Miércoles 16 de Mayo de 2007 / Tiempo de negocios / REFORMA / P.4
Darío Celis comenta en su columna que ayer Andrés Conesa presentó a los sindicatos de pilotos y sobrecargos la propuesta de productividad de Aeroméxico; contrario a lo que se creía, fue rechazada por los gremios que encabezan Denis Lazarus y Francisco Villarreal, respectivamente.
De ASSA no es de extrañar, pero ASPA se creía que había más concenso para tomarla. Al parecer Aeroméxico está solicitando un ahorro mayor al de Mexicana, que comanda Emilio Romano.
Miércoles 16 de Mayo de 2007 / Desde el piso de Remates / ECONOMISTA / P.12
En cuanto a transporte, el titular de la Comisión federal de Competencia Eduardo Pérez Motta, considera que en todas sus modalidades presenta problemas de concentración de mercados, deficiente competencia y altas tarifas.
Considera que un logro de la CFC fue haber obligado a que Aeroméxico y Mexicana de Aviación se vendieran por separado y que al mismo tiempo la SCT autorizara el surgimiento de nuevas aerolíneas porque hoy en todas la rutas donde participan las aerolíneas de bajo costo, hay una mayor competencia, se han reducido las tarifa y se ha incrementado el mercado, ya que muchas personas han comenzado a utilizar el transporte aéreo. (136)
Miércoles 16 de Mayo de 2007 / Nombres, Nombres y... Nombres / REFORMA / P.3
Un par de novedades en lo legal, la primera tiene que ver con aquella controversia que se suscitó en la venta de la Torre de Mexicana por parte de la aerolínea que dirige Emilio Romano, operación que se concretó en febrero del 2006 por 40 millones de dólares con Fibramex, de Máximo Haddad.
GICSA, de Elías y Abraham Cababie, se inconformó porque supuestamente el ganador en una subasta privada no liquidó en los tiempos establecidos.
Esta última había ofrecido 36 millones de dólares. El punto es que demandó la anulación de esa compra-venta.
El resultado en primera instancia le fue desfavorable, pero apeló. La Séptima Sala Civil acaba de ratificar en su contra condenándola además a pagar costas por alrededor de 1.5 millones de dólares. Queda el amparo. (136)
La aviación y los planes gubernamentales
Por: Rosario Avilés Opinión
Miercoles 16 de Mayo de 2007 Hora de publicación: 01:36
Se supone que en unas semanas más estará listo el Plan Nacional de Desarrollo y que en él se perfilarán los lineamientos que seguirá en los siguientes seis años la economía mexicana. Lo cierto es que, como siempre, los planes de desarrollo se hacen al vapor, un poco basados en los anteriores planes y sin ejercicios reales de consenso entre los actores involucrados en las diferentes industrias.
El hecho de que las administraciones emanadas de la alternancia continúen haciendo los mismos ejercicios de futilidad que los gobiernos priistas hicieron famosos no augura nada bueno respecto a los resultados que pueden esperarse de semejante empresa.
Dinero gastado en foros y consultas donde en realidad nadie escucha nada porque todo lo que ahí se dice es repetir hasta el cansancio lo que todos saben: no hay un mañana para los sectores económicos mexicanos, sino una agenda preestablecida que sólo los funcionarios conocen y donde lo de menos es lo que le conviene al país, lo importante es que tengan chamba y presupuesto.
En materia de transporte aéreo, si bien la Secretaría de Comunicaciones y Transportes realizó sus foros, lo cierto es que, al menos en este rubro en lo particular, se requiere algo más que una larga sesión en que se escuche lo que ya es ampliamente conocido: la ausencia de una política de Estado, de largo plazo, donde las acciones de gobierno tengan un sentido y una rectoría que nadie puede ejercer porque el gobierno ha quedado al margen de las decisiones importantes.
Hace varios años, cuando Felipe Calderón era coordinador de la bancada panista en la Cámara de Diputados y Beatriz Paredes de la bancada priista, se planteó un ejercicio serio para establecer una política de largo plazo en el transporte aéreo. Fueron estos dos personajes, además de Martí Batres, a la sazón coordinador de los diputados perredistas, quienes pidieron a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes que hiciera un esfuerzo por establecer una política de este género, específicamente para el transporte aéreo.
En aquella ocasión la SCT se limitó a elaborar un documento tan anodino y general, con fecha de caducidad en el 2006, que no sólo no sirvió para ordenar al sector y fortalecerlo, sino que fue la base del desbarajuste que le siguió en los siguientes años. El resultado de ese plan, solicitado por los diputados (y no olvidemos los personajes de los que estamos hablando), sólo logró mayor discrecionalidad y una ausencia de rumbo cuyas consecuencias todavía no son claras para nadie, pero lo que sí es seguro es que la aviación mexicana ha perdido liderazgo en el mercado internacional, solidez en el mercado doméstico, competitividad a nivel global y visión de futuro.
Al margen de quiénes son los actores implicados en esa debacle, importa el hecho de que un plan semejante, como el que seguramente ahora se plasmará en un documento que tendrá amplia difusión y miles de spots en televisión que costarán fortunas, no logrará corregir el rumbo.
Más bien lo que se espera es continuar con la inercia actual.Con una autoridad sin atribuciones, sin presupuesto y sin conciencia de lo que tiene entre manos, es difícil que desde el poder se corrija el rumbo que nuestra aviación ha seguido en los años recientes.
Sin empresarios que piensen en el largo plazo, unos porque parecen ignorar todo sobre las empresas que les fueron vendidas y otros porque creen que la mano de obra calificada y especializada que a México le ha costado tanto trabajo crear no vale nada ni tiene por qué opinar, es muy difícil que nuestra aviación vuelva a tener peso en un mundo donde lo más valioso es el capital humano (el de todos, no sólo el genio financiero de unos cuantos).
Y mientras ello ocurre, son muchos los cambios que ya se están viviendo en la industria a nivel mundial. El acuerdo de cielos abiertos entre Estados Unidos y la Unión Europea, por ejemplo, no parece darle ninguna idea a nuestros funcionarios federales, más bien siguen pensando en ofrecer una apertura de cielos indiscriminada, al fin que las aerolíneas nacionales no tienen valor a sus ojos.Podrían ahorrarse el gasto del PND.
O bien, podrían hacer un ejercicio verdadero para establecer un acuerdo de sectores para diseñar una política real de largo plazo en la que el Estado tenga un papel verdadero de promoción y cuidado de nuestra infraestructura. Claro, soñar no cuesta nada.
Lo oí en 123.45: Sigue sin arreglo el problema entre Mexicana y sus sobrecargos. Al interior, entre los altos mandos, tampoco las cosas están como para festejar. Tal vez al final sepamos cuál era el propósito real de esa privatización.