Saldos de una década (encia)
Rosario Avilés | Opinión Martes 7 de Dic., 2010 | Hora de creación: 21:35| Ultima modificación: 02:29
La semana pasada hablábamos de los saldos de esta década perdida, como se le ha empezado a llamar a la era blanquiazul, y hacíamos referencia a la pérdida de presencia de las aerolíneas mexicanas en el mercado de viajes desde y hacia México, en particular en el de Estados Unidos y Canadá.
También nos referimos a la degradación que impuso la FAA a la autoridad aeronáutica mexicana, examen que hoy hemos pasado a título de la suficiencia y está, como diría un clásico (hoy asimilado a la aviación) “prendida con alfileres” y ojalá que no lo desprendan antes de finalizar este sexenio.
Pero los saldos de esta década (y decadencia) todavía no se acaban. Muchos analistas se han olvidado de dónde proceden ellos y en realidad de qué lado de la mesa juegan, incluso en su propia vida; por eso de algún modo quieren dar lecciones de lo “correcto” a los profesionales de la aviación organizados en sindicatos democráticos, un tipo de sindicato que nuestras “autoridades” (?) laborales no conocen, no desean, no apoyan y ni siquiera comprenden.
La aviación, para todos aquellos que no lo saben o tienen mala memoria, es una actividad cuyo nivel de seguridad ha sido posible porque todos sus procesos se documentan y se siguen escrupulosas normas de actuación.
En la medida en que los incidentes y accidentes han mostrado las fallas del sistema, y éstos han sido corregidos, se van incrementando los márgenes de seguridad. Entre otras cosas, se sabe que la fatiga, la tensión, las presiones, la desorganización, etc. son factores que contribuyen a hacer más vulnerables las operaciones, en la medida en que quienes son responsables de llevar a cabo las tareas más delicadas requieren tener la mayor calidad de vida posible.
Hay suficientes pruebas documentadas de ello e incluso en los tiempos más recientes se han estudiado con más detenimiento los efectos de la fatiga y los elementos distractores en los accidentes. Ninguna autoridad que se precie de serlo puede soslayar este aspecto.
Pero ahora resulta que lo “moderno” y lo “nuevo” es que las tripulaciones aéreas vivan en la incertidumbre y renuncien a sus prestaciones y pensiones —que han acumulado a lo largo de años y años de trabajar honradamente— justamente para tener una vida tranquila, una vez que han dejado esta actividad.
Según esto, la política laboral de Felipe Calderón ha inventado una nueva forma de ceder todo a cambio de nada y además de que, si acaso algunos se atreven a defender lo que honradamente se han ganado, son considerados inconscientes y poco menos que irresponsables, casi los culpables de que los “pobrecitos” accionistas de las empresas no logren los niveles de maximización de utilidades.
¿Cómo se atreven a pedir jornadas de trabajo iguales a las de sus colegas de otras aerolíneas del mundo? ¿Cómo se atreven a solicitar viáticos cuando vuelan a ciudades fuera de su casa? ¿Cómo es que pelean por mantener sus pensiones, por buscar una jubilación digna, por ganar como los profesionales que son? ¿Quién les ha dicho que se merecen un trabajo estable?
Y lo peor: tienen sindicatos democráticos ¿dónde se ha visto semejante disparate? ¿Qué no se dan cuenta de que la democracia es un bicho raro que ni los partidos políticos ni la sociedad mexicana se merece? ¿Quieren ganar bien, tener aerolíneas que sirvan? ¡Pues váyanse a volar a Arabia Saudita, a China, a Singapur!
El panismo y el Presidente del des-empleo, han votado por este modelo, por el que ataca lo legítimamente logrado por los trabajadores y los sindicatos que sí se preocupan por rendir cuentas y ser transparentes. Es muy probable que el nombre de Javier Lozano pase sin pena ni gloria, pero de que el sexenio de Calderón será recordado por estas y otras marrullerías en contra de los trabajadores mexicanos, no cabe la menor duda. Al tiempo.
