Opinión de
Despegues y Aterrizajes(Rosario Avilés | )
El balance de un decenio
Rosario Avilés | Opinión Martes 30 de Nov., 2010 | Hora de modificación: 03:28
En la aproximación final del 2010, el año oficial del centenario de la aviación mexicana, las cuentas en este sector son bastante malas: las autoridades nacionales de aeronáutica, degradadas a segunda categoría; dos aerolíneas otrora fuertes y que generaban turismo y divisas se encuentran ahora en tierra y las condiciones de su rehabilitación son bastante magras; los profesionales de la aviación —en particular los más calificados— tienen como principal horizonte salir del país; y, mientras tanto, los responsables de todos los desaguisados siguen tan campantes. Lo peor de todo, es que las cosas siguen igual, es decir, en la misma trayectoria de desplome.
Haciendo un apretado resumen de lo que ha ocurrido en el sector del transporte aéreo nacional durante los 10 años que han transcurrido desde que se iniciara la alternancia partidista, el balance es bastante desfavorable. Tal parece que los blanquiazules estuvieran peleados con la aviación: ni la entienden ni la cuidan, este es otro sector NiNi.
Muy lejos de este espacio el querer hacer una apología del régimen tricolor que en su día fue analizado con los mismos rigores, pero si a fines de noviembre del 2000 había varios retos a los cuales hacerles frente y mejorar, tal pareciera que a partir de la era Fox la consigna fue acabar con lo que había y no lo contrario.
En aquellos ayeres, el crecimiento del sector era consistente y había un balance aceptable entre la participación de las empresas extranjeras y las mexicanas, sobre todo en los principales mercados como Estados Unidos y Canadá.
La aviación se veía entonces como un sector pujante, al grado que el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México estaba al borde la saturación y se pensaba en construir un nuevo aeropuerto que, desde luego, no fue construido y a la postre ya resultará innecesario, porque hemos encontrado la manera de resolver los problemas de saturación podando el mercado con políticas de quiebra. Toda una innovación que, desgraciadamente, no podrá generar regalías.
Si en el año 2000 el mercado mexicano transportó 39.4 millones de pasajeros, para el 2008 esta cifra había subido a 56.1 millones que al 2009 descendieron a 48.8 y que al cierre de 2010 se estima que estará —al menos— un millón y un cuarto abajo, según cifras oficiales.
Lo más relevante, sin embargo, es que la tasa promedio de crecimiento de los mercados es de 6.5 por ciento para el externo y de 4.3 por ciento para el doméstico y un muy importante crecimiento se da en el mercado de México-Estados Unidos, donde pasamos de 13.3 millones de pasajeros en el 2000 a 17.1 en el 2009 (aunque en el 2008 esta cifra se elevó a 19.4) y particularmente en el de Canadá, donde pasamos de 198 mil a 1.4 millones en el mismo lapso de 2000 a 2009.
No obstante, la mala noticia es que si en el año 2000 el porcentaje de participación de las aerolíneas mexicanas en el mercado de Estados Unidos era de 40.7 y las estadunidenses transportaban al 58.6 por ciento, ya para el 2009 las mexicanas sólo transportaban el 28.8 por ciento en favor de las estadunidenses que alcanzaron una participación de 71.2 por ciento.
Para el mercado canadiense la situación no es mejor, pues en el 2000 las aerolíneas mexicanas transportaban al 52 por ciento del total, las canadienses al 31.8 y otras (Japan, en particular) el 16.2 por ciento. Para el 2009 la relación había variado en contra de las mexicanas, cuya participación descendió a 22.1 por ciento, mientras que las canadienses se quedaron con el 77 por ciento de ese mercado.
La peor de las noticias, sin embargo, llegará cuando se haga el balance del 2010, donde los quebrantos en Mexicana y Aviacsa muestren que nuestra aviación está en plena debacle, mientras los discursos oficiales suben el tono triunfalista.
Por alguna razón, los sexenios del cambio y el empleo han logrado el efecto inverso al que —se supone— aludían estas prometedoras propuestas: el cambio ha sido para peor y el empleo se ha deteriorado o desaparecido para nuestros profesionales más capacitados.
