Opinión de
Despegues y aterrizajes(Rosario Avilés )
Seguridad y compromisos
Rosario Avilés Opinión Martes 7 de Julio, 2009 Hora de modificación: 01:01
La seguridad en el transporte aéreo es un tema tan importante que ocupa casi la totalidad de los esfuerzos de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), por encima incluso de los temas de libertades del aire, que deberían ser un poco más atendidos, pero que han soslayado para no entrar en debates multilaterales; también representa la principal preocupación de organismos como la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) y la Federación Internacional de Asociaciones de Pilotos de Línea Aérea (IFALPA), que para cultura general de nuestros funcionarios y muchos nuevos dueños de aerolíneas mexicanas es el único organismo no gubernamental que forma parte de la OACI, debido a la importancia de sus contribuciones.
En los últimos reportes de IATA se dice, por ejemplo, que los niveles de seguridad de las aerolíneas que pertenecen a dicho organismo se han mantenido o incluso se han superado, pero alerta acerca del descenso de los indicadores en muchos países, a raíz de la proliferación de aerolíneas nuevas y de dudosa gestión que han proliferado para dar gusto a un sector de profetas de la nueva economía (si es que la búsqueda indiscriminada de beneficios a costa del trabajo puede llamarse nueva), y esto debería preocupar a las autoridades no tanto con fines punitivos, sino sobre todo con intenciones de prevención que es —a fin de cuentas— lo único que realmente ayuda a la aviación a los seres humanos.
Últimamente, sin embargo, hemos sido testigos de accidentes que realmente han sacudido a la opinión pública. Ambos han tenido como escenario el océano y ambos han sido fatales para todos los implicados, salvo el caso extraordinario y sorprendente de la pequeña que se salvó milagrosamente en el Océano Índico. Sabemos que no será hasta pasado mucho tiempo —cuando las investigaciones terminen— cuando realmente sepamos qué factores contribuyeron o determinaron los accidentes, pero en todo caso lo importante es que estos factores puedan ayudar a que este tipo de casos no se vuelvan a presentar. Para eso sirven las investigaciones de accidentes en aviación.
El fin de semana pasado, Aviacsa vivió un incidente (que no un accidente, como se quiso manejar mañosamente en algunos medios) precisamente mientras se dirime su controversia con las autoridades del transporte aéreo. Es curioso cómo hay incidentes bastante más aparatosos —que hay que decirlo, sufren muchas aerolíneas que no tienen litigios con la SCT por el asunto de la seguridad—, a los cuales nadie les da publicidad y no por ello se afirma que las aerolíneas sean inseguras. ¿Alguien se acuerda de los despistes que ha habido en Reynosa, de los cables que arrastró un avión en Zacatecas, de la pérdida de rumbo de un avión el Golfo de México, etcétera? Por supuesto que no, porque nadie fuera del sector aéreo se enteró.
Es más, ya nadie se acuerda del accidente donde perdió la vida el ex secretario de Gobernación y de la investigación de este hecho, que todavía no termina. ¿Ello hizo que surgiera un alerta de las autoridades para investigar la seguridad en el espacio aéreo del Valle de México o de los servicios de Seneam? Por supuesto que tampoco. Es decir, como solían manejar sus cosas los juaristas: a los amigos, justicia y gracia, y a los enemigos, justicia a secas. Esto puede ser bueno políticamente hablando, pero en materia de aviación es un precedente pésimo.
Esperemos que en el litigio de marras terminen de una vez los dimes y diretes y se llegue a una conclusión que dé certezas a todos. Lo importante de velar por la seguridad es establecer compromisos y cumplirlos. No estaría mal que empezaran por desarrollar una política de transporte aéreo, justa para todos
raviles_2@prodigy.net.mx
Despegues y aterrizajes(Rosario Avilés )
Seguridad y compromisos
Rosario Avilés Opinión Martes 7 de Julio, 2009 Hora de modificación: 01:01
La seguridad en el transporte aéreo es un tema tan importante que ocupa casi la totalidad de los esfuerzos de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), por encima incluso de los temas de libertades del aire, que deberían ser un poco más atendidos, pero que han soslayado para no entrar en debates multilaterales; también representa la principal preocupación de organismos como la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) y la Federación Internacional de Asociaciones de Pilotos de Línea Aérea (IFALPA), que para cultura general de nuestros funcionarios y muchos nuevos dueños de aerolíneas mexicanas es el único organismo no gubernamental que forma parte de la OACI, debido a la importancia de sus contribuciones.
En los últimos reportes de IATA se dice, por ejemplo, que los niveles de seguridad de las aerolíneas que pertenecen a dicho organismo se han mantenido o incluso se han superado, pero alerta acerca del descenso de los indicadores en muchos países, a raíz de la proliferación de aerolíneas nuevas y de dudosa gestión que han proliferado para dar gusto a un sector de profetas de la nueva economía (si es que la búsqueda indiscriminada de beneficios a costa del trabajo puede llamarse nueva), y esto debería preocupar a las autoridades no tanto con fines punitivos, sino sobre todo con intenciones de prevención que es —a fin de cuentas— lo único que realmente ayuda a la aviación a los seres humanos.
Últimamente, sin embargo, hemos sido testigos de accidentes que realmente han sacudido a la opinión pública. Ambos han tenido como escenario el océano y ambos han sido fatales para todos los implicados, salvo el caso extraordinario y sorprendente de la pequeña que se salvó milagrosamente en el Océano Índico. Sabemos que no será hasta pasado mucho tiempo —cuando las investigaciones terminen— cuando realmente sepamos qué factores contribuyeron o determinaron los accidentes, pero en todo caso lo importante es que estos factores puedan ayudar a que este tipo de casos no se vuelvan a presentar. Para eso sirven las investigaciones de accidentes en aviación.
El fin de semana pasado, Aviacsa vivió un incidente (que no un accidente, como se quiso manejar mañosamente en algunos medios) precisamente mientras se dirime su controversia con las autoridades del transporte aéreo. Es curioso cómo hay incidentes bastante más aparatosos —que hay que decirlo, sufren muchas aerolíneas que no tienen litigios con la SCT por el asunto de la seguridad—, a los cuales nadie les da publicidad y no por ello se afirma que las aerolíneas sean inseguras. ¿Alguien se acuerda de los despistes que ha habido en Reynosa, de los cables que arrastró un avión en Zacatecas, de la pérdida de rumbo de un avión el Golfo de México, etcétera? Por supuesto que no, porque nadie fuera del sector aéreo se enteró.
Es más, ya nadie se acuerda del accidente donde perdió la vida el ex secretario de Gobernación y de la investigación de este hecho, que todavía no termina. ¿Ello hizo que surgiera un alerta de las autoridades para investigar la seguridad en el espacio aéreo del Valle de México o de los servicios de Seneam? Por supuesto que tampoco. Es decir, como solían manejar sus cosas los juaristas: a los amigos, justicia y gracia, y a los enemigos, justicia a secas. Esto puede ser bueno políticamente hablando, pero en materia de aviación es un precedente pésimo.
Esperemos que en el litigio de marras terminen de una vez los dimes y diretes y se llegue a una conclusión que dé certezas a todos. Lo importante de velar por la seguridad es establecer compromisos y cumplirlos. No estaría mal que empezaran por desarrollar una política de transporte aéreo, justa para todos
raviles_2@prodigy.net.mx