Opinión de (Rosario Avilés) |
Aviación y nueva polaridad
El derribo del avión Boeing 777 de Malaysia Airlines hace unas semanas tendrá consecuencias mucho más graves de lo que a simple vista se puede ver. Más allá de los efectos inmediatos en las finanzas de la aerolínea, las repercusiones en la industria de transporte aéreo y las acciones en materia de seguridad, el contexto actual de la aviación mostrará sus efectos en el largo plazo.
Está aún por verse qué sucede con la investigación, pero es notorio que los primeros pasos de ésta se vieron obstaculizados por razones políticas, lo cual nos regresa a los tiempos de la Guerra Fría y a la polarización de las diversas naciones en bloques antagonistas.
Recientes estudios y análisis serios, como el que realiza trimestralmente la consultora ICF/SH&E para la Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA), apuntan cómo, paulatinamente, el centro de gravedad que da rumbo a la industria aérea se va moviendo hacia el Oriente Medio y hacia los países asiáticos.
Son estos países los que están invirtiendo en nuevas flotas. No 10 o 15 aviones de mediano alcance, sino cientos de aeronaves de cabina ancha, para lo cual requieren miles de trabajadores y cientos de tripulantes de muy alto nivel y miles de horas de vuelo, a los que las aerolíneas de estas zonas están dispuestos a pagarles lo que realmente vale su trabajo.
Además, aprovechando las tendencias de apertura y liberalización empujadas por los propios países occidentales y con la solvencia que les dan los recursos del petróleo al Oriente Medio, el gas en el caso de Rusia y los productos de la maquila en el caso de China van posicionándose en nuevos ámbitos, ya sea adquiriendo empresas aéreas o ampliando sus derechos con quintas libertades obtenidas en aquellos países campeones de cielos abiertos.
Los países occidentales, con su modelo aperturista unilateral, de abatimiento de los salarios, de bajos costos, poco a poco van ayudando a esta mudanza para que la tierra de la prosperidad deje de estar en el Atlántico norte, con las consecuencias que esto traerá en el largo plazo en caso de que las tensiones se intensifiquen.
Y el tema no queda ahí. La nueva polaridad que se está creando deja ya de ser ideológica y se vuelve un choque ya no de sistemas, sino dos civilizaciones, como diría Huntington.
En este mismo esquema habría que leer la creación del nuevo banco de desarrollo de los BRICS, que, como los propios países protagonistas dijeron, “busca ser un contrapeso al dominio de Occidente sobre las finanzas globales”.
Y en este nuevo polo económico no sólo juega Rusia, sino China, India, Sudamérica. ¿Qué tanto atraerán a Oriente Medio? Dependerá de muchas cosas, pero no hay duda de que el foco de las decisiones está moviéndose, disociándose y en esto la aviación no está fuera.
Pensemos sólo en las repercusiones que tendrá la investigación del accidente del MH17, las posibles sanciones, la nueva tecnología que será necesario desplegar si la situación escala y ya no es posible para la aviación transitar en el mundo de la homologación pacífica de sistemas, procesos, generación de tecnología aeronáutica global.
Es muy importante medir hacia dónde nos llevará esa nueva correlación en el rubro aeronáutico que no puede ser rehén de los conflictos territoriales porque la incertidumbre es el peor enemigo de la seguridad aérea. Ojalá tengamos claridad para evitar que la aviación vuelva a ser el que pague las consecuencias de los conflictos internacionales.
Lo oí en 123.45: Además, se debe investigar y hacer justicia en el caso de Mexicana de Aviación: anular las irregularidades, castigar a los responsables y resarcirle a los trabajadores su patrimonio.
raviles_2@prodigy.net.mx
Está aún por verse qué sucede con la investigación, pero es notorio que los primeros pasos de ésta se vieron obstaculizados por razones políticas, lo cual nos regresa a los tiempos de la Guerra Fría y a la polarización de las diversas naciones en bloques antagonistas.
Recientes estudios y análisis serios, como el que realiza trimestralmente la consultora ICF/SH&E para la Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA), apuntan cómo, paulatinamente, el centro de gravedad que da rumbo a la industria aérea se va moviendo hacia el Oriente Medio y hacia los países asiáticos.
Son estos países los que están invirtiendo en nuevas flotas. No 10 o 15 aviones de mediano alcance, sino cientos de aeronaves de cabina ancha, para lo cual requieren miles de trabajadores y cientos de tripulantes de muy alto nivel y miles de horas de vuelo, a los que las aerolíneas de estas zonas están dispuestos a pagarles lo que realmente vale su trabajo.
Además, aprovechando las tendencias de apertura y liberalización empujadas por los propios países occidentales y con la solvencia que les dan los recursos del petróleo al Oriente Medio, el gas en el caso de Rusia y los productos de la maquila en el caso de China van posicionándose en nuevos ámbitos, ya sea adquiriendo empresas aéreas o ampliando sus derechos con quintas libertades obtenidas en aquellos países campeones de cielos abiertos.
Los países occidentales, con su modelo aperturista unilateral, de abatimiento de los salarios, de bajos costos, poco a poco van ayudando a esta mudanza para que la tierra de la prosperidad deje de estar en el Atlántico norte, con las consecuencias que esto traerá en el largo plazo en caso de que las tensiones se intensifiquen.
Y el tema no queda ahí. La nueva polaridad que se está creando deja ya de ser ideológica y se vuelve un choque ya no de sistemas, sino dos civilizaciones, como diría Huntington.
En este mismo esquema habría que leer la creación del nuevo banco de desarrollo de los BRICS, que, como los propios países protagonistas dijeron, “busca ser un contrapeso al dominio de Occidente sobre las finanzas globales”.
Y en este nuevo polo económico no sólo juega Rusia, sino China, India, Sudamérica. ¿Qué tanto atraerán a Oriente Medio? Dependerá de muchas cosas, pero no hay duda de que el foco de las decisiones está moviéndose, disociándose y en esto la aviación no está fuera.
Pensemos sólo en las repercusiones que tendrá la investigación del accidente del MH17, las posibles sanciones, la nueva tecnología que será necesario desplegar si la situación escala y ya no es posible para la aviación transitar en el mundo de la homologación pacífica de sistemas, procesos, generación de tecnología aeronáutica global.
Es muy importante medir hacia dónde nos llevará esa nueva correlación en el rubro aeronáutico que no puede ser rehén de los conflictos territoriales porque la incertidumbre es el peor enemigo de la seguridad aérea. Ojalá tengamos claridad para evitar que la aviación vuelva a ser el que pague las consecuencias de los conflictos internacionales.
Lo oí en 123.45: Además, se debe investigar y hacer justicia en el caso de Mexicana de Aviación: anular las irregularidades, castigar a los responsables y resarcirle a los trabajadores su patrimonio.
raviles_2@prodigy.net.mx