El gobierno del ya merito
Rosario Avilés | Opinión 2011-05-24 | Hora de creación: 21:56:28| Ultima modificación: 02:11:36
Quién sabe para qué quieren los panistas que se aprueben más reformas y más leyes en la Cámara de Diputados si la legislación que está vigente no se aplica y los funcionarios se hacen los chinos a la hora de tomar decisiones, de aplicar las leyes que puedan afectar algún interés empresarial o, en el peor de los casos, cuando se tenga que investigar y llevar a juicio a quienes cometen ilícitos.
Todo ello está generando un clima de absoluta apatía entre los ciudadanos. No sólo es la fallida cruzada contra la delincuencia (ya no se sabe si es guerra o batalla o escarceos), que sin duda ya tiene hartos a amplios sectores de la población.
Es también el hecho de que todo lo demás —o sea, la actividad diaria, normal, en particular la vida económica— encuentra innumerables obstáculos para concretar proyectos, para funcionar con normalidad, para que los habitantes de este país tengan certeza; para que los profesionistas, los empleados, los obreros, los campesinos se sientan confiados en que habrá trabajo para ellos.
La opacidad con que se manejan las cuentas, la discrecionalidad con que los funcionarios deciden si una empresa vive o muere, la impunidad de que disfrutan quienes infringen las leyes, son heridas sociales tanto o más lacerantes que los 40 mil muertos de la guerra perdida del sexenio.
Mientras la aviación acumula rezagos, escuchamos el desconcierto con que se maneja el gobierno federal. El secretario de Comunicaciones, atrapado entre los intereses de los grupos más poderosos, apenas atina a esquivar las decisiones para que la aplicación de la ley no lastime a quienes presionan más.
La secretaria de Turismo se saca de la manga las propuestas más peregrinas para suplir con declaraciones lo que la realidad muestra como fracasos contundentes. Así, incluye en su plan para hacer de México una potencia del turismo la genial idea de abrir los cielos. Se ve que la pobre no tiene idea de lo que eso significa para el país (porque si la tuviera, implicaría que está maquinando la desaparición de lo poquito que nos queda de aviación nacional, lo cual hablaría peor aún de su gestión).
Para tener un convenio de cielos abiertos con Estados Unidos, México tendría que prepararse con una política de transporte aéreo seria. Es obvio que no tenemos capacidad para ello, aunado al hecho de que hace menos de un año estábamos en Categoría 2, así es que ya le tocará al siguiente sexenio considerar esa posibilidad y —confiando en que no hay mal que dure tantos años— delinear una política coherente.
Mientras tanto, las tarifas domésticas se han incrementado 40 por ciento en promedio y las internacionales hasta en 70 por ciento. Se equivocan quienes creen que si Mexicana no volviera a operar, otras aerolíneas podrían remontar esta situación en unos cuantos meses.
La experiencia y el conocimiento acumulado de una empresa con ese prestigio no se improvisa con dinero ni con declaraciones oficiosas de “yo creo que ya no va a volar”, mejor que vengan otros, etcétera. Esto lo único que hace es ahondar los problemas.
El origen de los quebrantos no está en la institución, sino en quienes la gestionaron mal en los últimos años. El blanco de las críticas (Y DE LAS DECISIONES Y SANCIONES) debe enfocarse en quienes llevaron a la empresa a ese punto.
Mexicana merece vivir por encima de la ineptitud y de la ineficacia. De nada vale que los 10 precandidatos del partido oficial se desgañiten prometiendo lo que ya vimos que no saben cumplir.
De nada sirve que el candidato a gobernador del Edomex se indigne contra la ineficacia, la corrupción y la impunidad si el gobierno que ha emanado del partido que él encabezó se hace de la vista gorda frente a la ineficacia de su propia administración, el evidente saqueo de una empresa que creció por el trabajo de muchos mexicanos y la falta de acciones asertivas para castigar a quien falló y preservar el trabajo de quien en 20, 30, 40 años construyó la empresa.
