07 febrero 2012

DE LA COLUMNA DE ROSARIO AVILÉS

El doble y triple discurso
Rosario Avilés |  Opinión     2012-02-07  | Hora de creación: 21:21:16| Ultima modificación: 00:48:49




 Los militantes blanquiazules acaban de terminar su proceso de elecciones para postular a los candidatos que contenderán en los comicios de julio próximo, desde Presidencia de la República hasta diputados y asambleístas. El proceso en sí mostró las grietas de un partido que se debate entre ser fiel a su concepto fundacional y el pragmatismo que raya en el cinismo y la componenda que pareciera exigirle gobernar en un sistema carcomido que nunca fue desmantelado.

 Esta dicotomía hace que muchas acciones de gobierno se vean contaminadas con dobles y triples discursos que sólo contribuyen a minar la credibilidad ya muy deteriorada de este régimen. Mientras en el discurso se llenan la boca hablando de transparencia, se les nota —de manera muy transparente— el lobo que gruñe bajo la piel del cordero (sin alusiones personales, desde luego, pues no es privativo de una sola persona).

 Durante casi año y medio, el gobierno federal ha estado coqueteando con la idea de reordenar el mercado aéreo, pero con una nueva estructura donde no cabe Mexicana de Aviación. Al mismo tiempo, sin embargo, los discursos oficiales juegan con las declaraciones públicas: un día dicen que apoyan todos los esfuerzos porque Mexicana regrese a operar, otro día se muestran muy preocupados porque los inversionistas interesados en Mexicana demuestren la licitud de sus fondos.

 Más adelante, cuestionan el plan de negocios más conservador que ha hecho aerolínea alguna para, enseguida, clamar a los cuatro vientos que no habrá autorización hasta que paguen hasta el último cinco.

 El asunto es evitar a como dé lugar que Mexicana regrese. Y, como en las orquestas, un día le toca el papel a uno y otro día al otro, lo importante es que los inversionistas —el que sea que muestre algún interés— vean a las claras que no habrá apoyo gubernamental para que la aerolínea retome el vuelo.

 Todo esto ha sido desnudado por el propio juez encargado de la causa del concurso mercantil. Y tan es claro y transparente este doble juego, que el juez ya ha declarado que el proceso se ha viciado y que ello está impidiendo llegar a una solución, por lo cual es posible que se siga ampliando el plazo establecido para llegar a una resolución en este conflicto.

 Hay cosas que son obvias: por ejemplo, por qué en el caso del concurso mercantil de Mexicana la autoridad es tan puntillosa, si nunca lo fue para vigilar a Gastón Azcárraga y así evitar la situación que hoy vive la empresa y el quebranto al gobierno federal que, en total, suman casi 5 mil millones de pesos sólo recuperables si la empresa volviera a operar. El negarse a que ello ocurra podría ser motivo de una investigación que dejaría muy mal parados a los funcionarios encargados de este sector.

 Pero también es muy curioso –y deberían justificarlo adecuadamente– cómo el asegurarse de la procedencia de los fondos en el caso de Mexicana no tiene su correspondencia en otros casos. Por ejemplo, no se sabe bien a bien cuál es la composición de la inversión que mantiene Volaris después de que Televisa y Slim vendieran su participación, cosa que parece que no le preocupa a nadie.

 Es curioso también que cada vez que está a punto de concretarse un acuerdo arrecien los comentarios de suspicacia, desinformación y desautorización, difundidos en todo tipo de medios. Es decir, hay una clara política operada en las sombras para evitar que Mexicana vuelva a volar.

 La pregunta obligada es: ¿por qué? ¿Qué hay que el fondo de esta resistencia casi heroica, casi sistemática, para dinamitar cualquier intención de que la aerolínea opere de nuevo? ¿Quién y por qué se opone? ¿Quién saldrá dañado?

 Si las respuestas son tan obvias, debería, al menos, haber un esfuerzo porque la empresa regrese y —si es verdad que todo está tan mal como dicen— solita se retirará del mercado. Y si no es verdad que todo está tan mal, entonces habremos ganado en competencia, en opciones, en conectividad y en tarifas accesibles para todos.

 Las aerolíneas establecidas habrán ganado, además, seguridad jurídica. Los operadores turísticos y aeroportuarios ganarán más clientela. Los trabajadores, más opciones de contratación en su propio país.

 Y, quizás lo más importante, México habrá ganado en justicia, en equidad, en transparencia y en una clase gobernante que no maneja dobles o triples discursos. ¿No les parece suficiente ganancia? Bueno, tal vez ganen algo de la credibilidad perdida y un poquito de legitimidad para la política de largo plazo que se pretende establecer. Suficiente, ¿no?

 raviles_2@prodigy.net.mx