Opinión de (Rosario Avilés) |
Don Andrés Fabre Tirán: el último vuelo
Eran las 3:30 de la madrugada del domingo 25 de mayo. Don Andrés se despertó y pidió que le avisaran a su hija que salía de vuelo. “No quiero que se preocupe, ya no me va a encontrar. Por favor, dele mis coordenadas”, le dijo a su cuidador. Unos minutos después partía en su último vuelo.
Piloto aviador hasta el fin. Don Andrés Fabre nació en México, pero se crió en Francia, la tierra natal de sus padres, y en Estados Unidos se convirtió en piloto aviador. Era dueño de una personalidad formal pero muy afable; muy apegado a los procedimientos, un ejemplo de disciplina y rectitud.
También tenía una hermosa sonrisa tímida, nacida de una gran paz interna, y una amabilidad innata que llamaba a la confianza y que creaba en sus compañeros pilotos una corriente de simpatía inmediata hacia él.
Esto fue lo que le permitió encabezar, junto con los capitanes Francisco Tarazona, Francisco Ballina y Jorge Farell, la formación de la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores de México) —ASPA—, cuya historia ha sido ejemplo de sindicalismo democrático, gracias a una fórmula que incluía a la vez sólidos principios, prácticas de respeto a la libre expresión y al voto, participación en la vida social, etc.
Nacido en 1917, para el momento de la fundación de ASPA, en 1958, Fabre contaba apenas con algo más de 40 años, pero ya gozaba de una fama bien ganada de profesional incorruptible y bien preparado.
No en balde también logró crear una escuela de aviación, encabezar a la ASPA dos veces y ser presidente de la central integradora de trabajadores —el BUO—, antecesor del Congreso del Trabajo.
Fue, además, asesor-instructor y jefe de equipo en Mexicana de Aviación, la empresa donde se forjó yen la cual marcó hitos importantes, como el haber comandado el primer Jet comercial que aterrizó en el aeropuerto de Los Angeles, a bordo del Comet4C (De Havilland DH-106) de la propia Mexicana.
La parte más interesante de la fundación de ASPA ha sido que sus líderes nunca quisieron guardar para sí el poder hasta hacerse sempiternos. Con enorme visión y generosidad crearon unos estatutos que impedían la reelección inmediata, la formación de planillas y establecían el recambio de dirigencias por tercios cada año.
Y asimismo, combinaron el trabajo con la representación sindical; el apoyo a la causa de una aviación sólida con el tiempo y el estudio de sus miembros para apoyar a las empresas y a la autoridad en causas tan delicadas como la investigación de accidentes.
Hoy, ASPA atraviesa por uno de los momentos más críticos de su historia que ya cuenta con casi 56 años. La falta de apoyo para Mexicana y el bombardeo a que ha sido sujeta la representación sindical desde muchos frentes, han demostrado que el tipo de sindicalismo democrático y de alto nivel no es la opción que prefieran los que quieren hacer de la aviaciónun negocio financiero o un asunto para extranjeros.
Ojalá que el ejemplo de honradez y bonhomía de los fundadores de ASPA, como Don Andrés Fabre, sea el motor que ayude a renovar a este gremio y a convencer a empresarios mexicanos de la aviación, del gran valor de contar con sindicatos críticos y leales.
El Capitán Fabre ha partido a su último vuelo, para encontrarse con su esposa,en ese cielo al que aspiró con fe inquebrantable.
Lo oí en 123.45: Además, se debe investigar y hacer justicia en el caso de Mexicana de Aviación: anular las irregularidades, castigar a los responsables y resarcirle a los trabajadores su patrimonio.
raviles_2@prodigy.net.mx
Piloto aviador hasta el fin. Don Andrés Fabre nació en México, pero se crió en Francia, la tierra natal de sus padres, y en Estados Unidos se convirtió en piloto aviador. Era dueño de una personalidad formal pero muy afable; muy apegado a los procedimientos, un ejemplo de disciplina y rectitud.
También tenía una hermosa sonrisa tímida, nacida de una gran paz interna, y una amabilidad innata que llamaba a la confianza y que creaba en sus compañeros pilotos una corriente de simpatía inmediata hacia él.
Esto fue lo que le permitió encabezar, junto con los capitanes Francisco Tarazona, Francisco Ballina y Jorge Farell, la formación de la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores de México) —ASPA—, cuya historia ha sido ejemplo de sindicalismo democrático, gracias a una fórmula que incluía a la vez sólidos principios, prácticas de respeto a la libre expresión y al voto, participación en la vida social, etc.
Nacido en 1917, para el momento de la fundación de ASPA, en 1958, Fabre contaba apenas con algo más de 40 años, pero ya gozaba de una fama bien ganada de profesional incorruptible y bien preparado.
No en balde también logró crear una escuela de aviación, encabezar a la ASPA dos veces y ser presidente de la central integradora de trabajadores —el BUO—, antecesor del Congreso del Trabajo.
Fue, además, asesor-instructor y jefe de equipo en Mexicana de Aviación, la empresa donde se forjó yen la cual marcó hitos importantes, como el haber comandado el primer Jet comercial que aterrizó en el aeropuerto de Los Angeles, a bordo del Comet4C (De Havilland DH-106) de la propia Mexicana.
La parte más interesante de la fundación de ASPA ha sido que sus líderes nunca quisieron guardar para sí el poder hasta hacerse sempiternos. Con enorme visión y generosidad crearon unos estatutos que impedían la reelección inmediata, la formación de planillas y establecían el recambio de dirigencias por tercios cada año.
Y asimismo, combinaron el trabajo con la representación sindical; el apoyo a la causa de una aviación sólida con el tiempo y el estudio de sus miembros para apoyar a las empresas y a la autoridad en causas tan delicadas como la investigación de accidentes.
Hoy, ASPA atraviesa por uno de los momentos más críticos de su historia que ya cuenta con casi 56 años. La falta de apoyo para Mexicana y el bombardeo a que ha sido sujeta la representación sindical desde muchos frentes, han demostrado que el tipo de sindicalismo democrático y de alto nivel no es la opción que prefieran los que quieren hacer de la aviaciónun negocio financiero o un asunto para extranjeros.
Ojalá que el ejemplo de honradez y bonhomía de los fundadores de ASPA, como Don Andrés Fabre, sea el motor que ayude a renovar a este gremio y a convencer a empresarios mexicanos de la aviación, del gran valor de contar con sindicatos críticos y leales.
El Capitán Fabre ha partido a su último vuelo, para encontrarse con su esposa,en ese cielo al que aspiró con fe inquebrantable.
Lo oí en 123.45: Además, se debe investigar y hacer justicia en el caso de Mexicana de Aviación: anular las irregularidades, castigar a los responsables y resarcirle a los trabajadores su patrimonio.
raviles_2@prodigy.net.mx