En fin. Del “haiga sido como haiga sido” inicial, se está haciendo programa de gobierno. ¡Qué vergüenza!
raviles_2@prodigy.net.mx
Rosario Avilés | Opinión 2011-05-24 | Hora de creación: 21:56:28| Ultima modificación: 02:11:36
Quién sabe para qué quieren los panistas que se aprueben más reformas y más leyes en la Cámara de Diputados si la legislación que está vigente no se aplica y los funcionarios se hacen los chinos a la hora de tomar decisiones, de aplicar las leyes que puedan afectar algún interés empresarial o, en el peor de los casos, cuando se tenga que investigar y llevar a juicio a quienes cometen ilícitos.
Todo ello está generando un clima de absoluta apatía entre los ciudadanos. No sólo es la fallida cruzada contra la delincuencia (ya no se sabe si es guerra o batalla o escarceos), que sin duda ya tiene hartos a amplios sectores de la población.
Es también el hecho de que todo lo demás —o sea, la actividad diaria, normal, en particular la vida económica— encuentra innumerables obstáculos para concretar proyectos, para funcionar con normalidad, para que los habitantes de este país tengan certeza; para que los profesionistas, los empleados, los obreros, los campesinos se sientan confiados en que habrá trabajo para ellos.
La opacidad con que se manejan las cuentas, la discrecionalidad con que los funcionarios deciden si una empresa vive o muere, la impunidad de que disfrutan quienes infringen las leyes, son heridas sociales tanto o más lacerantes que los 40 mil muertos de la guerra perdida del sexenio.
Mientras la aviación acumula rezagos, escuchamos el desconcierto con que se maneja el gobierno federal. El secretario de Comunicaciones, atrapado entre los intereses de los grupos más poderosos, apenas atina a esquivar las decisiones para que la aplicación de la ley no lastime a quienes presionan más.
La secretaria de Turismo se saca de la manga las propuestas más peregrinas para suplir con declaraciones lo que la realidad muestra como fracasos contundentes. Así, incluye en su plan para hacer de México una potencia del turismo la genial idea de abrir los cielos. Se ve que la pobre no tiene idea de lo que eso significa para el país (porque si la tuviera, implicaría que está maquinando la desaparición de lo poquito que nos queda de aviación nacional, lo cual hablaría peor aún de su gestión).
Para tener un convenio de cielos abiertos con Estados Unidos, México tendría que prepararse con una política de transporte aéreo seria. Es obvio que no tenemos capacidad para ello, aunado al hecho de que hace menos de un año estábamos en Categoría 2, así es que ya le tocará al siguiente sexenio considerar esa posibilidad y —confiando en que no hay mal que dure tantos años— delinear una política coherente.
Mientras tanto, las tarifas domésticas se han incrementado 40 por ciento en promedio y las internacionales hasta en 70 por ciento. Se equivocan quienes creen que si Mexicana no volviera a operar, otras aerolíneas podrían remontar esta situación en unos cuantos meses.
La experiencia y el conocimiento acumulado de una empresa con ese prestigio no se improvisa con dinero ni con declaraciones oficiosas de “yo creo que ya no va a volar”, mejor que vengan otros, etcétera. Esto lo único que hace es ahondar los problemas.
El origen de los quebrantos no está en la institución, sino en quienes la gestionaron mal en los últimos años. El blanco de las críticas (Y DE LAS DECISIONES Y SANCIONES) debe enfocarse en quienes llevaron a la empresa a ese punto.
Mexicana merece vivir por encima de la ineptitud y de la ineficacia. De nada vale que los 10 precandidatos del partido oficial se desgañiten prometiendo lo que ya vimos que no saben cumplir.
De nada sirve que el candidato a gobernador del Edomex se indigne contra la ineficacia, la corrupción y la impunidad si el gobierno que ha emanado del partido que él encabezó se hace de la vista gorda frente a la ineficacia de su propia administración, el evidente saqueo de una empresa que creció por el trabajo de muchos mexicanos y la falta de acciones asertivas para castigar a quien falló y preservar el trabajo de quien en 20, 30, 40 años construyó la empresa.
En fin. Del “haiga sido como haiga sido” inicial, se está haciendo programa de gobierno. ¡Qué vergüenza!
raviles_2@prodigy.net.mx