¿Quién
compró el avión presidencial?
Para estar en el candelero y
porque es el tema del momento, la pregunta me ha venido a la cabeza y le he
estado dando vueltas y vueltas. Muchos consideran una ocurrencia o una broma la
“super rifa” que el preciso quiere ejecutar, pero ¿cómo llegamos a este punto?,
así que me puse a investigar quiénes fueron los actores involucrados en la
compra de este Boeing Dreamliner 787.
Nadie en la prensa ha tocado
el tema, sólo por encima, mencionando que fue Felipe Calderón quien lo pidió y
compró, pero al final fue Enrique Peña Nieto quien lo usó. Pero quedarnos con
este tema, nos deja en las mismas tinieblas, ajá, un presidente saliente compra
un avión al presidente entrante bajo el entendido de no “morderse” y que viva
la impunidad.
Pero remontémonos al momento
de la compra, así que abróchense sus cinturones y viajemos al año 2012.
Hoy es 25 de julio de 2012 y
la empresa Aeroméxico hace un gran anuncio a los medios de comunicación, firmó
una carta de intención con el fabricante de aviones Boeing para adquirir hasta
100 aviones de nueva tecnología por un valor aproximado de 11 mil millones de
dólares, adquisición que representa la mayor inversión de una aerolínea
nacional en la historia de México.
Obviamente sin importarle las
advertencias lanzadas por la Agencia Federal de Aviación (FAA en sus siglas en
inglés) quien textualmente dijo: "Antes de dejarlos volar de nuevo, los
operadores de Boeing 787 registrados en Estados Unidos deberán demostrar que
las baterías son seguras", y el gobierno de México aseguró que, pese a los
incidentes registrados, por el momento se mantuvo firme en la adquisición del
Boeing 787.
Y se estarán preguntando
¿quiénes fueron los personajes involucrados en esta transacción? Nada más que
José Antonio Meade Kuribreña, quien, en el sexenio de Felipe Calderón, fungiera
como Secretario de Hacienda y Crédito Público y por parte del Poder
Legislativo, la diputada Nuvia Mayorga, del Partido Revolucionario
Institucional (PRI) quien fuera nombrada para manejar la información relativa a
la compra y los costos del futuro avión presidencial, al tiempo que se encargaría
de garantizar la transparencia del proceso.
Además de ser aprobado por
senadores del PAN, PRI y PRD, así como el presidente de la Comisión de
Seguridad Pública, Omar Fayad, el cual afirmó que “es un acierto del presidente
Calderón haber planteado el cambio de avión. Lástima que ya no lo vaya a
disfrutar él ... pero me parece que está perfectamente justificado. Ya tiene
muchos años el actual avión. Además, creo que ni siquiera se compran, se
adquieren en una especie de arrendamiento financiero”. Mucho ojo con esta
declaración del actual gobernador del Estado de Hidalgo.
Por otra parte, fuentes cercanas
a Aeroméxico comentaron que siempre buscaron apoyar al gobierno federal en la
adquisición del nuevo avión, pues obtuvieron un precio más económico a cambio
de firmar su carta intención por la inversión mencionada para adquirir 90
aviones Boeing 737-8 MAX, y diez Dreamliners 787-9 en julio pasado.
Así las cosas y regresando a
la actualidad, más allá de si es un avión invendible, super lujoso, faraónico,
que no sirve para vuelos cortos, sino es para vuelos de mediano y lago alcance,
lo que debería de investigarse es el papel que desempeñó la aerolínea del
Caballero Águila en dicha transacción con la empresa Boeing, y cuales fueron
los beneficios para cada una de ellas, ya sea, plasmadas en el contrato o de
facto.
Hablamos de muchos millones de
pesos y todos provenientes del erario público. Nadie puede decir que es un
sinsentido o una aberración querer saber los detalles contractuales que nos
tienen con un avión que al final, parece, que ni en rifa sale.
Ximena Garmendia
25 de enero 2020