17 agosto 2010

DE LA COLUMNA DE ROSARIO ÁVILES

Santa requisa
Rosario Avilés | Opinión    Martes 17 de Agosto, 2010 | Hora de modificación: 02:16








Una vez que la opinión pública ha conocido la verdad acerca de la situación que impera en Mexicana de Aviación, llama poderosamente la atención el hecho de que el gobierno federal esté dando señales encontradas sobre una situación en la que debería empeñar de una vez toda la fuerza del Estado para impedir que se consume no sólo un absoluto fraude a la nación, sino un atropello que pone en entredicho la credibilidad del país entero.

Sin exagerar, y basta preguntarle a cualquier persona medianamente enterada del sector aéreo o de los negocios en el mundo, la pérdida de credibilidad que están teniendo los hombres de negocios de este país y el sistema de justicia y rendición de cuentas que impera a nivel institucional es abismal.

¿Quién podría hacer de hoy en adelante negocios con empresarios mexicanos que no sólo no pagan sus deudas, sino que no parecen sufrir consecuencia alguna por los actos de simulación de que se presumen responsables? ¿Qué puede creerse de un país donde las herramientas del Estado no están siendo utilizadas para impedir que sus rutas hacia su principal socio comercial —y el mercado más apetitoso del mundo— sean abandonadas por la aerolínea que las cultivó durante años y las hizo crecer para construir un mercado vigoroso? ¿Qué esperar si estas rutas pasarán a manos de empresas extranjeras?

¿Cómo es posible que se permita que la marca Mexicana (no “patito”, no “air-inter” o “air-union” o cualquier otro nombre que no involucre nuestro nombre de identidad) se presente al mundo como un ejemplo de mala administración y de conductas poco claras, y sobre todo de incumplimiento para quien creyó de buena fe en la palabra empeñada?

Sabemos que vivimos en un entorno de negocios donde lo importante ha sido ser “chicos listos” que saben hacer ingenierías financieras al estilo Enron o al estilo de las inmobiliarias que provocaron las crisis económicas que ya conocemos. El mismo Barack Obama ha apuntado que la codicia de esos “chicos listos” ha sido la ruina y el sufrimiento de muchos y que el sistema financiero, sobre todo el modelo económico, no puede seguir cobijando esos comportamientos, porque permitirlo es llevar a los países a la ruina moral y económica.

El gobierno mexicano ha sido un tanto ambiguo en este tema. Si bien los secretarios de Trabajo y de Comunicaciones y Transportes han reconocido el quebranto, la mala administración y la delicada situación que viven la aerolínea más antigua de este país y ha apoyado abiertamente a los sindicatos gremiales que no dudan en poner toda su capacidad y solidaridad para sacar adelante a su empresa, le ha faltado utilizar la fuerza del Estado para garantizar que la empresa siga prestando sus servicios hasta que el problema económico y financiero se resuelva.

La herramienta que tiene a su alcance es la requisa. Es cierto que ésta se ha usado normalmente para impedir el derecho de huelga pero nada le impide al gobierno federal usarla ahora con fines más nobles. Si la ha usado antes para apoyar a los empresarios para que sus inversiones se mantengan, por qué no usarla ahora para que los trabajadores conserven su fuente de trabajo. Estamos hablando de 8 mil empleos directos y al menos 12 mil indirectos, sin contar con todos los daños colaterales.

Para requisar a la empresa, o para intervenirla que es lo mismo, el gobierno no necesita gastar dinero. Necesita avalar a quienes hoy la quieren comprar para que tengan tiempo de conocer al detalle el estado real de lo que están adquiriendo y con ello permitir que haya ingresos otra vez, lo que también abrirá el camino al propio gobierno para recuperar sus créditos con la empresa.

Por otro lado, los órganos pertinentes de auditoría y procuración de justicia tienen que hacer su tarea para dilucidar cómo fue que los accionistas del grupo aeronáutico pasaron de tener planes de expansión a dejar en ruinas a la empresa y convertirla en un cascarón podrido que está poniendo en duda la credibilidad del país.

raviles_2@prodigy.net.mx