Turbulencias y sobrecargos
24 Octubre, 2013 - 23:52
CREDITO:
Alberto Aguirre M.
El último trienio ha sido de turbulencias para la industria aérea nacional: con Mexicana sin poder alzar el vuelo y una exigua expansión del resto de las líneas aéreas, la parte más afectada han sido los sobrecargos; obligados a cambiar de residencia, en algunos casos, o de profesión -los que han aceptado los planes de retiro voluntario- y forzados a aceptar nuevos contratos que de facto les disminuyen ingresos y prestaciones.
En las épocas recientes, la parte patronal ha ofrecido ajustes salariales menores a la inflación y condiciones laborales poco beneficiosas para el gremio, que encabeza Ricardo del Valle, secretario general de la Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación (ASSA) de México, quien ahora enfila a su reelección bajo un pronóstico incierto, pues tendrá que explicar a sus agremiados qué haría diferente para, ahora sí, defender sus derechos e intereses.
Esta semana, Del Valle ha presentado su candidatura para un segundo periodo al frente de la organización más importante del gremio -allí está también el agrupamiento que dirige Miguel Ángel Yúdico- pero las turbulencias del sector lo colocan en una situación incómoda. El conflicto de Mexicana se ha prolongado más allá de lo que cualquiera haya calculado y la determinación de AeroMéxico de bajar su costo laboral ha igualado el salario de sus representados a los niveles de los empleados de Interjet y Volaris.
En su momento, AeroMéxico -la empresa que encabeza Andrés Conesa- ofreció un llamado contrato B para que los sobrecargos que ingresaran a la aerolínea ganaran alrededor de 30% menos que los actuales. Se garantizaría que, con la coexistencia de dos contratos, se garantizarían las condiciones laborales y el ingreso de los actuales sobrecargos con una cláusula legal y económica. Además, se respondería a la demanda de un sistema automatizado de roles. Del Valle declinó negociar y prefirió pelear por la vía legal un Conflicto Económico de Naturaleza Económica que le impuso la empresa. Esa estrategia fue fallida: los nuevos sobrecargos ganarán más de 50% menos que los actuales y no existe garantía alguna de que esto se los apliquen también a los actuales sobrecargos o bien, que vayan siendo desplazados por sus compañeros que le cuestan menos a la empresa.
Del Valle tiene difícil su reelección. Y mientras, avanza las conciliaciones en el Juzgado XI de Distrito en Materia Civil, donde se resuelve el concurso mercantil de Mexicana.
Hace una semana, los acreedores y el interventor comenzaron a revisar la información contable y financiera de la empresa, a efecto de que ratifiquen su decisión de capitalizar sus adeudos. Y en paralelo se desarrollará la renovación del contrato de arrendamiento de la base de manteniendo en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, a largo plazo y bajo condiciones de mercado.
Es una carrera a contrarreloj, pues demanda el diseño de un vehículo jurídico para que los acreedores capitalicen los pasivos. En este caso, la parte sindical no ayudó mucho a aliviar la tensión de la situación y ahora la ASSA tendrá que cotizar a la baja el trabajo de los sobrecargos si quiere contribuir a que Mexicana retome el vuelo.
Cuando estas cuatro condiciones se hayan cumplido, los acreedores y los inversionistas interesados en reactivar a la compañía podrán negociar sobre porcentajes o participación que cada uno tendría en la nueva empresa.
Y sólo hasta entonces procedería la firma del convenio concursal que daría por concluida la intervención del juzgador.
La reelección de Del Valle y la renegociación en Mexicana apenas son un atisbo de las turbulencias que amenazan al sector aeronáutico mexicano. La zona de mayores nubosidades, sin duda, está próxima a la construcción de una nueva terminal aérea en las cercanías de la ciudad de México.