26 febrero 2009

DE LA COLUMNA DE ROSARIO ÁVILES

Felipe: más solo que Lindbergh


Rosario Avilés Opinión Miércoles 25 de Febrero, 2009 Hora de creación: 00:23 Ultima modificación: 03:54







Cuando Charles Lindbergh atravesaba el Océano Atlántico a bordo del Espíritu de San Luis, iba completamente solo, con la incertidumbre de los pioneros que están abriendo brechas para el futuro. ¿Qué sintió?, ¿qué pensó Lindbergh?, ¿qué clase de temple se requiere para hacer una travesía de esa naturaleza (tan incierta, tan dura, tan peligrosa de algún modo por desconocida y por imprevista) completamente solo?

Sin duda que era un hombre valiente, pero no olvidemos que los pioneros van solos, entre otras cosas, porque no ponen en peligro a nadie más, lo cual se agradece.

En los últimos días hemos conocido una serie de datos a través de filtraciones en diarios, programas de radio e internet. En ellas nos damos cuenta de que nuestros funcionarios públicos tienen muchas cosas en qué entretenerse, pero que odian que les recuerden ciertos compromisos que tienen con la naturaleza de sus cargos.

Así, Luis Téllez, titular de la SCT y teóricamente responsable del buen curso que siga el sector transporte aéreo del país, monta en cólera cuando Javier Lozano, titular de la STPS y teóricamente responsable de salvaguardar el empleo, le pide que atienda al tema de las aerolíneas.

Ciertamente es feo que alguien más nos recuerde nuestras obligaciones, pero es obvio que Lozano (o cualquier persona que observe de cerca lo que ocurre en el sector aéreo nacional) no puede más que alarmarse con lo que está pasando. Al secretario del Trabajo le preocupa -con razón- que el empleo especializado, que tanto trabajo y recursos le ha costado a México, se pierda por la falta de atención de quienes tienen a su cargo la buena marcha del sector.

Pero Lozano se queda corto. Dicen que en Los Pinos están muy agradecidos con Téllez por la forma como manejó el caso del accidente donde pereció Juan Camilo Mouriño y otros funcionarios de la administración. Es curioso. El responsable final del estado del sector aeronáutico, a quien se le deben pedir explicaciones por las condiciones en que ocurrió este accidente, es el "héroe de esta película" (con y sin alusiones a otro caso público de espionaje telefónico). Es —cuando menos— una forma muy original de gobernar.

Dicho sea de paso, nada ha cambiado en el transporte aéreo desde el 3 de noviembre pasado. Es decir, el espacio aéreo del Valle de México sigue siendo operado de la misma forma. Tal vez la diferencia es que hay un nuevo director de aeronáutica civil: un chico que se ve listo, pero que no ha hecho nada -todavía- por modificar las cosas. La tiene difícil, es cierto, porque el caos es monumental.

Las aerolíneas tienen otros problemas: del grave asunto del combustible caro pasaron a tener un ambiente recesivo y un tipo de cambio adverso que los pone en aprietos, porque las rentas de las aeronaves están tasadas en dólares. Eso sin contar las empresas que se metieron en el laberinto de las coberturas para protegerse del alza en el barril de crudo y hoy debe millones de dólares.

Con el cuento de que las aerolíneas no deben ser apoyadas por el Estado (¿qué todavía no se dan cuenta de que el manualito neoliberal sólo sirve para que se haga fuera de los países desarrollados lo que éstos predican pero no hacen?) han dejado a la deriva a las aerolíneas nacionales en beneficio de las extranjeras. Sólo hagan números.

Mientras tanto, los dimes y diretes que ha despertado el caso del espionaje telefónico y que evidencian lo descompuesta que está la administración pública, debieran llevar a reflexiones de un calado mucho mayor. Es claro que para lo funcionarios públicos lo menos importante en todo esto es el proyecto de país. Que no hay políticas de Estado, que no hay rumbo, ni hay altura. Pobre Felipe, está más solo que Lindbergh en el Atlántico.



raviles_2@prodigy.net.mx