Lo oí en 123.45: El mejor homenaje a Siqueiros (y a cualquier artista de ese tipo) es conocer sus ideas y buscar la justicia. ¡Qué lejos están de lo que se esperaba de ustedes, mi estimado Fox Coca!
raviles_2@prodigy.net.mx
Rosario Avilés | Opinión Martes 7 de Dic., 2010 | Hora de creación: 21:35| Ultima modificación: 02:29
La semana pasada hablábamos de los saldos de esta década perdida, como se le ha empezado a llamar a la era blanquiazul, y hacíamos referencia a la pérdida de presencia de las aerolíneas mexicanas en el mercado de viajes desde y hacia México, en particular en el de Estados Unidos y Canadá.
También nos referimos a la degradación que impuso la FAA a la autoridad aeronáutica mexicana, examen que hoy hemos pasado a título de la suficiencia y está, como diría un clásico (hoy asimilado a la aviación) “prendida con alfileres” y ojalá que no lo desprendan antes de finalizar este sexenio.
Pero los saldos de esta década (y decadencia) todavía no se acaban. Muchos analistas se han olvidado de dónde proceden ellos y en realidad de qué lado de la mesa juegan, incluso en su propia vida; por eso de algún modo quieren dar lecciones de lo “correcto” a los profesionales de la aviación organizados en sindicatos democráticos, un tipo de sindicato que nuestras “autoridades” (?) laborales no conocen, no desean, no apoyan y ni siquiera comprenden.
La aviación, para todos aquellos que no lo saben o tienen mala memoria, es una actividad cuyo nivel de seguridad ha sido posible porque todos sus procesos se documentan y se siguen escrupulosas normas de actuación.
En la medida en que los incidentes y accidentes han mostrado las fallas del sistema, y éstos han sido corregidos, se van incrementando los márgenes de seguridad. Entre otras cosas, se sabe que la fatiga, la tensión, las presiones, la desorganización, etc. son factores que contribuyen a hacer más vulnerables las operaciones, en la medida en que quienes son responsables de llevar a cabo las tareas más delicadas requieren tener la mayor calidad de vida posible.
Hay suficientes pruebas documentadas de ello e incluso en los tiempos más recientes se han estudiado con más detenimiento los efectos de la fatiga y los elementos distractores en los accidentes. Ninguna autoridad que se precie de serlo puede soslayar este aspecto.
Pero ahora resulta que lo “moderno” y lo “nuevo” es que las tripulaciones aéreas vivan en la incertidumbre y renuncien a sus prestaciones y pensiones —que han acumulado a lo largo de años y años de trabajar honradamente— justamente para tener una vida tranquila, una vez que han dejado esta actividad.
Según esto, la política laboral de Felipe Calderón ha inventado una nueva forma de ceder todo a cambio de nada y además de que, si acaso algunos se atreven a defender lo que honradamente se han ganado, son considerados inconscientes y poco menos que irresponsables, casi los culpables de que los “pobrecitos” accionistas de las empresas no logren los niveles de maximización de utilidades.
¿Cómo se atreven a pedir jornadas de trabajo iguales a las de sus colegas de otras aerolíneas del mundo? ¿Cómo se atreven a solicitar viáticos cuando vuelan a ciudades fuera de su casa? ¿Cómo es que pelean por mantener sus pensiones, por buscar una jubilación digna, por ganar como los profesionales que son? ¿Quién les ha dicho que se merecen un trabajo estable?
Y lo peor: tienen sindicatos democráticos ¿dónde se ha visto semejante disparate? ¿Qué no se dan cuenta de que la democracia es un bicho raro que ni los partidos políticos ni la sociedad mexicana se merece? ¿Quieren ganar bien, tener aerolíneas que sirvan? ¡Pues váyanse a volar a Arabia Saudita, a China, a Singapur!
El panismo y el Presidente del des-empleo, han votado por este modelo, por el que ataca lo legítimamente logrado por los trabajadores y los sindicatos que sí se preocupan por rendir cuentas y ser transparentes. Es muy probable que el nombre de Javier Lozano pase sin pena ni gloria, pero de que el sexenio de Calderón será recordado por estas y otras marrullerías en contra de los trabajadores mexicanos, no cabe la menor duda. Al tiempo.
Lo oí en 123.45: El mejor homenaje a Siqueiros (y a cualquier artista de ese tipo) es conocer sus ideas y buscar la justicia. ¡Qué lejos están de lo que se esperaba de ustedes, mi estimado Fox Coca!
raviles_2@prodigy.net.mx