Solidaridad con pilotos y sobrecargos
Arturo Alcalde Justiniani
Los aeropuertos tienen un entorno especial, transitan por sus pasillos personas de distintos lugares del mundo con motivaciones diferentes; la operación aérea es de por sí enigmática. Genera particular atención la presencia de pilotos y sobrecargos, hombres y mujeres, en
quienes depositamos la confianza para un viaje seguro y confortable. Se trata de profesionales que, si bien asumen su trabajo con vocación, deben someterse a disciplina y reglas rigurosas.
La actividad de piloto y sobrecargo implica muchas horas de capacitación y formación profesional que los habilita para maniobras especiales en caso de emergencia. Al igual que los cardiólogos, anestesiólogos o bomberos, su presencia es indispensable en condiciones de riesgo. Son conocidas las historias de pilotos que han logrado salvar a los pasajeros de una aeronave en riesgo gracias a su pericia y especialidad. Sus condiciones de trabajo no son fáciles, deben someterse a jornadas extenuantes, a la incertidumbre en la asignación de los días de descanso y a estar siempre dispuestos para avisos o solicitudes de servicio que pueden alterar sus planes personales y familiares.
En el plano sindical, los sobrecargos y pilotos también son excepcionales en nuestro país; al igual que en otras partes del mundo, se han integrado en sindicatos auténticos. En México, con la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores de México (ASPA) y la Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación (ASSA). Se distinguen por las reglas democráticas que los rigen a través de la elección por voto secreto, universal y directo de sus dirigentes y la discusión y aprobación en asambleas de sus convenios colectivos, que se refleja en el alto nivel de servicio a sus afiliados. Su actuar no se limita a la actividad gremial, sino ha incluido tradicionalmente el interés por preservar y fortalecer sus fuentes de trabajo. Su presencia sindical contrasta con otras organizaciones gremiales dedicadas al contratismo de protección patronal en las llamadas empresas de bajo costo, que no sólo implica competencia desleal, sino también descalificación profesional con serias repercusiones en la calidad y seguridad de las operaciones aéreas.
La contratación colectiva de ASSA y ASPA abarca a Aeromar, así como a las unidades económicas denominadas Grupo Aeroméxico, incluyendo Connect y Travel, y Grupo Mexicana de Aviación, que involucra a Click. Una excepción en esta contratación colectiva es el caso de la empresa Link, asignada por Mexicana de Aviación a un sindicato distinto, con la clara intención de impedir que sus trabajadores formen parte de la membresía de ASPA y ASSA. Una evidente maniobra tendiente a precarizar sus condiciones de trabajo y un obstáculo insalvable para recuperar un nivel de diálogo y responsabilidad compartida con sus sindicatos.
Los pilotos y sobrecargos miembros de ASPA y ASSA han iniciado una jornada de lucha por la defensa de su empleo y la subsistencia de sus fuentes de trabajo. Se trata de un esfuerzo de varias dimensiones, en un entorno complejo, tomando en cuenta la difícil situación económica del sector, como consecuencia de la crisis financiera mundial, la afectación coyuntural de la reciente contingencia sanitaria, además de otros factores de orden nacional, como el incremento en el costo de los combustibles y la ausencia de una política aeronáutica que permita generar esquemas de competencia leal, tanto a nivel doméstico como internacional.
Frente a sus empresas ASPA y ASSA reclaman el respeto a los compromisos contraídos y el rechazo a despidos injustificados. Sostienen, con razón, que existen otras vías para superar la problemática económica de las empresas. Es amplio el expediente de concesiones y flexibilidades que han otorgado a las aerolíneas bajo el compromiso de mantener la planta, incluyendo convenios de reducción de condiciones de trabajo y revisiones salariales con cero aumento. Esta actitud responsable de los sindicatos no es motivo de reciprocidad patronal. Las empresas han optado por una estrategia de ajuste cargando el costo en los hombros de sus trabajadores, a pesar de que los pasivos laborales fueron considerados en el valor de adquisición al privatizarse. Aeroméxico despide masivamente a pilotos y sobrecargos al margen de la ley y convenios vigentes, planteando una situación de hecho que ha provocado, naturalmente, la protesta laboral. Mexicana de Aviación, además del anuncio de despidos, pretende realizar vuelos con personal distinto y al margen de la contratación colectiva. Por lo visto, estas empresas no comparten la tesis de que una relación laboral responsable y de buena fe es la mejor vía para superar sus dificultades.
Frente al gobierno, ASPA y ASSA reclaman una participación más activa orientada a apoyar las fuentes de trabajo, considerando su importancia en el campo económico, turístico, e incluso de seguridad nacional. Sus reclamos han sido fortalecidos por una renovada cohesión interna y un creciente flujo de solidaridad.
Al fin, buenas noticias en el mundo laboral
Después de muchos esfuerzos y años de lucha, los técnicos y profesionistas de Pemex han logrado un gran triunfo en favor de su legítimo derecho a organizarse. La jueza María Soledad Rodríguez González, primera de distrito en materia de trabajo en el Distrito Federal, valientemente otorgó el amparo a la Unión Nacional de Técnicos y Profesionistas Petroleros, ordenando a la Secretaría del Trabajo y Previsión Social que proceda a su registro sindical. La noticia es un respiro en el entorno de dificultades que viven los trabajadores mexicanos para asociarse democráticamente. Esperemos que la unión no deba enfrentarse a nuevos obstáculos para subsistir. Su triunfo es de todos los trabajadores mexicanos, por la importancia de la industria, por el esfuerzo de sus asociados y por la solidaridad que los ha cobijado.