realidad es que todavía no se resuelven. Ni siquiera se ve claramente cómo es que los aeropuertos comenzarán a ser un negocio rentable si el turismo no se reactiva, si no se visualiza la apertura de cielos abiertos ni se dan reglas claras en este sector, sino que se endurece vía el costo que estos inmuebles representan para toda la cadena productiva, incluyendo al pasajero, el asunto parece difícil.
Por lo pronto, y por disposición de las autoridades, a partir de septiembre de este año la Tarifa de Uso del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) se ha disparado de forma considerable.
Claro, los servicios no mejoran. O cómo explicar que todavía no se cuenta con un esquema de registro y aduanal para personas especiales e incluso, niños.
Ni qué habar de la afluencia de personal, que simplemente en temporada alta sigue siendo tan escaso como cualquiera de los demás días.
¿Será que con estos ingresos se financiará la nueva terminal?  Lo cierto es que la TUA nacional para esta terminal subió de 39 a 76%, lo cual, aunque podría pensarse como mecanismo para motivar el uso de otras terminales aéreas, la realidad dista mucho de ser así.
Y la falta de mejora en servicios es para evitar gastos extraordinarios. En fin, hasta ahora la mayoría de las rutas continúan partiendo y arribando desde el aeropuerto que, desde hace 20 años, ha quedado superado, haciendo casi imposible la conexión con otras terminales.
No obstante, las condiciones de seguridad y evolución de este gremio se deben poner en juego, aunque es necesario revisar las reglas, porque hoy día no hay un beneficio que permee parejo a toda la cadena; el costo del transporte aéreo nacional es muy alto, pese a que las aerolíneas sumen su parte, el cobro de la TUA más impuestos hace cada vez más elitista al transporte, que no parece tener revés en el enfrentamiento de la competencia internacional, la cual se los podría devorar.
Mas cuando una sola aerolínea estadunidense representa toda la industria nacional, aunado a ello los 25 aeropuertos más grandes en Estados Unidos mueven a mil 237 millones de pasajeros, contra 93 millones de pasajeros de los 25 aeropuertos más importantes del territorio nacional.
En fin, las instalaciones pueden ser muy modernas, pero si éstas no van a la par de las necesidades de servicio, seguiremos viendo un rezago, incluso en las terminales aéreas nuevas.