Todavía les quedan dos años a los blanquiazules para reivindicarse con el sector. Pero, como se ven las cosas, no parece que el panorama vaya a cambiar. Tal vez podamos aspirar a que las cosas vuelvan a estar como en el año 2000: México en Categoría uno y la promesa de avanzar al alcance de la mano… ¿podrán?
raviles_2@prodigy.net.mx
Despegues y Aterrizajes(Rosario Avilés | )
El balance de un decenio
Rosario Avilés | Opinión Martes 30 de Nov., 2010 | Hora de modificación: 03:28
En la aproximación final del 2010, el año oficial del centenario de la aviación mexicana, las cuentas en este sector son bastante malas: las autoridades nacionales de aeronáutica, degradadas a segunda categoría; dos aerolíneas otrora fuertes y que generaban turismo y divisas se encuentran ahora en tierra y las condiciones de su rehabilitación son bastante magras; los profesionales de la aviación —en particular los más calificados— tienen como principal horizonte salir del país; y, mientras tanto, los responsables de todos los desaguisados siguen tan campantes. Lo peor de todo, es que las cosas siguen igual, es decir, en la misma trayectoria de desplome.
Haciendo un apretado resumen de lo que ha ocurrido en el sector del transporte aéreo nacional durante los 10 años que han transcurrido desde que se iniciara la alternancia partidista, el balance es bastante desfavorable. Tal parece que los blanquiazules estuvieran peleados con la aviación: ni la entienden ni la cuidan, este es otro sector NiNi.
Muy lejos de este espacio el querer hacer una apología del régimen tricolor que en su día fue analizado con los mismos rigores, pero si a fines de noviembre del 2000 había varios retos a los cuales hacerles frente y mejorar, tal pareciera que a partir de la era Fox la consigna fue acabar con lo que había y no lo contrario.
En aquellos ayeres, el crecimiento del sector era consistente y había un balance aceptable entre la participación de las empresas extranjeras y las mexicanas, sobre todo en los principales mercados como Estados Unidos y Canadá.
La aviación se veía entonces como un sector pujante, al grado que el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México estaba al borde la saturación y se pensaba en construir un nuevo aeropuerto que, desde luego, no fue construido y a la postre ya resultará innecesario, porque hemos encontrado la manera de resolver los problemas de saturación podando el mercado con políticas de quiebra. Toda una innovación que, desgraciadamente, no podrá generar regalías.
Si en el año 2000 el mercado mexicano transportó 39.4 millones de pasajeros, para el 2008 esta cifra había subido a 56.1 millones que al 2009 descendieron a 48.8 y que al cierre de 2010 se estima que estará —al menos— un millón y un cuarto abajo, según cifras oficiales.
Lo más relevante, sin embargo, es que la tasa promedio de crecimiento de los mercados es de 6.5 por ciento para el externo y de 4.3 por ciento para el doméstico y un muy importante crecimiento se da en el mercado de México-Estados Unidos, donde pasamos de 13.3 millones de pasajeros en el 2000 a 17.1 en el 2009 (aunque en el 2008 esta cifra se elevó a 19.4) y particularmente en el de Canadá, donde pasamos de 198 mil a 1.4 millones en el mismo lapso de 2000 a 2009.
No obstante, la mala noticia es que si en el año 2000 el porcentaje de participación de las aerolíneas mexicanas en el mercado de Estados Unidos era de 40.7 y las estadunidenses transportaban al 58.6 por ciento, ya para el 2009 las mexicanas sólo transportaban el 28.8 por ciento en favor de las estadunidenses que alcanzaron una participación de 71.2 por ciento.
Para el mercado canadiense la situación no es mejor, pues en el 2000 las aerolíneas mexicanas transportaban al 52 por ciento del total, las canadienses al 31.8 y otras (Japan, en particular) el 16.2 por ciento. Para el 2009 la relación había variado en contra de las mexicanas, cuya participación descendió a 22.1 por ciento, mientras que las canadienses se quedaron con el 77 por ciento de ese mercado.
La peor de las noticias, sin embargo, llegará cuando se haga el balance del 2010, donde los quebrantos en Mexicana y Aviacsa muestren que nuestra aviación está en plena debacle, mientras los discursos oficiales suben el tono triunfalista.
Por alguna razón, los sexenios del cambio y el empleo han logrado el efecto inverso al que —se supone— aludían estas prometedoras propuestas: el cambio ha sido para peor y el empleo se ha deteriorado o desaparecido para nuestros profesionales más capacitados.
Todavía les quedan dos años a los blanquiazules para reivindicarse con el sector. Pero, como se ven las cosas, no parece que el panorama vaya a cambiar. Tal vez podamos aspirar a que las cosas vuelvan a estar como en el año 2000: México en Categoría uno y la promesa de avanzar al alcance de la mano… ¿podrán?
raviles_2@prodigy.net.mx